Capítulo 2: Cena familiar

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Ya ha pasado una semana desde que inició aquella travesía a través de aquel sueño; sin embargo, no se había vuelto a repetir hasta que, de nuevo los niños y adolescentes se están divirtiendo en el lago; mientras que, Aemond y Lucerys se quedaron en el césped hablando del libro que estaban leyendo, junto con las enseñanzas de su abuelo. El clima era cálido, el atardecer estaba casi iniciando y la brisa fresca solo provocó que ambos niños cayeran dormidos al lado de otro, dejando el libro abierto. 

Para Aemond es impresionante volver a esta realidad, casi pierde el equilibrio, pues lo último que recordaba es estar cerrando los ojos mientras Lucerys leía en voz alta y oía a su hermano mayor gritar algo mientras reía; sin embargo, ahora estaba de pie con una pesada espada en la mano y un hombre con un imponente traje de combate medieval al frente. Mira rápidamente a su alrededor, algunas personas observando la lucha, otros que parecían simplemente sirvientes o entrenadores, con rapidez encontró a su hermano mayor luchando con otro hombre de manera muy violenta. 

- No se desconcentre, príncipe Aemond. - Le indica Ser Criston, volviendo a la posición de lucha y acercándose para iniciar el combate. - No obstante, se queda atónito al ver al joven príncipe soltar el arma con algo de miedo y voltear de inmediato al oír pasos detrás suyo.

Los Velaryon habían llegado. 

Lucerys tambaleó cuando despertó y lo primero que observó fue una versión muy parecida de su hermano en un traje oscuro y de época, se veía impresionante y al ver su propia vestimenta, de dio cuenta de que estaba más alto y grande. Fue genial, le siguió el paso hasta entrar a un campo de entrenamiento, ignoraba las palabras de su hermano Jacaerys para centrarse en Aemond, el cual se veía mucho más grande y maduro, el traje que tenía le hacía ver rudo y sonrió al verlo. Para el niño de doce años, estos sueños solo se estaban volviendo cada vez más divertidos. 

- ¡Lucerys! - Grita Aemond emocionado, su primo/amigo se ve más grande y por la mirada que el contrario tiene, ambos deben tener la apariencia de mayores. Va hacia él para poder hablar de nuevo sobre este sueño.

Sin embargo, se ven interrumpidos por Aegon, el cual se acerca hacia los tres lleno de sudor y con una sonrisa prepotente. Aemond y Lucerys se aterrorizan un poco ante aquella visión de Aegon; puesto que se ve terrible, mucho más envejecido y molesto, junto a un olor amargo que hizo que Aemond se aparte un poco de él. 

- Al parecer ya están aquí nuestros queridos sobrinos. - Dice con una voz altanera. - ¿Qué hacen aquí? Pensé que siempre estaban detrás de las faldas de su madre.

- Un gusto verlo, tío Aegon. - Responde Jacaerys entre dientes, su mirada demostraba lo molesto que estaba con su familiar. - ¿Debería pedir más vino para aliviar su terrible humor? 

El joven de cabellos blancos se acerca para susurrar cerca de su sobrino - Tal vez una pelea con un bastardo Strong ayude más ¿Quién de los dos se anima? 

- Aegon . - Recrimina su hermano, recibiendo solo una risa por parte de este.

- Al parecer te estás tomando muy enserio los consejos de nuestra madre, hermano. - Dice Aegon, después con una mano empuja en el pecho a Jacaerys como una insinuación para dar inicio a una lucha de espadas. 

Lucerys nota la tensión e intenta sostener el brazo de su hermano, pero el castaño no le hace caso en absoluto. 

- Jace, no hagas esto.   Le dice, sin lograr nada.

Ambos jóvenes ya han tomado sus espadas, siendo observados por distintos guardias y otros presentes. Cuando planea volver a gritarle a su hermano que no se meta en peligros, Aemond le cubre la boca y se lo lleva dentro del castillo, una vez allí, el castaño está preocupado, pero el albino le gana al hablar cuando le dice. - Si sigues interfiriendo, vas a ser tú el que luche y estoy seguro de que ninguno de los dos sabe cómo manejar una espada. Mi padre me metió a clases de esgrima el año pasado y fui terrible. 

Sueños Compartidos - LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora