Capítulo I

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- ... za.

- ... Alteza- una voz insistente lo seguía llamando.

- Su Alteza- y tras ese último llamado unos brillantes ojos azules se abrieron.

- Su Alteza, su té matutino- dijo un joven de cabellos castaños dándole una taza de té mientras que el se levantaba.

- eh, gracias- respondió un chico rubio muy desconcertado por la persona que le había brindado el té.

¿Donde estoy? ¿Quien es éste viejo?- se preguntaba mientras tomaba la taza de té.

Tras beberse el té, su mayordomo le comentaba su itinerario del día de hoy, que empezaba con desayunar con el rey y la reina y proseguía con asistir a sus clases diarias como príncipe heredero.

Todo esto tenía muy confundido al rubio que se preguntaba constantemente donde se encontraba y el por qué se referían a él como su alteza o príncipe.

Otra cosa que lo tenía confundido era el hecho de que no podía comunicarse con su nuevo amigo, Kurama.

- Su Alteza, su baño está listo- le aviso el mayordomo.

Tras dirigirse en dirección al baño se topó con un espejo y se dió cuenta de que todo a excepción de sus característicos bigotes era igual, le pareció extraño así que intento ver su sello pero no consiguió ver nada.

Sintiéndose seguro en el baño intentó hacer el jutsu clones de sombra pero no pudo era como si su cuerpo no tuviera chakra. Pero eso era imposible ¿Verdad?

Después de disfrutar de un refrescante baño, se vistió con prendas que le parecían extrañas, cuyas texturas y estilos no se parecían a nada que hubiera usado jamás. La ropa, con bordados intrincados y patrones inusuales, se pegaba a su piel de una manera desconocida pero no desagradable.

Una vez vestido, lo escoltaron afuera, donde sus ojos se abrieron ante la vista que tenía ante él. Esperando al pie de la gran escalera había un carruaje.

Estaba adornado con detalles dorados. Cortinas de terciopelo enmarcaban las ventanas y linternas ornamentadas que colgaban de cada esquina, proyectando un brillo suave y acogedor. Las ruedas, más grandes que todas las que había visto, estaban adornadas. El carruaje era un símbolo de extravagancia, superando con creces cualquier medio de transporte que jamás hubiera imaginado.

- En cuanto tiempo llegamos- le preguntó al mayordomo ya dentro del carruaje.

- En 15 minutos deberíamos estar llegando al palacio principal, usted más que nadie debería saberlo, su Alteza.

- Eh si, claro que lo sabía solo era para saber si tú también sabías...

Según recuerdo, yo me encontraba peleando contra Kaguya junto a Sasuke, Sakura y Kakashi-sensei después apareció una luz y desperté aquí. ¿Será éste una especie de genjutsu?- tras ese pensamiento intentó deshacer el supuesto genjutsu, consiguiendo una mirada desconcertada de parte del mayordomo.

Ya habiendo llegado al palacio principal fue guiado al comedor encontrándose a sus padres que aunque sabía que en éste lugar tenía a sus padres nunca espero que se vieran idénticos a los suyos.

- Bu..Buenos días- dijo con la voz entrecortada, después de todo aún le dolía verlos.

- Buenos días, cariño- respondió su madre- ¿Pasó algo?- preguntó al ver el rostro, que mostraba se mostraba afligido, de su hijo.

- No, estoy bien solo tuve una pesadilla- intentó sonreír lo más natural posible.

- Siéntate tenemos que hablar- mencionó interrumpiéndo la conversación, su padre.

Tras escuchar eso decidió sentarse al lado de su padre. Se sentía raro ver a su padre ahí ya que hace unas horas se encontraban luchando juntos en la guerra.

- Hijo, hay una misión que requiere de tu presencia..- anunció su padre

Así que aquí también existen las misiones.

- Se trata de una organización llamada Akatsuki, le dí a tu mayordomo los detalles de la misión- siguió comentando- Tienes 3 días para prepararte.

Akatsuki... No esperaba encontrarnos aquí también...- se quedó pensando en eso durante un tiempo antes de responder.

- Entendido... papá.

Después de conversar un rato con sus "padres" Naruto se dedicó a comer teniendo algo en claro, tenía que destruir esa organización antes de que pase lo que pasó en la guerra ninja, no quería que esté lugar sufriera lo mismo.

Se despidió de sus padres para después proseguir con lo siguiente en su itinerario, que era asistir a sus clases como príncipe heredero.

No entiendo nada- pensó un confundido rubio apenas habiendo acabado su primera clases.

Si, al parecer este iba a ser un día muy largo.

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Al fin había llegado el momento que tanto le daba curiosidad la clase de esgrima ya que según entendió en el lugar donde se encuentra existen dos energías: El aura que tienen estos supuestos espadachínes y la magia que la tenían unas personas llamadas magos.

Al parecer el tenía aura ya que sus padres son espadachínes. Y en esta clase le iban a enseñar cómo usar el aura y la esgrima, el único problema era que se suponía que él ya sabía como usarla.

- El siguiente combate es: Su alteza, el príncipe Naruto contra Shikamaru Nara- dijo su instructor.

¡¿Shikamaru?! ¿Será que el también sabe sobre el mundo ninja?- se preguntó.

Al estar dentro del área de combate intentó imitar la pose que mostraba Shikamaru sintiéndose incómodo al sostener una espada.

- ¡Comienzen!

Para sorpresa de Naruto, Shikamaru fue el primero en atacar teniendo éste que bloquear el ataque. Tras cruzar sus espadas Naruto dio un paso hacia atrás alejándose de su oponente para después dar un paso hacia delante y contraatacar sintiendo una energía rojiza recorrer su espada.

- ¡Alto!- dijo el instructor parando la pelea- Su alteza con todo respeto, usted sabe que en las prácticas no se utiliza el aura ya que es muy peligrosa.

Tras escuchar esas palabras volteó a ver el lugar donde había estado Shikamaru dándose cuenta de que había roto la espalda de su oponente y no solo eso sino que le había causado algunos rasguños a éste con solo activar el aura.

- No volverá a suceder, lo prometo- dijo lamentando el suceso.

- De acuerdo, su alteza.

Y después de esta conversación volvieron a practicar esta vez con Naruto concentrándose en solo bloquear los ataques para así no activar su aura.

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 Susurros a través de ReinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora