Capítulo 4

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𝙰𝚌𝚎𝚙𝚝𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚎𝚕 𝚍𝚎𝚜𝚝𝚒𝚗𝚘

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—¿Y cuál es tu decisión, Cielito?

—Tendremos ese bebé.

Peeta casi escupe el agua, no creyó que fuera taaaaan pronto, la miró a los ojos y notó lo decidida que estaba.

—Genial. Creo —sonrió levemente, imaginándose unos niños parecidos a ellos corriendo y jugando—. ¡Seré papá! Espera... ¿Y que debemos hacer ahora? —Peeta miró a sus mentores, los cuales se miraron entre sí.

—Avox, vengan conmigo, nadie debe entrar a la habitación de los vencedores. Y las visitas quedan prohibidas —Effie comenzó a darle indicaciones a los Avox, llevándolos fuera. De todos modos, ellos no podían hablar y contarle al Capitolio.

—Se que es algo nuevo para ustedes, pero... sólo hagan lo que vieron en las imágenes —Haymitch los guió a la habitación.

—Espera, ¿ahora mismo? —Katniss se puso muy roja, no creyó que debieran hacerlo tan pronto. Supuso que tendrían más tiempo para prepararse.

—Pues claro, Cielito. Deberán hacerlo hasta que tú te embaraces, tienen mucha suerte si es a la primera, hay casos que suele ser así, en especial cuando no se usa condón. Por eso yo siempre llevo un condón cuando voy a una fiesta y se que estará Effie... no importa eso último.

—¿Effie y tú que...? —Peeta frunció el ceño, su cerebro estaba repasando la información.

—Como sea. Diviértanse, o lo que sea. No nos llamen hasta que estén cambiados, o mejor aún, no nos llamen. Nos vemos después —Haymitch los llevo dentro de la habitación y luego cerró la puerta, dejándolos solos.

Peeta y Katniss se miraron, era algo incómodo. Habían dormido juntos antes, y múltiples veces, pero esto no sería solo dormir.

Katniss se sentó en la cama. Le era difícil dejar de estar con las mejillas rojas.

—Y bien... —Peeta estaba aún más rojo que ella, en parte se notaba más por ser de tez más blanca—. ¿Ahora que?

—No lo se. Supongo que... ¿hay que besarnos?

Peeta se recostó en la cabecera de la cama, asintió con la cabeza ligeramente. No sabían como iniciar, no esperaban iniciar tan pronto, aunque entendía la urgencia.

—¿Q-Quieres que... te bese? —Peeta intentaba no parecer nervioso, pero no podía engañar a nadie.

Katniss se acercó a él y le depositó un beso en los los labios, se miraron a los ojos por unos segundos, luego volvieron a juntar sus labios. Al principio el nerviosismo les ganaba, se daban picos rápidos, luego pasaron a besos un poco más largos (pero seguían siendo cortos) y suaves. Katniss se reprochó por estar tan nerviosa, ya se había besado con Peeta antes, aunque esto no estaba siendo televisado nacionalmente ni debía ser actuado. Después de unos momentos, Peeta la agarró por las mejillas con suavidad, sus labios se juntaban una y otra vez, comenzaron a suspirar entre los besos y a soltar leves jadeos.

Katniss se sentó a horcajadas en el regazo de Peeta. Se siguieron besando un poco más, jadeando. Katniss sujeto a Peeta por las mejillas, acercándolo más a ella y profundizando el beso. Katniss se dio cuenta que había anhelado besarlo así desde que se distanciaron luego de su llegada al distrito 12 después de los juegos.

La ropa comenzó a quedar en el suelo. Katniss le quitó la camisa a él, luego Peeta le quitó la blusa a ella, se separaron levemente para quitarse los pantalones, los cuales cayeron al mismo tiempo en el suelo. Quedaron en ropa interior y volvieron a besarse. Peeta bajo sus manos hasta la cintura de Katniss, la atrajo más hacia él para mantener sus cuerpos pegados. No estaban pensando en nada más, sólo ellos dos. Hacían lo que querían, lo que su cuerpo les decía que necesitaban.

Las Llamas de la MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora