Inmortal Gamer Kuroinu

Capítulo 8 - Deber

Celestine POV

La alto elfo estaba recostada en su cama con la mirada clavada al techo de piedra... Su mirada expresaba desaliento y su largo suspiro solo confirmó su estado decaído... 

"¿En donde te encuentras...?" -preguntó en sus adentros mientras cerraba los ojos-. 

Celestine se preguntaba varias veces si alguna vez llegaría a conocer al hombre que vio en sus sueños... Aquel poder tan descomunal... Esa presencia tan imponente... La ansiedad que se formaba en su corazón era la situación de la guerra pero también había otro factor que mantenía para si misma... Esta se tomo un momento para meditar sobre si misma, podrá ostentar el puesto más importante de la capital y ser la autoridad máxima, tener una gran multitud de feligreses bajo sus ordenes y prácticamente todo el mundo la apoyaba... Pero en su corazón nada de eso la hacía verdaderamente feliz puesto que la verdad... Era que ella se sentía sola... Puede parecer algo contradictorio que alguien como ella sienta eso dada todas sus bendiciones pero a sus ojos ella no se merecía nada de eso, ya que nunca lo quiso en primer lugar... Celestine tuvo una infancia como cualquier elfo hace muchos años atrás, pero todo cambió un fatídico día donde los humanos y los elfos tuvieron una de sus tantas escaramuzas donde terminó separándose de su familia y de su mejor amiga Olga Discordia... 

Sola y desamparada a su suerte, Celestine hizo lo mejor que pudo para sobrevivir pero siendo victima del cansancio y el hambre cayó rendida en un camino donde terminó encontrándose con un carruaje de la iglesia. Los miembros de la congregación se bajaron para comprobar su estado pero al verla estos se quedaron completamente atónitos y lo último que escucho la elfo antes de perder al conciencia fue: Mi Diosa. Cuando despertó esta se encontraba en la Santa Sede de la Capital, donde tuvo un trato digno de la realiza, cosa que confundió a Celestine ya que supuestamente estaba en territorio enemigo pero entonces la vio y todas sus dudas quedaron claras... En el medio del patio se encontraba una estatua de la primera diosa de Eostia... Y ella era la viva imagen de esta deidad...

Cuentan las leyendas que la Diosa Laurentia es la gran protectora de la humanidad, antes de fallecer afirmó a sus seguidores que algún día reencarnaría una vez más cuando el mundo se encontrara en peligro y necesitase de sus poderes para salvarlo... Al principio Celestine no creyó tales cuentos pero el tiempo le revelaría de una manera bastante cruel, un día llegó a sus oídos que las razas de semi humanos estaban atacando a los humanos y quien los lideraba no era nada más que su antigua mejor amiga Olga Discordia, algo que lastimó a la alto elfo ya que no comprendía el porque de sus acciones, se supone que ambas lucharían por la paz del mundo y no lo contraría... Y fue entonces que Celestine tuvo que tomar una difícil decisión... ¿Asumiría su rol como diosa reencarnada y apoyaría a la humanidad que le había salvado la vida...? ¿O le daría la espalda a estos y se uniría a la rebelión de Olga quien no pararía hasta exterminar hasta el último ser humano del planeta...?

Y con el corazón destrozado, la alto elfo hizo su elección... Nadie olvidará aquella vez que decidió revelarse ante el mundo, usando su poder para no solo salvarle la vida a varios soldados sino que gracias a esto pudieron conseguir la primera victoria contra los semi humanos... Pero esto no era una victoria para Celestine quien con mucho pesar observó devastada la mirada de quien alguna vez fue su amiga rebosar de rabia y traición por lo que había hecho... Y así es como dio inició a los 600 años de guerra de Eostia hasta la actualidad... La rubia pensaba que con la ayuda de este joven desconocido no solamente podrían darle fin a esta guerra sino que si lo encontraba y hablaba con el, tal vez y solo tal vez podría estar con alguien quien podría comprender su situación... Después de todo, ese hombre tenía el poder de un dios al igual que ella, era lógico pensar que al ser de la misma estirpe se entenderían mejor que nadie al ser las únicas divinidades en el plano terrenal...