cinq

4.7K 453 33
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.







— FUE UNA DE LAS QUE SE QUEDÓ TODA LA MADRUGADA —COMENTABA ISABEL mientras hacía unos panqueques— Déjenla tranquila. La única que ayuda, los demás unos atorrantes.

Lucrecia estaba durmiendo en el sofá del interior. No daba más. Eran quizás las cuatro de la tarde, los demás ya estaban haciendo su rutina. Aquellos que se fueron a dormir primero anoche, hoy tendrían que suplir su trabajo.

Había varios enojados, entre ellos Sabrina. Habiendo hecho apenas tres rondas, había quienes no querían hacer más.

Por lo menos a Lucre no le podrían decir nada, había colaborado toda la madrugada y ahora descansaba como podía, a pesar de los murmullos.

— Pero no la estoy molestando, estoy viendo si está cómoda —Martín bebía agua mientras analizaba a su compañera durmiendo.

Había jurado mantenerse a raya con las mujeres de la casa. Desde afuera se veía fácil no ser tentado por otras mujeres, pero esta morena lo hacía flaquear.

Por el momento el único en notar esa debilidad era él. En el afuera no había más que posteos de internautas sobre lo buen compañero que era.

Por otro lado, Lucrecia había frenado comentarios de odio público con su declaración de anoche.

— Chicos, ¿vieron lo que dijo Lucre ayer? —comentaba al chat Lucila, la Tora— se vio venir todo el hate. Ya los conoce.

— Para mí hace bien. Aunque me re gustaría ver una parejita, no sé si con Martín —agregó Nacho.

— Ojo si se llega a separar.

Volviendo a la casa, el muchacho despertó a la chica para preguntarle si no quería ir a los dormitorios, para más comodidad.

— ¿Ya me toca? —fregó sus ojos.

— Para un poco, boluda —se sentó a su lado— Tomá un poco de agua, comé. O si querés seguí durmiendo, pero vos ya pedaleaste bastante.

— Genial —dijo apoyando su cabeza en las piernas del intocable. Con sus interacciones el afuera podía asumir tranquilamente que eran amigos, mientras no haya roces no habría peligro de malentendidos.

— Pregúntale si quiere ayudarme acá.

— Lu —le acarició el cabello, dejando los mechones fuera de su rostro— ¿Querés panqueques? Isa está haciendo.

— Era ayudar, no comer —rió la más grande de los participantes.

— Eu, sí. Tengo una lija, Chino —se volvió a fregar los ojos boca arriba— Me voy a comer todo.

Y cuando abrió los ojos lo vio a Martín desde abajo. Se levantó antes de mandarse alguna cagada y se preparó en la cocina.

Hablaba con Isabel mientras hacía los panqueques que faltaban para todos, pero inevitablemente miraba de a ratos hacia el sofá donde descansaba el hombre.

ᏴᏞᎪᏟᏦᎠᎡᎬᏚᏚ | gran hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora