Capítulo 7.

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Las juntadas de los fines de semana se habían convertido en un clásico hacía años atrás para su grupo, desde siempre básicamente, primero como simples juntadas para jugar juegos de mesa o a la play y ya de grandes para tomar mientras charlaban y jodían todos juntos. Lo que lo hacía diferente ahora era que se le habían sumado cinco personas más, como había pasado con Fiore un tiempo atrás por ponerse de novia con Mauro, pero distinto, porque Brisa, Marti, Luli, Germán y Carrera eran un grupo de amigos desde antes, que se conocían y tenían la misma confianza que ellos tenían en su propio grupo de amigos.

Parecían saber todo los unos de los otros. Mientras Spreen los veía charlar riéndose en un rincón del living tomando los tragos que tenían en la mano se preguntaba si sabían el secreto de Carrera, o lo que al menos él creía que lo era. Pero ya no pensaba en eso, había decido seguir como si nada después de ese fin de semana y lo había logrado. Las semanas fueron pasando y ese tema ya no era algo que le interesara, aunque la simple curiosidad cuando lo veía estar tan en confianza con sus amigos apareciera por escasos momentos, el transcurso de los días había logrado que lo dejara atrás y volviera a la normalidad con Carrera.

Al principio se sentía raro haciendo contacto visual cuando compartían alguna conversación y lo esquivaba todo el tiempo, o cuando lo tenía demasiado cerca hasta haciendo algún tipo de contacto. Ya no era así, aunque todavía se sintiera incomodo ante la posibilidad de quedarse a solas con él en cualquier situación, pero eso no era por lo que había visto, sino algo que siempre le había pasado por el simple hecho de no tener la confianza suficiente, haciendo que fuera raro interactuar con él sin que hubiera nadie más alrededor.

– Che, ¿vamos a una joda? – escuchó las voz de Marti de repente interrumpiendo sus pensamientos.

– ¿Eh? – el grito de Angie generó la risa de todos. – Que paja amiga, a dónde querés ir – preguntó ya totalmente acomodada en el sillón del living, con su cabeza descansando sobre las piernas de su novia.

– Un amigo hace una joda tranqui en su casa, es acá cerca – contestó todavía mirando el celular.

– Me copa – dijo Bri, ganándose una mirada de reprobación de parte de Angie desde abajo a la que respondió encogiéndose de hombros.

– Yo estoy con Angie, ya estamos acá traqui es una paja salir – Spreen apoyó a su amiga.

– Uh que amargados – como no, tenía que ser Carrera, quejándose ahora que él lo había dicho pero no cuando su amiga de pelo azul lo había hecho.

Pero Spreen no pensaba responderle nada, con rodar los ojos e ignorarlo había decido hacía un tiempo que era suficiente. Capaz si dejaba de responderle a todo el otro también paraba de intentar hacerlo enojar tan seguido. Era su forma de joder con todos, ya lo sabía, pero al pelinegro no le gustaba ni le parecía gracioso que lo hiciera con él.

– Sí dale chicos vayamos, copense – intervino Nico enseguida, al parecer entusiasmado por la propuesta.

– Estás muy interesado por ir vos me parece eh – lo jodió Luli, sabiendo que había un motivo más allá de la simple joda para que quisiera ir. Ya se habían integrado tanto los grupos que empezaban a saber cosas los integrantes los unos de los otros.

Después de reírse todos poco a poco empezaron a estar de acuerdo con ir, y Spreen deseaba cada vez que alguien iba a decir algo que fuera que tampoco le parecía buena idea, pero contrario a eso todos aceptaron, incluso Angie terminó traicionándolo y abandonándolo en su opinión. Finalmente, no le quedó otra que ceder e ir con todo el resto.

Al menos era realmente cerca de donde estaban como había dicho Marti, y quedaba lo suficientemente cerca de su casa también como para irse en cualquier momento que quisiera, eso siempre era una ventaja fueran a donde fueran.

Lo que sí era una absoluta mentira de lo que les había dicho Marti era que se trataba de una joda tranqui. Si había algo que no era eso era ser tranquilo. Entraron a una casa absolutamente llena de gente, mucha de esa gente parte de la escuela a la que iban, de su curso y de otros, además de gente que el pelinegro no tenía idea de quiénes eran, ni siquiera los tenía de vista.

En poco tiempo se acomodaron en alguna parte del jardín, haciéndose lugar algo apretados entre toda la gente que se encontraba ahí. Y como era de esperar, terminaron pocos en la misma ronda mientras el resto se esparcía por ahí entre la gente, perdiéndose en la multitud.

– ¿Vamos a buscar algo para escabiar amigo? – se acercó a su oído Goncho para que Spreen pudiera escucharlo, levantando el vaso vacío que tenía en la mano después de terminarse lo que se habían servido en cuanto llegaron.

– Dale – se encogió de hombros como respuesta, si era para tomar él siempre estaba.

Con Goncho guiando el camino empezaron a abrirse paso entre la gente, con un poco de dificultad por el poco espacio que había, casi perdiéndose en el camino hasta la cocina a donde estaban las botellas de alcohol y las bebidas con las que mezclarlo y poder prepararse un trago.

Lograron llegar unos minutos después y tuvieron que esperar a que otra gente se sirviera para poder armarse algo ellos. A Spreen ya le estaba dando paja estar ahí, no tenía ganas de ir a esa joda ni pensando que era tranquilo, mucho menos ahora que vio que era igual o peor que estar en un boliche. Se la iba a bancar ahí un rato más sólo por sus amigos y porque ya había ido hasta ahí, en cuanto tuviera la oportunidad iba a decirle a alguno de sus amigos si le hacía la segunda para irse y sino se iría solo. Más temprano que tarde si era posible.

Se colgó pensando en eso mientras esperaban, y se sorprendió cuando su amigo al lado suyo le dio un codazo para que reaccione y avanzara hasta la mesada a prepararse lo que quisiera tomar. No lo pensó mucho y se preparo un vodka, casi puro, con apenas un poco de jugo de naranja para rebajarlo. Ya que estaba ahí como mínimo se iba a poner un poco en pedo para aguantar lo que pudiera y al menos divertirse un poco.

Volviendo al lugar en el que creían recordar estaban sus amigos, se fueron abriendo paso otra vez entre la gente como podían, y se encontraron de repente con ellos en ronda en el camino, todavía algo alejados de donde se encontraban ellos. Cambiaron el rumbo entonces y siguieron avanzando hacia donde vieron que ahora estaban sus amigos, ya a punto de llegar, a sólo una persona de ellos, Spreen se dio vuelta a quejarse con Goncho de la mierda que era esa joda y de que sus amigos se hubieran cambiado de lugar sin avisarles nada. Pero antes de poder hablar, sus ojos se detuvieron un segundo en la imagen que había justo junto a ellos haciéndolo frenar en seco.

Otra vez, una imagen que había visto unas semanas atrás y le había sorprendido. Una imagen que había quedado en su cabeza durante un tiempo, intrigándole tal vez más de lo que hubiera pensado que alguna vez le pasaría ante una situación así.

Miró hacia atrás a donde estaban sus amigos, esperando verlos mirar intrigados o expresando por lo menos algo, pero nadie parecía estar viendo nada, y se giró de nuevo a ver a su amigo antes de mirar de nuevo hacia el castaño que seguía exactamente en la misma situación que un segundo atrás. Los ojos de Goncho se desviaron entonces siguiendo su mirada, dirigiéndose hacia el mismo lugar, hacia la misma persona.

Carrera, otra vez, chapando con un chico frente a sus ojos.

Por un momento Spreen sintió miedo al darse cuenta de que Goncho también lo había visto, de alguna manera sentía que era un secreto que él guardaba y debería ayudar a que Carrera pudiera mantenerlo como hasta entonces. Sin embargo, cuando volvió a desviar su mirada hacia su mejor amigo Goncho no parecía estar sorprendido ni nada por el estilo.

– ¿Por qué no te sorprende? – Spreen le preguntó mirándolo con el ceño fruncido, algo confundido de ver que esa situación no le extrañara.

– ¿Por qué me sorprendería? – respondió también con el ceño fruncido.

– Porque estuvo con una chica la otra vez cuando salimos a bailar, él nos contó eso – le parecía obvio el motivo para sorprenderse.

– Claro, porque es bisexual – dijo tranquilo, así como si nada, como si fuera lo más obvio del mundo, antes de seguir avanzando los escasos pasos que quedaban para acomodarse en la ronda de sus amigos que estaban ahí al lado.

Mientras tanto el pelinegro se quedó ahí parado quieto, recalculando, entre sorprendido y confundido.

¿Todo el mundo lo sabía? ¿Carrera era bisexual entonces? A Spreen nunca se le había cruzado eso por la cabeza.

Kill My Time | Spreen x CarreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora