Isabella Gilbert había tenido que ver morir al amor de su vida.
Contra todo pronóstico,Klaus Mikaelson estaba muerto,y ella sentía que se había ido con él.
Sin soportar seguir en la ciudad,sale corriendo de Mystic Falls junto a Caroline,dispuesta a...
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El pincel se deslizó sobre el lienzo con tanta delicadeza como pudo,asegurandose de que el tono exacto que quería quedara igual de suave que el que lo inspiraba.
El contraste del color marrón contra el lienzo le dio a Klaus la misma paz que siempre que la dibujaba.
Lo primero que pintaban eran sus ojos marrones,algo que sabía que nunca podría olvidar de ella.
La única vez que no parecía seguirlo era cuando la pintaba.Era el único momento en el que su cerebro dejaba de atormentarle con millones de preguntas y teorías sobre donde podríaestar la mujer en la que no podía dejar de pensar día y noche.
Sobre todo en sus sueños,el fantasma de Isabella lo perseguía,sus recuerdos se repetían una y otra vez,lo que Klaus no podía determinar si era algo bueno o malo.
Por una parte,la veía,veía sus ojos,su sonrisa,y conseguía escuchar su voz,pero incluso en esos momentos temía cuando despertará y ella no estuvieraallí con él.
Era bastante agridulce,por decir lo menos.
Estaba tan enfrascado en su pintura que no vio a alguienmirarlo desde el marcó de la puerta.
Elijah Mikaelsonmiro con un ceño fruncido la habitacion repleta de cuadros de la misma persona.En algunospodía ver a Isabella con su vestido del baile de su madre,o en aquel bar de Chicago que tanto adoraba su hermano,pero los que siempre le habían llamado más la atenciónhabían sido aquellos en los que la bruja tenía los ojos más dorados que su hermano cuando era un híbrido.
El original no se sorprendió ante el comportamiento de Niklaus.Desde que llegaron a Nueva Orleans,por su insistencia,ya que su hermano no quería dejar de buscar a la morena,él se había aislado en esa habitación con un vaso de Borubon,y solo salía para interrogar a Marcel o a las brujas del barrio,y en cuanto acababa,nodesperdiciaba un solo segundo en volver a pintar una y otra vez.
Incluso por las noches,cuando Niklaus creía que se había dormido,seguía pintando hasta que salía el sol,donde ya salía para seguir su investigación.
