𝐄𝐕𝐄𝐑𝐘𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆 𝐈𝐒 𝐒𝐀𝐓𝐎𝐑𝐔 𝐆𝐎𝐉𝐎 [𝐒𝐚𝐭𝐨𝐒𝐮𝐠𝐮]

CAPÍTULO VIII

-(Esto tiene que ser una broma) _ pensaba el ojidorado al ver como el albino se despojaba de su ropa superior

-(Tu puedes Satoru...) _ El ojiazul se mentalizaba para lo que estaba a punto de hacer.

Sin más tiempo que perder el albino sujeto al contrario de los tobillos y lo jaló para tenerlo más cerca

_ Quitátelo _ ordenó al azabache despojarse de su prenda inferior

-Satoru... _ Para el ojidorado era extraño pero lo demandante en la voz del chico lo hizo obedecer, así que lentamente comenzó a quitarse la ropa mientras miraba como el ojiazul también se quitaba una a una las prendas

-... _ Satoru sabia que las palabras no eran lo suyo en esos momentos, así que se acercó al chico separando sus piernas para colocarse en medio de ellas.
Sujeto el mentón del azabache para hacer que volteara a su dirección y de tal manera poder plantar en sus labios un tierno beso.

Al estar en tal posición Suguru podía sentir perfectamente como las pieles desnudas de sus torsos se rozaban, como el miembro palpitante del contrario presionaba en su entrada.
Era estremecedor poder sentirlo a través de la tela de su ropa interior

-S-satoru... _ apenas podía pronunciar el nombre del chico ya que la vergüenza y el miedo lo consumían.
La habitación era tenuemente alumbrada por las luces de afuera, aunque la iluminación era baja, fue perfecta para que Satoru Gojo pudiese apreciar el sonrojo que teñía las mejillas del contrario, así como los pequeños mechones de cabello que cubrían su rostro.

-¿Qué pasa? _ En el fondo el albino estaba preocupado por haber sido tan precipitado. No tenía idea de en qué momento se había dejado llevar hasta tal punto, pero si se detenía a pensarlo; El hecho de llevar un vínculo como ese con Suguru podría evitar que el chico de azabache cabellera pensara de nuevo en desertar. La idea era tan buena en su mente, que de nuevo sus acciones comenzaron a hablar por el mismo.

Llevo sus manos hacia el elástico del bóxer del contrario y comenzó a bajarlo lentamente hasta haberlo retirado por completo, en seguida hizo lo mismo con su propia prenda. Una vez sus intimidades estuvieron expuestas acercó su miembro erecto a la entrada del chico.

-¡Satoru! _ el llamado del ojidorado hizo que el albino se sorprendiera

-Perdona...y-yo... _ El ojiazul estaba dispuesto a entender y detener su plan en ese momento hasta que el azabache llevo sus manos hacia el rostro del albino

-Es mi primera vez... _ esas palabras tomaron desprevenido al ojiazul.

-L-la mía también...

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