Momentos vulnerables.

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"Ceder"

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"Ceder".

Tiró de los doseles que escondían la cama de Enzo, sólo para encontrarlo con la vista perdida en el techo y las mejillas sonrojadas. 

—Como muerto, te lo dije —, la voz nerviosa de Blaise detrás ella la hizo rodar los ojos. 

— Sólo es una simple gripe, no sé porque no va a la enfermería... 

Al escucharla pareció cobrar vida, sus ojos viajaron hasta ella, una expresión de horror y tiró de las cobijas para cubrirse. 

—¡Blaise! ¡Te advertí que no la dejaras pasar!—Voz ronca y apenas audible. Sí, definitivamente un resfriado. 

— No seas tonto, Enzo. Tienes que ir a la enfermería, estarás mejor en cuestión de minutos—, empezó a argumentar, sentándose en la cama y tratando de tirar de las cobijas para ver su linda y enferma cara. 

A pesar de lucir bastante enfermo, aun conservaba la fuerza suficiente para impedir que su novia lo viera en tan terrible situación. Resopló frustrada y se giró a ver a Blaise, el chico tan alto e intimidante parecía bastante divertido con su intento fallido. 

—Ve por Madame Pomfrey, ahora. Su semblante serio volvió, antes de asentir y salir corriendo de ahí. 

—Cariño, vete—, ordenó debajo de las cobijas. La chica hizo de oídos sordos, y esperó a que se sofocara o algo por el estilo y saliera de su ridículo escondite.

Madame Pomfrey no pareció muy feliz de ver a la joven en la habitación de los chicos, pero lo dejó pasar en cuanto se centró en Enzo que, muy a pesar de sus esfuerzos había sido sacado de debajo de las cobijas. 

—¡Que se vaaaya!—Se cubrió el rostro con una mano y con otra apunto a la chica. Madame Pomfrey estuvo de acuerdo, y Blaise la acompañó hasta la sala común. 

—¡Maldito malagradecido!—Refunfuñó la chica tirando un ejemplar de "El Profeta" a la chimenea. 

—No te preocupes, en cuanto pueda te dejaré subir. 

—¡Al diablo! ¡Que se busque otra! 

El berrinche le duró poco a la chica, pues esa misma noche cuando Blaise le dijo que podía subir mientras los demas iban a cenar, se apresuró a entrar a la habitación. Los doseles de su cama estaban hacia abajo, tiró de uno, iluminando levemente con su varita. Su corazón encontró tranquilidad al verlo descansando pacíficamente, sus mejillas ya no estaban sonrojadas y su pecho subía y bajaba de manera rítmica. 

—Estúpido y terco, saltamontes—, lo reprendió en un susurro, una sonrisa leve apareció en sus labios. 

—No deberías de hablarle así a los enfermos—, su voz no sonaba tan roca como antes, pero apenas y era audible.

—Y tú no deberías de echar a tu novia de tu habitación cuando sólo trata de ayudarte —, le recriminó, abriéndose paso en la cama, se acostó a un lado de él, manteniendo la luz de su varita entre ambos. Los ojos de Enzo se abrieron lentamente, enfocados sólo en ella, en una mirada apenada. 

Slytherin Boys; React/ One-shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora