Capítulo III

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Ya habían pasado tres días desde que llegó a este lugar y todavía no se acostumbraba a esto de ser un príncipe, tampoco de poder ver a sus padres todos los días.

Hoy era el día en que tenía que partir a la misión, durante los últimos días se dió cuenta de que todos los que conocía no recuerdan nada del mundo ninja, lo cual le era extraño ya que no podía hablar con nadie de ese tema.

Otro problema era el hecho de que todavía no podía controlar el aura, no importaba cuánto lo intentase la única forma en la que podía controlarla era solo bloqueando los ataques en vez de atacar, lo cual lo frustraba un poco, pero eso no le iba a funcionar por siempre.

- Su Alteza, vamos a descansar en éste lugar así que en lo que preparamos las tiendas de campaña, por favor espere aquí- le aviso su sirviente

Y otra cosa era eso, que le hablarán con demasiada formalidad, lo ponía incómodo.

Después de una tensa espera, el silencio dentro del carruaje permaneció intacto, ninguna voz lo llamaba. Con una sensación de inquietud carcomiéndole las entrañas, decidió aventurarse solo por el camino.

Mientras bajaba del carruaje, sus botas se hundían ligeramente en la tierra blanda, sus ojos vieron algo alarmante: manchas oscuras manchaban el suelo cercano, marcadas contra el verde fondo lo examinó más de cerca, el olor cobrizo de la sangre flotando en el aire. Trazó los contornos de las manchas con sus dedos, mientras su mente corría con sombrías posibilidades. En ese momento, no pudo evitar el pensamiento de que tal vez uno de sus propios soldados había encontrado un destino trágico en este mismo camino.

Decidió seguir las manchas, pero al llegar hacia el lugar donde estaban sus soldados se sorprendió ver como unas criaturas verdes los atacaban.

Al ver eso quiso intervenir pero escuchó unos gruñidos detrás de él y al voltear se dió cuenta de que eran las mismas criaturas verdes así que sacando su espada y activando inconscientemente el aura los atacó.

Cuando el primer golpe aterrizó, su impacto resonó a través de él, provocando que sus nervios ardieran con adrenalina. En un frenesí de movimiento, blandió su espada una y otra vez, cada golpe encontraba su objetivo con precisión mortal. Antes de que se diera cuenta, el ataque había terminado, las criaturas yacían vencidas a sus pies.

Con una oleada de urgencia, corrió en ayuda de sus compañeros, sus movimientos rápidos y decisivos. Con un movimiento fluido, eliminó a los enemigos restantes, su espada cortando el aire con gracia letal. Sin embargo, cuando el enemigo final cayó, una ola de vértigo lo invadió, haciendo que el mundo girara.

Se tambaleó hacia atrás, luchando por recuperar el equilibrio mientras el suelo parecía balancearse debajo de él. Las consecuencias de la batalla pesaban mucho sobre él, sus extremidades pesaban por la fatiga y su mente se tambaleaba por el ataque.

- Están bi.. en- Con sus palabras flotando en el aire. Como si fuera en cámara lenta, se desplomó y su cuerpo cayó en los brazos que esperaban de uno de sus leales soldados. El soldado lo atrapó con un gruñido de esfuerzo, sus brazos temblaban bajo el repentino peso.

Su fuerza se desvaneció como las brasas agonizantes de un fuego que alguna vez ardió. En la neblina de la conciencia que se le escapaba de las manos, se sintió sucumbir a la oscuridad.

Con un suave suspiro, se rindió al abrazo envolvente de la inconsciencia, su mente flotando en las profundidades del olvido.
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Horas más tarde, para su suerte, Naruto había acabado con todos los enemigos de la zona así que pudieron instalarse sin más problemas.
El rubio en ese momento se encontraba despertandose sin saber que le había pasado.

- Su Alteza ¿Se encuentra bien?- preguntó su mayordomo preocupado

- Si, ¿Que me pasó?- respondió un adormilado rubio

- Se desmayó debido a que usó demasiada aura, Su Alteza- respondió con un dejé de molestia

¡¿Eso podía pasar?! ¿Por qué nadie se lo dijo?- pensó alterado

- ¿Todos están bien?

- Si, todo gracias a usted.

- Me alegro- dijo brindándole a su mayordomo una radiante sonrisa

- Su Alteza, partimos en una hora- le informo uno de los soldados entrando a su tienda de campaña.

- De acuerdo- dijo el rubio

Y así siguieron con cuidado su camino hacia Iwagakure.

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Al fin habían llegado al lugar que, según la información dada, era un pueblo de pocos habitantes a las afueras de Iwagakure.

- Y... ¿Qué hacemos ahora?- preguntó Naruto.

- Buscar donde se encuentran, su alteza- le respondió su mayordomo.

Decidiéndo que preguntar a los habitantes, que según él, era la mejor opción se dirigió hacia una señora que llevaba a su hijo de la mano.

- Disculpa, de casualidad ¿no has visto a estás personas?- dijo intentando ser lo más cordial posible, mostrando un retrato de las personas en cuestión.

- No, disculpe joven.

Y así fueron todas las veces que preguntó.

Éstos tipos si que saben hacer que no los reconozcan, deberás- pensó.

En ese momento, una figura envuelta en una túnica negra con capucha pasó junto a él, con movimientos fluidos como sombras. La presencia de la misteriosa figura fue tan sorprendente que lo obligó a girar la cabeza y seguir su camino.

El hombre se movió con determinación, su silueta oscura atravesó la multitud sin esfuerzo. Impulsado por una curiosidad instintiva, comenzó a seguirlos, manteniendo una cuidadosa distancia para evitar ser detectado. Recorrieron las bulliciosas calles, la figura encapuchada nunca miró hacia atrás.

Finalmente, la persecución los llevó a un bar poco iluminado escondido en un callejón estrecho. La figura encapuchada se detuvo brevemente en la entrada, lanzando una mirada rápida y furtiva a su alrededor antes de entrar.

Dudando sólo por un momento, lo siguió, abrió la puerta y entró en el oscuro interior justo cuando se cerraba detrás del enigmático extraño.

¿Donde está?- se preguntó al entrar frustrado de no verlo.

Y lo encontró, sentado en una mesa junto a otra persona encapuchada que le hacía recordar a Sasuke por alguna razón.

Sigilosamente tomó asiento en una mesa cercana, colocándose lo suficientemente cerca para escuchar su conversación sin llamar la atención. Su corazón latía con anticipación mientras se esforzaba por captar sus palabras. Justo cuando los primeros murmullos llegaron a sus oídos, una camarera apareció a su lado, su comportamiento alegre interrumpió su concentración.

- ¿Puedo traerte algo de beber?- preguntó, sosteniendo una libreta lista.

Tomado por sorpresa, rápidamente tomó el menú y sus ojos recorrieron las opciones sin verlas realmente. Las vibrantes descripciones de cócteles y aperitivos le confundieron mientras intentaba mantener su atención en la conversación que mantenían los encapuchados. Después de unos momentos de fingida deliberación, se apresuró a pedir una bebida, con la esperanza de desviar la atención de la camarera.

Con la camarera retirándose para hacer su pedido, volvió a concentrarse en la mesa cercana. Las voces, ahora más claras, traspasaron el ruido ambiental del bar, y finalmente pudo escuchar la conversación que tanto había estado ansioso por descubrir.

- Necesito información sobre las reliquias- dijo la voz encapuchada.

- Esa no fue la información que el duque te pidió, ¿verdad Sasuke?- le respondió el encapuchado.

¿Sasuke? Podría ser que...

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 Susurros a través de ReinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora