Una vida y mil vidas unidas por el destino, pero no siempre nos encontraremos primero y no siempre nos amaremos desde el principio.
Quizá pasemos por muchas dificultades y deba demostrar mi valía ante ti, pero créeme que hare lo posible por verte fe...
Había cometido un error, había caído en su trampa una vez más, me había vuelto ciega ante él o no!, no era nada de eso todo lo que pasaba, lo que nos rodeaba, todo eso era amor, el amor que me ha demostrado en estos meses que corrieron con poemas cortos de autores conocedores del sentimiento más peligroso proveniente del corazón, cuando compartíamos la mesa trataba de evitar sus charlas aunque el sacaba a relucir días con tardes nubladas o días soleados, era divertido verlo intentar, pero era peligroso pues mi corazón se descontrolaba y me hacía flaquear ante él, siendo así como hoy acabamos en la cama después de un beso qué le di como agradecimiento a sus notas y a las flores que confesó avergonzado corta el mismo para mi.
—No espere General, por favor!—
—Aah! No me pidas que pare déjame llegar hasta el final, necesito esto ya o moriré!!—
Sentía sus manos aferrándose a mi cuerpo, sentía el calor de su respiración chocando contra la piel de mi escote ya abierto, queria detenerlo pero a la vez quería teminarlo era una extraña necesidad de sentirme especial, quería que me viera como la primera vez que estuvimos juntos, quería que me volviera loca con sus movimientos, pues yo deseaba enloqueserlo y hacerlo víctima de mi cuerpo.
—Si harás esto entonces dime que sientes por mi ahora mismo?? Dime que no es solo lujuria y deseo lo que te trae hasta mis brazos!?—
Lo vi enderezarse poniendose de rodillas sobre la cama mientras habría su pantalón dejando expuesta el arma que se quedó en sus bóxer más firme qué nunca, quito su playera qué hace nada estaba perfectamente lisa y mientras yo estaba perdida ante su belleza extendió su mano tomando la mía y llevándola a su pecho.
—Decirte que siento es absurdo pues desde aquel día en el elevador soy completamente tuyo pero si necesitas oír una palabra que defina mis sentimientos por ti simplemente no la hay, no existe algo tan grande lo único que podría acercarse es un... Te amo, te amo demaciado Airi, te amo hasta el punto de volverme loco, te amo tanto que me duele, te amo al grado de celar al aire que roza tu piel y alborota tu cabello, te amo más que al amor mismo... Pequeña Esposa por favor déjame solo por esta vez demostrarte que soy aquel idiota que conociste en Kioto y si después de esto tú decides que no es amor lo que te ofrezco juro que me apartare de tu vida y te dejaré el camino libre!!—
Me perdí en aquellas palabras y bese sus labios con delicadeza, luego baje de la cama para quitar mi falda y de paso la blusa qué ya estaba abierta, solté mi cabello y lo mire fijamente.
—Si el General me hará el amor espero que su rendimiento sea tal y como en el campo de batalla! Así que adelante soldado estoy lista para lo que tienes!!—
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Se levantó tan rápido que solo sentí ese beso desesperado mientras el suelo se dejo de sentir bajo mis pies, rozaba su ereccion sintiendo como mi zona empezaba a humedeserse y esas manos ásperas qué recorrían mis muslos con bravura.