Capítulo 6: La última fogata

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Para nadie, excepto los niños más pequeños, pasó desapercibido lo juntos que ahora estaban Aegon y Jace, Luke volteó a ver a sus padres y parecían algo agotados, su tío Baelon trae café y le da una taza a su padre Daemon. Cuando es momento del almuerzo, la mesa se siente mucho más ruidosa que de costumbre; sin embargo, eso es algo que le agrada a Viserys al saber que ha logrado unir a su familia, así que, él continúa sonriendo mientras puede ver a su adorable nieta menor en brazos de su hija. 

Aemond está sentado al lado de Luke, pensando en que si han logrado todo lo que se supone que debían hacer en sus sueños, entonces ya no los tendrían más, en parte lo entristecía, pero a la vez, era como haber terminado un juego desbloqueando el final bueno. Mira a su primo castaño y este le devuelve la mirada de inmediato, sin tener que decirse nada, simplemente chocan los puños por debajo de la mesa, pensando en que continuarían con sus vidas como niños de doce años. 

Baelon recordó después del almuerzo que en el patio principal existía una fogata artificial, algo con lo que también le llegaron viejos recuerdos de su infancia junto a Nyra y a su madre, en aquella enorme casa que ahora le parecía que apenas cabían todos. Se alegró cuando sus hijos y sobrinos apoyaron su idea de hacer una fogata durante la tarde, se dio a la tarea de ver como era que funcionaba aquella cosa, tuvo que llamar a su hermana mayor para ver si ella lo recordaba.

Ambos se demoraron al menos dos horas en lograr iniciar el fuego, entre aquello, también se tomaron el tiempo para conversar sobre cosas que quedaron inconclusas en el pasado. 

Alicent y Daemon se encargaron de cuidar de Viserys a solas, tuvo una recaída que no quisieron comentarle ni a Rhaenyra ni a Baelon. 

Los adolescentes se dieron a la tarea de distraer a sus hermanos menores, fue Rhaena quien tuvo la idea de jugar a las escondidas y fue Daeron el elegido para buscarlos. Mientras el niño contaba hasta veinte, Luke tomó la mano de Aemond y corrieron de inmediato, al parecer el castaño conocía un buen lugar porque llegaron hasta la biblioteca para esconderse al costado de un gran estante de libros. Ambos calmaron sus respiraciones y se sentaron en el suelo alfombrado, riendo cómplices pensando en que nadie los atraparía y ganarían. Se tensaron cuando oyeron las puertas abrirse y pasos hicieron eco en las paredes, pero ambos dudaban al escucharse demasiado pesados para tratarse del pequeño Daeron o de una sola persona, al asomar la mirada por la esquina del estante, vieron a sus hermanos mayores abrazados, para después empezar a besarse. 

Tanto Luke como Aemond quedaron en blanco, sin entender cómo es que ellos dos estaban saliendo o porqué se metieron a esconderse al mismo lugar que ellos. Sin embargo, Aemond realmente se sentía mas molesto porque se estaban escondiendo en el lugar que había escogido Luke. - Váyanse de aquí, nosotros ya estamos en la biblioteca. 

Jace jadea de sorpresa, notando aquellas dos cabezas que salen desde la esquina de un estante, solo puede reírse en el hombro de Aegon al percatarse que Luke y Aemond les han visto. Aegon se carcajea bastante al escuchar la voz de queja de su hermanito. - Nos vamos, no te enojes Aemond. Los dejamos solos.

Acceden a salir pacíficamente de la biblioteca, pero en el mismo pasillo se encuentran los adolescentes con Daeron que corría agitado, el cual había gritado que los atrapó. Por la mente maliciosa de Aegon, solo pasó sonreírle a su hermanito menor y pedirle que se acercara para contarle un secreto. - Hay dos en la biblioteca, encuéntralos. - Le susurra. Claro que se gana un empujón divertido por parte de Jace, que solo niega con la cabeza mientras le sonríe. Aegon siempre disfruta de hacer reír a Jace. 

A pesar de que ambos niños intentaron mantenerse en completo silencio al oír a Daeron ingresar apresurado a su escondite, el niño los encontró y tuvieron que irse a la sala de la gran casa, donde se encontraban prácticamente todos, menos Helaena. Por más que el pequeño niño intentó buscar a su hermana mayor, incluso llegó a preguntarle a sus padres y tíos, nadie tenía idea de dónde se encontraba. Cuando ya estaba bastante frustrado, decidió rendirse y declarar a su hermana como la ganadora. Luego de veinte minutos de búsqueda, porque realmente no la encontraban, resultó que ella estaba hablando con su abuelo Viserys en la terraza de su habitación. Daeron solo pudo suspirar rendido, fue Joffrey quién lo animó diciéndole que harían una competencia entre ellos dos, sobre quién podía comer más bombones. 

Sueños Compartidos - LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora