Slytherin Boys; React/ One-shots.

Errores en el YKYK.

—Regularmente estar de manera intima con Tom no implicaba errores, pero nunca podían salvarse del todo.

—Como aquella vez durante el descanso por las fiestas navideñas y de fin de año en la que no pudieron verse hasta regresar a Hogwarts.

—Desesperado era quedarse corto con cómo se sentía Tom, y aun así, su orgullo lo mantuvo a raya durante el día.

—"Hola, muñeca", fue su saludo contenido.

—Sus ojos claros ya te habían devorado desde que habías entrado al Gran Comedor.

—"Riddle", canturreaste su apellido, un beso ligero en su mejilla que terminó en sus labios.

—Sus manos subieron a tus mejillas, donde hizo presión para que no te separaras de él, pero lo terminaste haciendo cuando sentiste su lengua entrar a tu boca.

—"Ey, ey", tus mejillas en rojo vivo, miraste disimuladamente a tu alrededor, deseando que nadie se hubiese percatado de aquella intensidad. "Pensé que no te gustaban las muestras de afecto intensas en público".

—Tom parecía realmente ofendido, aunque ciertamente, había un aire de vergüenza en su semblante.

—Resopló.

—"Me dejé llevar", se excusó girando su atención de nuevo a su desayuno, tú alzaste una ceja incrédula. "Tendré un día ocupado, nos vemos en la noche en mi habitación".

—Fiel a su palabra, Tom estuvo ocupado durante todo el día, al llegar a su habitación ni siquiera habías terminado de abrir la puerta cuando una mano tomó la tuya y te jaló al interior de manera brusca.

—La habitación estaba iluminada con un par de velas que alumbraban lo suficiente para que vieras que se trataba de Tom.

—Besos asfixiantes y ardientes por todo tu rostro, que fueron descendiendo, acompañados con gemidos bajos y gruñidos.

—La yema de sus dedos se encajaban contra tu piel de manera tortuosa.

—Tom te besó por completo, restregándose cada tanto contra ti.

—Tan desesperados y calientes.

—"Riddle... por favor", lloriqueaste cuando empezó a jugar con sus dedos en tu parte intima.

—En otra ocasión te hubiera hecho rogar más, pero él se sentía igual de necesitado.

—Se sacó el resto de su ropa, te acomodó contra el colchón, una de sus manos sosteniendo tu muslo derecho para mantenerte tan abierta ante él, su otra mano sosteniéndose de tu clavícula.