7. Montjuic

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- ¿Vienes a la fiesta, Bellingham?- preguntó Vinicius, apoyado en la puerta del vestuario con una sonrisa enorme.

-Obvio hermano, ahí estaré- dijo el inglés, volteando a verle y guiñándole un ojo.

- ¡No tardes mucho!- exclamó Rodrygo  mientras salían de allí, probablemente dirección al hotel para así cambiarse y prepararse para celebrar la victoria de hoy del Real Madrid.

Negó con la cabeza mientras su sonrisa se ampliaba, acabando de recoger las cosas y guardándolas en su bolsa.

Se mordió el labio, recordando el partido. Probablemente era el juego más especial que había tenido en su corta carrera, y el hecho de haber ganado y encima con un doblete suyo remontando le hacía aún más especial. Así, en caliente y habiendo pasado solo una hora, podía decir que este era el mejor día de su carrera.

Colgó su bolsa en el hombro, y aún sin borrar su sonrisa, salió del vestuario. Miró a su izquierda y a su derecha, notando como todo estaba a oscuras con la excepción de que la entrada al túnel estaba iluminada por el atardecer. Probablemente era el único jugador que quedaba en el campo, tanto de su equipo como del rival, así que la idea de salir para ver como era todo sin gente cobró fuerza en su mente.

Total, nadie se iba a enterar, ¿no?

Decidió ir un rato, pasar unos minutos con sus pensamientos sintiendo el frío de la tarde sentado en el césped. Sus ganas crecieron, así que aumentó el paso mientras se dirigía hacia fuera.

Parpadeó varias veces por el repentino cambio de la oscuridad absoluta al del sol escondiéndose. Notó, además, como aún quedaba algún foco encendido, aunque a baja intensidad. Le pareció raro, ya que era el único que quedaba ahí. O eso pensaba.

Se asustó un poco cuando vio a alguien sentado en el césped. Estaba de espaldas a él, con las piernas dobladas y sus brazos apoyados en sus rodillas. Pensó en dar la media vuelta e irse, queriendo respetar al jugador. No veía bien quien era, pero sabía que era del equipo rival por la equitación que todavía llevaba y que probablemente necesitase estar a solas después de la derrota, que por ese mismo motivo estuviese ahí sentado.

Iba a retirarse, cuando aquel jugador giró la cabeza para ambos lados lentamente, observando los extremos del campo mientras seguía sumido en sus pensamientos. Y ahí fue cuando lo reconoció.

La sonrisa volvió a su cara, y las ganas de irse de allí desaparecieron inmediatamente. Dejó delicadamente la bolsa cerca de él, y haciendo el menor ruido posible, avanzó lentamente hacia el otro chico.

- ¿Admirando el estadio de papá?- dijo burlón, a modo de saludo. Notó como el otro jugador dio un brinco y le miró asustado al no esperar a nadie, pero suspiró al darse cuenta de quien era. Volteó la mirada hacia el frente, con una sonrisa de burla apareciendo en su cara.

- ¿Y tú? ¿Admirando el estadio donde te gustaría jugar cada fin de semana?

Bellingham soltó una carcajada sarcástica, frotando sus manos cuando notó una brisa fría. Este campo estaba en lo alto de una montaña y pese a que no era tan tarde, estaba empezó a refrescar.

Se mantuvieron en silencio durante un par de minutos, admirando tanto el campo como las vistas que le daba el sol con los tonos anaranjados. Bellingham intercalaba la mirada entre eso y el chico que estaba sentado a su lado.

- Puedes sentarte si quieres- murmuró el sevillano, apoyando su barbilla en sus rodillas y sin levantar la mirada. Jude alzó las cejas, sorprendido por la invitación pero aceptándola sin decir nada.

- ¿Queriendo pasar un momento padre e hijo?- preguntó burlón, sin poder evitarlo. Gavi soltó una risa nasal, mirando al otro de reojo.

- Exacto, pero creo que tienes una percepción errónea sobre quien es el padre y quien es el hijo.

Things ; jude nd gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora