3. Tormenta

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Gavi le miró desconfiado, sin creerse realmente sus palabras. Jude, en cambio, se veía nervioso. Se mordía el labio inferior y sus ojos intentaban examinar cualquier mínima reacción que el español tenía.

-¿Tu y yo? ¿Salir?- preguntó, entrecerrando los ojos hacia el más alto, completamente desconfiado.

-Sí- dijo decidido Bellingham- Visitamos Madrid.

Ya algo más relajado, Gavi sonrió al notar el esfuerzo que estaba haciendo el otro. No entendía el porqué le estaba proponiendo el hecho de salir si apenas habían hablado en su vida, así que en un principio pensó que sería una broma. Incluso un reto que le haya propuesto alguno de su equipo, pero Jude estaba demasiado nervioso como para ser un simple reto.

-Está bien- habló Gavi, fijándose en como los nervios salían del cuerpo del otro a modo de suspiro y una sonrisa se mostraba- Espera aquí.

Notando como su corazón se había acelerado, el español empezó a recoger sus cosas con velocidad. Le hacía ilusión pasar tiempo con el otro, siempre le había parecido una persona muy interesante. Pero en el fondo, sabía que la ilusión era porque alguien quería pasar tiempo con él.

Jude le llevó a un precioso restaurante, reservado únicamente para ellos (como si el inglés supiese que Pablo iba a aceptar esa cita) con luces cálidas y música de fondo, un ambiente íntimo que cautivó al español desde el segundo uno.

La velada pasó con risas, anécdotas y muchas, muchas dificultades debido a la barrera del idioma. Pero intentaron destruir esa barrera enseñándole frases al otro en su idioma nativo y sacándoles mucha más risas. El ambiente que ellos mismos habían creado mientras comían, hablaban y reían era tan cómodo que no se dieron cuenta de que el tiempo avanzaba.

Pero ese ambiente fue roto cuando un trueno fue escuchado, causando que inmediatamente la sonrisa de Gavi se borrase y que un escalofrío le recorriese toda la columna vertebral. 'Ahora no, por favor'  fue lo único que pudo pensar, hasta que otro trueno mucho más cerca se escuchó.

-¿Qué pasa?- preguntó Bellingham preocupado. No sabía si había dicho algo que había arruinado la noche, pero notó como su cita había cambiado su sonrisa por una línea fina y sus ojos se habían cerrado. También podía notar como sus manos temblaban por como el tenedor subía y bajaba ligeramente.

Cataluña, más concretamente Barcelona, estaba pasando por un momento de sequía horrible y apenas llovía pese a ser invierno. Por eso mismo, hacía mucho que no presenciaba una tormenta, y mucho menos el ruido de truenos o la luz de los relámpagos. Temía que su ataque de pánico fuese peor que los que tenía anteriormente, y no quería sufrirlo delante de Bellingham y que este se riese de él.

Abrió los ojos e intentó sonreír, pero escuchó como las gotas empezaban a golpear el cristal del restaurante y un relámpago iluminaba completamente la cara de Jude, que le miraba muy preocupado. Otro escalofrío le recorrió completamente mientras cerraba los ojos de nuevo.

- ¿Dicho algo malo?- preguntó Jude, obligando con sus manos a que dejase el tenedor en el plato y acercando su silla al otro para así envolver su mano con unas mucho más grandes- Disculpa.

No pudo evitar sonreír genuinamente, pensando en que el poco español de Jude hacía de esta situación una algo cómica. Su corazón se calentó, y olvidando su pensamiento anterior de que se pudiese reír de él, acercó su silla un poco más al otro.

- Me dan miedo las tormentas- murmuró, queriendo que escuchase pero a su vez avergonzado de decirlo en voz alta. Tenía 19 años, ya no debería ser un niño asustado.

- ¿What?- preguntó, no a modo de burla si no que no sabía si había entendido bien- ¿Storm?

