Pasaron unos días en los cuales Iris se iba recuperando de sus heridas, Ian pasaba la mayor parte del día con ella, no la dejaba sola a no ser que Iris se lo pidiera, y muchas veces se quedaba en la puerta por si le llamaba estar ahí en menos de un segundo, pero muchas veces se llevaba sus gritos por espiar conversaciones privadas.
Dos semanas después...
-Iris despierta. - La susurró Ian.
Ella solo respondió con un quejido.
- Iris no puedes seguir faltando al colegio, llevas ya dos semanas de retraso.
- Cinco minutos más, por fii.
- No puedes eso me lo pediste hace quince minutos, es hora de arreglase.
Con esto ayudó a Iris a levantarse y se fue a preparar el desayuno.
Iris se levantó mascullando cosas ininteligibles mientras se ponía el uniforme. Salió de la habitación ya vestido y con el pelo recogido en una coleta alta y el flequillo al lado.
- ¿Qué hay de desayunar?
- Huevos, beicon, leche y zumo, ¿prefieres otra cosa?
- Prefiero no engordar pero me las apañaré.
- No te preocupes que ha este ritmo lo perderemos todo corriendo hacia el colegio.
- ¿Cuánto me queda para llegar?
- Unos quince minutos escasos.
Iris abrió los ojos de par en par junto con la boca el colegio estaba a más de diez minutos de distancia y la quedaba desayunar y lavarse los dientes.
- ¡Y por qué no me levantas antes!
- Y ahora la culpa será mía, te deje dormir quince minutos más y encima te levanto a la fuerza, desayuna antes de que tardemos más de lo necesario.
Cuando terminaron de desayunar y arreglarse salieron por la puerta, solo les quedaban cinco minutos y la única posibilidad de llegar a tiempo era corriendo a parte de un milagro que no era muy posible que ocurriera en esos precisos momentos.
Llegaron al colegio dos minutos tarde, no estaba mal pero la primero clase que tenía era con el profesor Black y durante este periodo de tiempo sabía que no le gustaba la falta de puntualidad, además en ella tenía "un trato especial" y no era bueno, no la consentía nada mientras que de los demás pasaba olímpicamente de ellos, todo eso lo había descubierto imitando a sus compañeros, a ella la reñían mientras que a los otros los dejaba.
Iris subió los cuatro pisos corriendo sabía que llegaba tarde pero cuanto menos tiempo pasara mejor. Entró en clase roja tanto por el esfuerzo realizado en un corto periodo de tiempo como por la vergüenza de haber abierto la puerta sin querer.
- Buenos días, ¿puedo entrar?
El profesor Black la mira de arriba abajo.
- Arréglate la camisa y siéntate en tu sitio sin decir ni una palabra en el cambio de clase pides a alguno de tus compañeros de clase los apuntes pasados.
- Claro, gracias.
Iris baja la cabeza haciendo que su flequillo le tapase la mitad de la cara, se sentó en su sitio sintiendo la mirada de todos sus compañeros en ella, incluso la del profesor.
Tras ese incidente no volvió a causar ningún problema ni en esa clase ni en las dos siguientes.
En cuanto el timbre del recreo sonó recogió sus cosas y le hizo una señal a Maia indicando que la esperaba en el mismo sitio de siempre.
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el secreto de las miradas(cap. 4)
Novela JuvenilIris es una chica que piensa que vive en su ciudad desde siempre con una madre trabajadora y sin hermanos, pero poco a poco va descubriendo que no es del todo cierto al igual de que no es una chica normal. Si queréis descubrir más sobre su vida y vi...