Quienes esperan - Caché (Completa)

Especial 6

"Dios, sí, no p-pares", jadeó las palabras en la oscuridad de su habitación, arqueando la espalda mientras Poché empujaba aún más fuerte.

Maldición, su esposa usaba un arnés como si fuera una extensión perfecta de su cuerpo, y Dani ni siquiera estaba segura de si podía sentir sus piernas, la boca abierta mientras el placer recorría su cuerpo.

Sus uñas se clavaron fuertemente en la espalda de su esposa y aún tenía la suficiente fuerza para registrar el profundo gemido de Majo contra su cuello. Antes de morderla justo donde su cuello se encontraba con su hombro, el lugar al que su esposa siempre parecía volver. El ligero dolor destelló detrás de sus ojos, haciéndola palpitar aún más, necesitando que Majo la tomara más fuerte.

Las manos de Majo agarraron donde las rodillas de Dani estaban entrelazadas alrededor de sus caderas, empujándolas hacia atrás para poder empujar aún más profundo y...
El gemido que se escapó de su boca por el cambio de ángulo provenía de lo más profundo de ella, de algún lugar que solo podía sentir mientras las manos de Majo caían sobre la almohada a cada lado de su cabeza, su cuerpo sobre el de Dani, y los pezones duros de su esposa frotándose contra los suyos enviaron ondas de choque a través de su cuerpo hasta su clítoris.

La boca de su esposa se cerró caliente alrededor de su lóbulo de la oreja, antes de sentir sus dientes mordiendo, y Dani juró que todo su cuerpo estaba en llamas. El gemido que soltó en su oído fue profundo y necesitado, y sabía que estaba tan mojada que sabía que estaba goteando sobre sus muslos, aunque también sabía que no era suficiente fricción para que ella llegara.

"Me encanta esto", la voz de Majo era tan baja y ronca en su oído, y sus caderas golpearon más fuerte contra las delgadas que la golpeaban al oírlo. "Podría sentirte así, mm, mil veces y nunca será suficiente".

Apretó más fuerte, sus dedos de los pies se encogieron, y no había forma en el mundo de que pudiera detener los gemidos desesperados que podía sentir más que oír salir de la parte posterior de su garganta.

Estaba tan cerca, tan cerca, "Tan cerca", jadeó, arañando con sus uñas la espalda de Majo, sus caderas esforzándose contra las de Majo, incluso cuando las caderas de Majo comenzaron a golpear contra ella, antes de presionar y, "Po-Poché-é", su voz temblaba con el calor que se intensificaba dentro de ella, apretándolo todo más y más, sus piernas empezando a temblar.

Sí, sí, dios sí, la forma en que Majo se deslizó profundamente en ella, moliendo sus caderas juntas, era justo lo que necesitaba. La forma perfecta, la forma en que necesitaba llegar, antes de que la mano de Majo se deslizara entre ellas, y todo dentro de Dani tembló al borde, sabiendo lo que iba a suceder.

En el momento en que el pulgar de Majo rozó su clítoris, su espalda se arqueó bruscamente, su boca abriéndose mientras el calor que se enrollaba tan apretadamente dentro de ella estallaba, y todo lo que podía sentir era placer.

Juró que se desmayó por ello, la sangre corriendo en sus oídos, mientras su cuerpo palpitaba y apenas podía respirar. Sus caderas se arquearon con fuerza fuera de la cama, presionando hacia arriba contra las de Majo, envolviendo sus brazos tan fuertemente como podía alrededor de ella para estabilizarse, dejándose llevar.
Dani no podía estar segura, pero sabía que pasaron minutos antes de que volviera completamente a sí misma.

Minutos, antes de que jadeara para recuperar el aliento, sus extremidades sintiéndose tan pesadas y llenas como siempre después del sexo. Gimió suavemente en la parte posterior de su garganta cuando sintió a Majo retirarse lentamente, dejándola agradablemente saciada y adolorida.

Sus ojos se cerraron, absorbiendo la inmediata sensación posterior, solo por unos momentos antes de que escuchara el sordo golpe que era inconfundiblemente su esposa quitándose el arnés. Y sus ojos se abrieron para ver a Majo gateando de nuevo hacia ella en la cama.