Little secret [+18] [Fem! Reader]

Capítulo 9

"Mirando tus ojos comprendí que son el lugar más seguro que conozco."

La respuesta de Kazuha me llegó a la mañana siguiente. Caray, sí que es rápida la correspondencia en Inazuma. Junto con Yoshio, leí la carta que nos había enviado, y descubrimos con emoción que a partir de la semana siguiente podríamos ir a verle, ya que, por varios motivos, él probablemente no volvería a poner un pie en Inazuma, y ese motivo era el decreto impuesto por la Shogun Raiden contra las visiones, que consistía en confiscar toda visión que no fuera permitida.

Debido a ello, le pedí a mi amiga Kujou Sara un permiso para ir a visitar al albino durante toda una semana, y, una vez lo tuve permitido, fui a decírselo a Heizou.

― ¿Cómo? ¿Una semana entera?― El chico abrió grande los ojos en cuanto me escuchó decir eso, luego, hizo puchero― Ésto va a estar aburrido sin ti.

Fruncí el ceño, no sabía a qué clase de juego estaba jugando el detective conmigo: a veces parecía que me quería, pero otras veces ocurría todo lo contrario y mi impresión era que le caía terriblemente mal. No lo entendía, me tenía confundida...

― Lo siento novato, vas a tener que encontrar a otra a la que sacar de sus casillas― Respondí tratando de aparentar que me daba igual, aunque en el fondo mis propias palabras me dolieron... No me estaba poniendo celosa de lo que únicamente era una idea que yo había pensado, ¿verdad?

― Pff― El chico rodó los ojos en disgusto―, no lo creas, aquí son todas demasiado aburridas, ninguna se molesta igual que tú. Y ninguna hace esos berrinches que tú haces― Añadió con burla.

― Ya me estaba comenzando a extrañar que no te metieras conmigo.

― Mujer, tengo que aprovechar antes de que desaparezcas durante tanto tiempo... Siete días...― Luego, se llevó el dorso de la mano a la frente y comenzó a hacer drama― ¿Qué haré durante tanto tiempo sin mi principal fuente de diversión?

― Ay ya, cállate― Bufé y me crucé de brazos. El chico a veces conseguía ser molesto. Y cuando decía eso me refería a ser más pesado de lo habitual.

Eso ocurrió el martes, y el miércoles tomé mis cosas para el viaje y las de mi hijo, para después embarcarme con Yoshio y llegar a Liyue. Kazuha nos estaba esperando en el puerto tranquilamente. En cuanto bajamos del barco, se acercó a nosotros, me saludó antes de que Yoshio se lanzase sobre él como una urraca sobre el oro.

― ¡Tío Kazuha!― Lloriqueó el niño pegándose al albino con brazos y piernas como si su vida dependiese de ello.

― Ey Yoshio-chan, ¿qué tal?― El samurái sonrió con ternura y le devolvió el abrazo antes de conseguir quitárselo de encima.

Yoshio dejó de abrazar a mi mejor amigo, mas se quedó rondando a su alrededor. Después, el mayor de los tres se acercó a mí para saludarme en condiciones, y eso significaba darme un fuerte abrazo. Después de estar tanto tiempo sin oler su aroma y sin abrazarle, me sentí nuevamente como en casa al hacerlo.