Gavi asintió, suponiendo que 'Storm' significaría tormenta aunque no tuviese ni idea. Jude soltó un sonido como diciendo 'entiendo', y sin dudar abrazó al menor mientras le acariciaba la espalda. Pablo suspiró, dejándose mimar por el mayor.

- No visitamos Madrid entonces. Nos quedamos en restaurante- habló, muy seguro. No pudo evitar reír, abrazandole fuertemente de vuelta cuando otro trueno sonó. Jude tarareó un poco, volviendo a acariciar su espalda y empezó a hablar de lo primero que se le ocurrió.

No sabe cuanto rato estuvieron así, con Pablo prácticamente encima de Jude mientras se abrazaban y el inglés hablando de cualquier cosa, sin esperar respuesta y solo queriendo entretener y distraer al menor. 

Pablo seguía temblando ligeramente y algún que otro escalofrío le recorría. Pero aún así estaba muy calmado, sobretodo teniendo en cuenta que las últimas veces que había sufrido un ataque de pánico había acabado llorando solo en una esquina en la habitación más oscura de la casa. 

Escuchaba tan atento a Jude, soltando sonrisas y risas a cada poco, que no pudo evitar soltar un pequeño quejido cuando este se calló y las caricias en su espalda cesaron. Miró hacia arriba con un puchero, encontrándose con los ojos cariñosos y la sonrisa de orgullo del otro.

- No más tormenta- habló, completamente feliz.

Pablo se separó del otro sorprendido, parpadeando varias veces y notando su cara algo tiesa por haber estado mucho rato apoyado en algo duro. Giró su cabeza a la ventana para comprobar que, efectivamente, las gotas ya no caían y la luz de la luna iluminaba la calle. 

No pudo evitar suspirar y sonreír, aliviado de haber pasado una tormenta tranquilo. Volvió la mirada hacia el otro, que le miraba con una sonrisa cariñosa, haciendo que un leve sonrojo apareciese en su cara. Iba a hablar para agradecerle, pero el otro se le adelantó.

- No más tormentas solo, lo prometo.

Pablo amplió su sonrisa, y sin saber que decir pero con su corazón caliente, asintió con la cabeza. Ese chico era irreal.

De nuevo, antes de que le pudiese agradecer, el inglés cambió de tema y empezó a hablar de algo, queriendo olvidar esto. Y le siguió el rollo, volviendo a las risas y bromas. Poco después salieron del restaurante, cogidos de la mano mientras recorrían las vacías calles de Madrid como si fuesen los protagonistas de una historia romántica. 

Sus manos permanecieron unidas mientras paseaban, dando vueltas sin sentido y simplemente disfrutando la compañía del otro, además del suave olor a lluvia y lo bonitas que se veían las calles todas mojadas por la pasada lluvia. Todo hasta que la madrugada se acercaba y decidieron volver al hotel, muy a su pesar.

- Gracias- habló finalmente Pablo, queriendo decirlo antes de que el otro hablase- Por todo. Hoy he descubierto que hasta en lo más feo del mundo, como las tormentas, puede haber algo bonito.

Su corazón se aceleró al ver como el otro soltaba la sonrisa más bonita que había visto y como sus ojos brillaban. Y sin querer pensárselo dos veces, Jude subió sus dos manos a su cara para así atraerle a él en un suave beso. Pablo se sorprendió, pero no tardó en devolverle el suave beso mientras notaba como sus mejillas se ponían rojas como tomates.

- Gracias a ti, por dejarme ser parte de tu mundo, aunque sea por esta noche.

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Pedido por Allipipip, donde Pablo tenga miedo a las tormentas y Jude trate de confortarle. Espero que te haya gustado y haya cumplido tus expectativas <3

Y al resto, gracias por leer. Espero que hayáis disfrutado leyendo esto, y que os esté gustando tanto la historia como esta pareja. comentarios se agradecen, ¡besos!

Things ; jude nd gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora