Su vida cambio a lo largo de los años. De la adolescencia a su repentino llamado a equipos buenos de fútbol nacionales. Siendo la maravilla para los periodistas más severos. Atrapada entre el gran poder del dinero y las malas amistades, marcando esto el final de la adolescencia al principio de la adultez.
Fue llamada tres veces al mundial, cumplió su deber pero su imagen seguía dañada a la altura de esa época.
A sus 42 años, su vida no era tan loca y desenfrenada como lo fue en sus años de juventud.
Su cuerpo le dolía, en una forma distante como si lo causante no fuera tan mala. Su cabello estaba revuelto en picos y sus mejillas estaban pegajosas por lágrimas derramadas.—Ay no— su voz salió lastimera.
¿De nuevo? !Ya había pasado esa época!!! Tenía que cambiar!!!
Se esforzó en sentarse en la cama que acaparó su cuerpo mientras dormía. Era suave, mullido pero de alguna manera duro. No era su cama, ni sus sábanas. Estaba en una especie de nido, con su vestido alrededor y demás prendas de los desconocidos que le hicieron compañía.
Lo primero que pudo observar fue una fuerte espalda pecosa. Cabello grueso que rozaba unas bonitas orejas y el gracioso perfil que eligió a lo desesperado.
El hombre no era su tipo. Le vino un claro remember del tipo, con los ojos abnegados en lágrimas, labios mordidos y una expresión miserable. El buen tipo había pasado una situación terrible y la aceptó a ella solo por eso.
—El chico tuvo que atender una llamada—le dijo la voz, los músculos de esa espalda se desplazaron cuando el tipo triste se giró para verla.
Fue atrapada mirándolo.
Ambos se miraron a los ojos. Anika escondió el rostro en una almohada cercana. Sentía vergüenza, como si nunca hubiera hecho eso.
—Parece que Axel tiene más valor que tú. — vio el reflejo de una sonrisa. —. Al menos me miró a la cara, después de todo lo que pasó.
—¿Que paso?
Su cabello más despeinado todavía no fue nada comparado con el desorden de la habitación, las mordidas en el cuerpo del hombre.
Se quedó helada.
Había una mordida en particular, ubicada en el área del cuello. Lo que siempre bromeaba de joven y rechazaba con sarcasmo. Observó eso en específico y ahogó el grito horrizado que quería salir por su boca.
—¿No es una pesadilla?— se atrevió a decir con los ojos desorbitados.
—Axel se aseguro de hacerme saber que no— el color de los ojos de ese hombre era gracioso, una mezcla de verde- marrón.
—¿Que hizo ese chico?
Habían pasado algunas horas desde que se conocieron. No estaba dispuesta a decirle por el nombre, hace muchos años atrás decidió eso. No estar involucrada sentimentalmente con esas personas que solo lo buscaban por como fue en su pasado.
—Se cayó de la cama, enredándose con la sábana — una risilla le cambió el rostro—. Eso fue lo que despertó.
—¿Cuánto más planeaba dormir?
Esa risilla le puso nerviosa. Inhaló profundo, casi ahogándose con el aroma de los tres mezclados. La piel se le erizó, y sus sentidos se pusieron alerta. Todo lo que una vez ella pensó sobre si misma, en unirse con un Omega. Dejarse morder por otro alfa.
Perder todo lo que era suyo. Para significar ser de alguien más. De tal manera que ella perteneciera a dos personas que no conocía en absoluto.—Los exámenes han terminado. Se me permite dormir un poco más.
Cierto. Anika escucho esas palabras reiteradas veces en la fiesta de noche
!!Chao exámenes!! !!!Holaa libertad!!.
Ahora, desnuda en la cama de un desconocido. No estaba de acuerdo con eso, se le acabó la libertad por actuar en base a las emociones y la estupidez.
—No se cómo puedes estar tan tranquilo.
Las personas como él, la trataban de estúpida en la escuela secundaria. Bueno, en realidad, ni siquiera la miraban. Demasiada atolondrada y ausente comparada con las demás.
—Alguien debe mantener la compostura. Eso que soy el que lleva la peor parte.
Anika le lanzó una mirada desafiante.
—¿Sí?— la sarta de quejas que estaban a punto de salir de boca se detuvieron. —Puede que tengas razón...
De eso siempre se burlaba cuando la molestaban con emparejarse. Nadie estaría dispuesto al escándalo que acarreaba su pasado y como juzgarán la relación. Ese era su punto de apoyo, nadie. Absolutamente nadie estaría tan loco para aceptar su mordida y morder de vuelta.
Al parecer, el tipo era un principiante. Carente de cualquier contacto de las noticias que salian sobre ella. Anika conocía algunas personas que eran así, y luego cambiaban para ser demasiado amables y empalagosas.
—¿Necesitas algo?
—Quizas tu teléfono. Voy a mostrarte quien soy yo.
El hombre entregó el dispositivo con un poco de curiosidad. Anika puso sus dos nombres y apellido en el buscador, saliendo la foto del primer mundial y muchas más, donde tenía el cabello corto y una mirada pícara.
—Conoce bien esta cara.
Y fueron pocos segundos de reconocimiento. Dónde el desconocido puso el celular a la altura del rostro de Anika, haciendo comparaciones.
—Ah, eres esa mujer.
Dijo eso, con el tono de reproche que muchas madres usaron cuando se referían a ella.
—Soy. Es mejor dejar las cosas claras.
Y así fue. No tenía ganas de agregar más cosas. Ya tenía suficiente edad para dejar de ser juzgada por sus acciones del pasado. Había olvidado el fútbol, ya no lo jugaba y solo se dedicaba a cosas que antes consideraría sin importancia.
—Bueno—. el hombre se olvidó del celular después de leer unos cuantos artículos—. No me puede ir peor que esto.
A continuación se puso de pie, sin importar su estado de desnudez y con molestias visibles en su forma de caminar, terminando por encerrarse detrás de una puerta.
¿El baño quizás?
—¿Oiga y el doctor?
La pieza que le faltaba a la ecuación entró en escena. Demasiado joven, demasiado normal y sin gracia. No era su tipo, a menos de que le gustarán los flacos, narizones y de cabello ondulado.
—Fue al baño
No quería hablar, necesitaba irse. Desahogarse con sus hermanos, aunque eso significara regresar a la casa familiar. Agh.
—Digale que me voy a mi pueblo.
Anika Herrera dió todo de si para no reírse en la cara del tipo. Ay, la vida era muy misteriosa.
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Caída en desgracia
RomanceSantiago Xavier, tenía todo para ser feliz. Cómo decano de la facultad de medicina y un buen sueldo supuestamente estaba todo arreglado. Lo malo era descubrir a su mujer con otro hombre. Anika Herrera según la prensa seguía siendo la mejor futbolist...