Ámame En Todas Tus Vidas

Capítulo 1: Cuerpo de Cazadores

El cuerpo de cazadores es una organización no registrada y oculta de todo conocimiento público, somos solo sombras vigilantes de las vidas que recorren las calles y buscan la manera de vivir sin el impacto de saber acerca del mundo de los demonios, la maldad y terror que el hombre de nombre Muzan Kibutsuji a despertado y esparcido durante más de mil años.

Tristemente no siempre logramos salvarlos a todos, hemos perdido vidas y aunque nos pesa mucho cada deceso hacemos nuestro mayor esfuerzo por ser útiles y firmes en nuestra tarea encomendada.

Con los años las misiones se hicieron más sencillas y el matar a esas creaturas despiadadas ya era una competencia para mi mejor amigo y yo, pues al menos tomábamos esto como un deporte en el cual sabíamos que de hacerlo bien no solo ganábamos aquellas apuestas que hacíamos, si no que también las aldeas y pueblos dormírian una noche más en completa paz.

...

Hoy era una noche como las de siempre Tengen y yo nos encontrábamos sobre el tejado de un local de comida vigilando una de las casas de té ubicada en el distrito rojo qué es una de las zonas que está bajó su protección, todo se encontraba tranquilo y sin mayor indicio de algún demonio de alto rango, no parecía haber nada inusual más que claro los codazos qué el albino me daba cada qué una de esas mujeres cuidadosamente arregladas se asomaba a los balcones en busca de un cliente potencial para una noche se eso...

—Vaya, vaya mira por allá que tal esa eh!!—

—Si es bonita!!—

—Que tks!!
Es más que bonita, mira que buen trasero y esos pechos!!— Sus manos hacian alucion a enormes bultos qué apretaba en su sucia imaginación lo que me hacía ruborizar, pues no tiene una pizca de recato en sus expresiones.

—Que no eres casado??— Le pregunte alzando la ceja viendo como sus manos ahora se acomodaban detrás de su cabeza de manera despreocupada.

—Casado no castrado!!
Además mis esposas saben de esto y la vista es libre mi virgen amigo!—

—Ya te dije que no soy virgen!— Mire con molestia al tarado de burlona sonrisa.

—Bueno ya, no llores!!— Dijo dándome un abrazo el cual no tome en cuenta por que la vi a ella.

A solo unos cuantos metros abajo la mujer más bella que mis ojos tuvieron posibilidad de mirar estaba paseando disfrutando de los puestos de comida, llevaba un bello kimono adornado con lindas flores de sakura, sus manos eran pequeñas y sus uñas estaban pintadas de un color rosado que hacían ver más blanca la piel de sus finos dedos, su cabello era muy largo y de un color muy peculiar pero la hacían parecer tierna; mi corazón latía desenfrenado, sentía algo en el estómago qué me impedía apartar la mirada y cuando quito la máscara kitsune qué cubría su rostro creo que casi me desmayo pues juro que nuestras miradas se unieron por un diminuto instante.