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EL AMBIENTE SE QUEBRÓ EN EL MOMENTO EN EL QUE EL CONDUCTOR REVELÓ QUIÉN DEJABA LA CASA ESE DOMINGO. Todos apartaron sus miradas, cambiaron a un rostro serio, y llamaron al silencio.
Menos Juliana ¡Se quedaba una semana más!
— ¿Te puedo abrazar? —Lucrecia recordó el episodio anterior y preguntó antes de cualquier cosa.
Decidió hacer la diferencia. Estaba bien apenarse por el "compañero" que se iba, pero también había que contener a quien se quedó. Y eso le costó un par de miradas de Sabrina e Isabel.
— ¡Pero vení y dame un beso flaca! —Furia le agarró la cara y estampó sus bocas— ¡Voy a pasar navidad con ustedes!
Se quedaron aparte mientras todos despedían al hombre. Lucrecia más allá de sus diferencias con él, no entendía a los demás ¿Cómo podían estar tan tocados por la salida de alguien que realmente no conocen? Se vieron por seis días, y por muchas charlas que hayan tenido, estaban aislados y nadie podía dar veracidad a lo que contaban de sus vidas.
De todas formas fue respetuosa, no hizo muecas ni comentarios por lo bajo. Simplemente aplaudió para despedirlo desde lejos mientras cerraba la puerta tras él.
¿Se sentiría más cómoda ahora en la casa?
La respuesta no tardó en manifestarse. Todos estaban desconcertados, apenados por quien la persona que ella había expuesto. Se sintió traicionada. Sobre todo por Martín.
Escuchaba la charla que tenía con los demás, diciendo que era uno de los primeros que quería que se quede, junto con Paisa.
No se lo creía ¿Acaso a nadie le importaba lo que ella había experimentado?
— Con el discurso de "a mí no me hizo nada" cualquiera —dijo frente al espejo mientras se desmaquillaba, después de querer salir del dormitorio de lamentos— Me ahogan en falsedad, Sabrina defendiendo los chistes y el humor del cordobés —dedicó una expresión a cámara— ¿Me estas jodiendo?
Con la mente en frío trataría de hablar las cosas con los demás, hoy sería causa perdida. El inocente era el tipo que hacía humor a base de manoseos.
Nico salió de la pieza también, parecía inquieto, y en cuanto la vio se le acercó con una media sonrisa— No aguanto ahí adentro. Yo lo cagué votando.
Y de la seriedad, Lucre se rió de la confesión del chico— ¿Eso se puede decir?
— ¿Eh? —su expresión era arte— Ah, no sé ¡Qué boludo!
Lucre lo despeinó por lo tonto que era. Si no le decían nada pasaba. Pero esperaba que el chico se diera cuenta de con quién compartir eso y con quién no. Le había agarrado mucho cariño, era un gran compañero. Genuino.
