Niña del mal

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-Dime quien me llevó anoche o morirás!.-Grito alterada hacia donde Nany.

Estábamos en almuerzo y en toda la mañana le pregunté lo mismo y ella siempre me responde "mejor no".

-Mejor no Mel, no te gustará.-Dice mirando al suelo.

-Estas loca. Si era un violador y yo en estos momentos no soy virgen y tengo un hijo en espera y sida!.-Digo imaginando una vida con miles de hijos y sin poder tener una vida normal.

-No seas exagerada, Ed jamás haría algo así.-Dijo rodando los ojos, luego paró en seco sabiendo que ella misma se choteo.

Brutaaaaaaa.

-¡¿Que?!.-Grito llamando la atención de todos en el comedor.-Edgar fue el que me trajo y ahora le tienes una confianza en decirle "Ed"?.-Digo poniendo cara de asco. Este será mi fin.

-El estaba dispuesto, era el único que no estaba borracho.-Dijo alzando los hombros.

-Loca yo estaba super pasada. Menos mal que no lo he visto porque moriré.-Dije frustrada poniendo mis manos en la cara.

Como si hubiera invocado al mismo diablo Edgar que aparece.

-Hola pequeña tomada.-Dijo Edgar alzando las cejas coquetamente.

-No me digas así. Y nose que fue lo que pasó ayer pero no te da el derecho de tener tanta confianza.-Dije rodando los ojos.

-Calma, cómete un Snicker.-Dijo dándome realmente un Snicker. Esa fue la gota que derramó el baso.

-Mira idiota, el Snicker me lo quedo.-Dije quitándole el chocolate de las manos.-Ahora vete a la mierda.-Me paré de la mesa y me fui para mi próxima clase.

Ayer no pude coger la clase de Arte, la maestra faltó y hoy es el primer día en esa.

Suena el timbre, todos entramos al aula y nos sentamos. Un Edgar entra sonriente a la clase. ¿porque a mi?. La vida me odia.

La clase acabó rápido y luego capto de que ahora tengo que ir a la clase de la maestra Cunsin. Ahora tengo que soportar a Edgar.

-Te comiste mi chocolate, te veo mas calmada.-Dijo un Edgar sonriente. Estúpida sonrisa sensual.

-Mira Edgar, dime que pasó ayer.-Dije cortante, quería salir de dudas rápido, no tener nada que ver.

-No.-Dijo mientras reía y se mordía el labio exterior.

-Tienes que hacerlo.-Dije mirándolo mal.

Yo solo recuerdo hasta el momento en el que empecé a beber un poco. Quizás descontroladamente.

-Solo si sales conmigo.-Dijo alzando los hombros pensativo.

Idiota. Sabe lo que hace.

-No, estas loco.-Dije rápido poniendo cara de asco.

-Pues no lo sabrás.-Dijo rodando los ojos.

-Bueno, esta bien.-Dije dándome por vencida, en realidad quiero saber lo que pasó.-Pero no me salgas con que eres un cursi y me llevarás a un restaurante.-Dije burlona.

-Ni que fueras mi novia.-Puso cara de asco.

Hay ya, tampoco estoy tan fea.

-Tus ganas.-Dije alzando una ceja coqueta.

Entramos al salón de la maestra y eso fue como morir.

Habían niños corriendo con marcadores, niñas sacándole las cabezas a las inofensivas muñecas, niños comiéndose los mocos, otros jugando con brillo.

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