Gritos y risas (y tú)

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Ojalá siempre sea así:
tú abriendo la ventana,
yo dejando la puerta abierta;
dejando que te marches,
pidiéndote que te quedes.

Y tú que volviste,
que me llamaste "fuerte"
y no te fuiste.
Que me has dado la mano,
has dejado que la apriete con fuerza,
que me sincere,
y no me has dejado ir.

Tú, que has rasgado heridas,
y te has sentado a mi lado,
sin hablar,
esperando a que se curen.
El que ha apaciguado mis gritos,
ha calmado sollozos,
y ha callado quejas.

Jugaste con tu voz,
le pediste, sin saberlo,
que me acariciara el cuello,
que rompiera mi voz a carcajadas,
porque sabías que la risa
no entendía de noches sin ti,
no entendía de diferencias,
de anhelos.

Y entonces supe,
que no quedaban razones
para contarles porque volvías a calmarme
cómo nadie los gritos,
porque callaba tanto mis sollozos
y se los guardaba al chico rubio
de los ayeres:

Porque vuelves y te quedas,

porque tu voz me recuerda a la felicidad

de aquel jueves buscándote entre la gente

que no era consciente

de lo bonito

que era quererte.


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⏰ Última actualización: Jun 21, 2015 ⏰

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