Takeomi x Yamagishi +18 (2)

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Yamagishi levanta la mirada de su escritorio cuando escucha la puerta de su oficina abrirse y su pareja entra con aquel aire de molestia.
El de anteojos aparta los papeles de su escritorio, guardándolos en sus cajones y luego se cruza de brazos sobre su pecho, apoyando su espalda contra el respaldo acolchado de su silla.

—Entonces... ¿Me dirás porque vienes con esa cara larga?

Takeomi le dirige una mirada molesta, se sirve un poco de whisky en un vaso y luego se sienta en el sofá grande la oficina de su pareja.

—Haru... Otra vez.

—¿No te ha dicho él que prefiere que lo llamen Sanzu?

—¿Te vas a poner de su lado?

—No lo sé, cariño, no puedo tomar el lado de nadie si no sé qué es lo que ocurre.

—Deberías estar siempre de mi lado.

El de cabellos castaños rueda los ojos frustrado y se encoge de hombros, con un aire burlón a su alrededor.

—Difícilmente puedo estar de acuerdo con todo lo que haces.

—Hablando de estar en desacuerdo —Comienza casualmente Takeomi— Ya sabes, podrías dejar de trabajar...

—No —Le corta Yamagishi con el ceño fruncido mientras se levanta— Hemos hablado de esto un montón de veces y mi respuesta sigue siendo la misma.

—No te gusta tu empleo, puedo darte una buena vida, lo sabes.

—Lo odio —Acepta el de cabellos castaños tomando el vaso de whisky de las manos de Takeomi— Pero mientras no puedas darme una buena vida de manera honesta, prefiero seguir aburriéndome en mi actual trabajo.

Y sin otra palabra más, se bebe los restos de la bebida alcohólica. El de cabellos castaños deja el vaso en la mesita junto a la botella de whisky y se sienta en el regazo de Takeomi, con una pierna a cada lado de la cintura del pelinegro.

—Eres tú quien debería renunciar, puedo mantenernos a los dos.

—¿Me vas a comprar un bonito ataúd?, porque voy a necesitar uno cuando Mikey o Haru me pongan una bala entre ceja y ceja.

—Quizás.

Se encoge de hombros Yamagishi, claramente terminando con el tema. El más bajo pasa los brazos por el cuello de Takeomi y acerca su rostro al del más alto, quien inmediatamente ataca su boca, chocando sus labios con hambre.

Las manos de Takeomi se deslizan por su cuerpo hasta posarse en su cintura y lo sostiene ahí mientras se besan, sintiendo el calor volviéndose cada vez más sofocante.

—Tengo que irme en veinte minutos.

Yamagishi se separa de sus labios y blanquea los ojos hastiado, descontento con el mayor pero baja sus manos para desabrochar los pantalones del pelinegro.
El de cabellos castaños ladea el rostro para darle mejor acceso a su pareja, jadeando cada vez que los dientes de Takeomi rozan o muerden alguna parte sensible de su piel.

—Demonios —Se queja Yamagishi mientras frota la erección del mayor— No tengo...

—¡Aquí! –Interrumpe Takeomi apartándose de su cuello unos instantes para sacar de su bolsillo un tubo de lubricante— Lo he llevado todo el día en mi bolsillo, debe estar tibio, solo para ti, cariño.

Yamagishi salta cuando siente la palma de Takeomi impactar contra su trasero y le da un ligero empujón para bajarse los pantalones y la ropa interior hasta la cintura.

—Déjame hacerlo —Pide Takeomi, poniendo su mano para que Yamagishi le vertiera un poco de lubricante en los dedos— Ahora solo relájate, precioso, yo me encargo de ti.

—Estamos habladores hoy —Señala Yamagishi tirando el tubo de lubricante al suelo, para luego suspirar al sentir la yema de los dedos de su pareja rodear su agujero— ¿Quieres sacar la tensión o me estas ocultando algo?

—No sé de qué hablas.

—Date prisa, entonces –Se queja el más bajo— ¿No tienes que irte pronto?

Takeomi chasquea la lengua y besa al más bajo, finalmente metiendo la punta de sus dedos brevemente, moviéndose lentamente para evitar incomodar demasiado a su pareja.
Introduce dos de sus dedos hasta los nudillos, y luego los retira, para después repetir la acción un par de veces hasta poder agregar el tercer dedo.

Sonríe cuando Yamagishi le muerde el labio para callar un gemido fuerte al tocar aquel punto dulce en su interior que le hace volver loco, las manos de su pareja aferrándose a su cabello que terminara todo desordenado al final de esta sesión.

Pocos minutos después, luego de dilatar lo mejor posible la entrada de su pareja, aparta el pantalón un poco más y levanta al de cabellos castaños sobre su erección, admirando la expresión de pura concentración en el rostro de Yamagishi al ser bajado sobre el falo de Takeomi.

Las manos del mayor se encuentran firmemente sujetando la cintura del más bajo hasta que lo tiene sentado por completo en su regazo. Le quita los lentes torcidos a Yamagishi y luego comienza un lento vaivén, acercando el rostro de su pareja al suyo para poder continuar besando esos labios adictivos.

Se mueven uno contra el otro durante varios minutos, jadeando en voz baja, sosteniéndose firmemente hasta que llegan al orgasmo, con las prendas incómodamente adheridas a la piel sudorosa y los rostros sonrojados.
Yamagishi se levanta sobre sus piernas temblorosas, haciendo una mueca de desagrado al sentir el desastre entre sus muslos, mientras Takeomi suelta una risa al verlo moverse tan lento mientras se acomoda el pantalón.

Takeomi le da un beso en la cabeza mientras pasa a su lado, sonriendo cuando su pareja le da un golpe en el brazo mientras se ordena la ropa.

—Por cierto, Kazu, necesitamos un nuevo sofá —Dice el mayor cuando está saliendo de la oficina— Está lleno de sangre, a Haru le dispararon dos veces hoy y el imbécil regó su sangre por toda la tela del sofá.

—... ¿Qué?

—Nos vemos, cariño, tengo que ir al hospital ahora a verlo, ¡Te amo!


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Me da risa escribir +18 akssakjnas

Takeomi, casualmente: Haru se estaba desangrando en nuestro sofá, ese es mi problema con él.


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