Los sábados solían ser días muy productivo para Daniela. Siempre había sido madrugadora por naturaleza, así que solía prepararse un buen desayuno. Salía a correr, si hacía buen tiempo. Terminaba todos sus deberes, incluidos los que tenía que corregir para el profesor Valencia. Hacía todas las compras necesarias para el apartamento y la limpieza. Salía con Laura, a veces con Nela, o con Juli, cuando su hermana estaba aquí.
Hoy... hoy, Daniela no creía que iba a salir de su cama en absoluto. ¿Cómo podría? Con un gruñido, Daniela se acurrucó un poco más en las mantas que la habían envuelto durante la noche para intentar reconfortarse.
Apenas había pegado ojo -dos horas en total, si acaso- y había pasado el resto del tiempo haciendo exactamente lo que estaba haciendo ahora. Mirando al techo y preguntándose qué demonios le pasaba. Sólo de pensar en la noche anterior le daban ganas de meterse en un agujero y morir, porque ¿cómo había podido hacer eso? ¿Cómo pudo prácticamente rogarle a Majo que aceptara acostarse con ella?
Daniela no lo había pensado así en aquel momento. No había atado cabos hasta que Majo se había levantado de la cama después de... todo. Pero allí estaba, completamente desnuda en la cama de Majo. Desnuda y sintiéndose mejor que casi nunca en toda su vida, porque ella nunca antes había experimentado el sexo de esa manera. Estaba completamente satisfecha y saciada, su cuerpo se sentía como si pudiera fundirse con el colchón. Como si quisiera más, como si siempre quisiera más.
El sexo nunca había sido así para ella. Aunque a veces no era necesariamente una mala experiencia, nunca había sido alucinante. Nunca se había sentido tan fuera de control. Nunca se había perdido tanto en el placer como para pedir más. Más fuerte. Había pensado que Majo sería increíble en la cama, y lo era. Daniela se había desnudado, tumbado y corrompido a conciencia.
Durante los primeros minutos después de que Majo saliera de la habitación, lo único que pudo hacer fue deleitarse con la sensación. Fue después de eso, cuando había estado en la habitación a solas el tiempo suficiente para ordenar sus pensamientos, que había sido capaz de ver más allá de su lado de las cosas y ver lo que la noche había sido en realidad. Que fue, a falta de una palabra mejor, patética. Más bien, ella era patética. Porque en retrospectiva, todo estaba muy claro: Majo no había respondido favorablemente a su sugerencia de que durmieran juntas, en absoluto. De hecho, había intentado disuadir a Daniela más de una vez. Sólo la había besado cuando Daniela había estado al borde del pánico total. Y entonces había hecho que Daniela se sintiera tan, tan bien, tal y como le había prometido en aquel susurro que había hecho que el pulso de Daniela se disparara. Pero lo había hecho estando completamente vestida. Bueno, se había quitado la blusa... ella tuvo que pedirlo. - pero aun así, llevaba puesto el sujetador.
Además, había quitado las manos de Daniela y las había colocado sobre la almohada. Apenas había conseguido reunir el valor y la lucidez suficientes para darse cuenta de que Majo estaba allí mismo, encima de ella y sin camiseta, y que era suya para tocarla durante toda la noche, cuando acarició tímidamente con las manos la espalda lisa y musculosa de la mujer mayor. Y entonces las manos de Majo apartaron las suyas. A Daniela le había disgustado, pero lo había olvidado enseguida, porque entonces Majo la estaba tocando, la estaba excitando y la había hecho correrse, sorprendentemente, dos veces. Sin embargo, tan pronto como le fue posible, Majo se había bajado de ella y luego se había escabullido hacia el otro lado de la cama.
Sabía que Majo se preocupaba por ella; había quedado claro en todo lo que había ocurrido entre ellas la noche anterior. La forma en que la había tocado, la forma en que la había cuidado, y por eso había hecho lo que Daniela le había pedido. Probablemente porque le preocupaba herir los sentimientos de Daniela si hubiera seguido diciendo que no. Y, bueno, habría dolido. Pero Daniela no creía que fuera tan humillante como darse cuenta de que la mujer que te había dado los mejores orgasmos de tu vida no te quería de vuelta.
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Quienes esperan - Caché (Completa)
FanfictionLas ideas que Daniela Calle tenía para su vida eran bastante sencillas: terminar la carrera y enamorarse. Sería mucho más sencillo si pudiera saber exactamente qué hacer cuando se gradúe dentro de menos de un año. Ah, y si pudiera averiguar cómo ha...