Isabella Gilbert había tenido que ver morir al amor de su vida.
Contra todo pronóstico,Klaus Mikaelson estaba muerto,y ella sentía que se había ido con él.
Sin soportar seguir en la ciudad,sale corriendo de Mystic Falls junto a Caroline,dispuesta a...
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Klaus suspiró, mirando el líquidobalanceándose en su vaso de whisky mientras pensaba en lo que tenía que hacer a continuación.
Ya habíahablado con Marcel, lo que era un paso más cerca en lo que querían las brujas de él, y uno mucho más grande en su propio plan.
No iba a dejar que lo ningunearan en su propia ciudad.
Desde la ventana del salón del complejo podía ver la habitación donde actualmente se alojaba la persona que no podía sacar de su mente ni un solo minuto.
Klaus sonrió para si mismo cuando vio la brillante flor roja enredada en sus mechones castaños.
Era hermosa.
Los dedos del híbrido ardieron con la necesidad de coger un pincel y dibujarla, no queriendo olvidar nunca la imagen frente a él, pero antes de que pudiera hacer el ademán, se vio interrumpido cuando otra persona entró en la habitación en la que estaba él y lo sacó de sus pensamientos.
— Niklaus.
— Elijah— asintió sin apartar la mirada del balcón. Pudo ver a Isabella asomándose y tarareando en voz baja mientras la música de jazz inundaba el ambiente junto a las risas de los ciudadanos a sus pies.
El suspiro de su hermano le hizo apartar la mirada de la ventana a regañadientes para mirarlo a él.
No era difícil de decir que las cosas entre los dos hermanos habían estado bastante tensas últimamente.
Mientras que Elijah velaba por el bien del nuevo bebé Mikaelson, y por tanto, al parecer, el de Hayley, Klaus lo hacía por el de la bruja, lo que ahora mismo parecían dos cosas completamente opuestas.
— Debes hablar con ella, Niklaus. Vais a tener un hijo.
— Un hijo que no deseaba, uno que me han impuesto— dijo amargamente. La daga en su bolsillo se hacíamás pesada con cada segundo que pasaba, llamándolo a que la usarácon la persona frente a él— ¿Qué tipo de padre podría ser para un bebé que no deseo tener en primer lugar?
El suspiro de Elijah caló en sus huesos, pero se negó a demostrarlo.
— Se que no quieres este bebé, hermano. Pero la naturaleza ha decidido concedertelo. Este niñopodríaser una bendición para nuestra familia, ¿no lo entiendes?