CAPÍTULO |05| LA VERDAD DE LOS MONSTRUOS Y PIDIENDO AYUDA AL PADRE DE JAMES

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Todo alrededor se detuvo tras Percy decir aquellas palabras, nadie se movió, nadie dijo nada. Lo único que se miraba era a Percy con una gran sonrisa en su rostro y listo para luchar otra vez, aunque no estuviera en forma por sus heridas.

—Ese es mi Percy. —dijo Annabeth en un susurro mientras miraba a su amado.

—Haremos las cosas rápido para que podamos regresar al Campamento a salvo y que ustedes regresen a donde pertenecen.

La dracaenae miró a Percy con seriedad y se cruzó de brazos, o bueno eso trato de hacer.

—¿Ah, si? ¿Y dónde tenemos que regresar? —preguntó ella.

Percy se rió y la miró a los ojos.

—Al Tártaro.

No sabía que significaban aquella palabra, pero por la reacción de parte de los monstruos, no creo que sea un agradable lugar.

—Si volvemos, nos aseguraremos que vengas con nosotros, Percy Jackson. —el cíclope lo miraba con enojo a los ojos.

James y Natalie seguían sin poder moverse de la impresión de lo que estaba pasando y supongo que estaban esperando para salir corriendo del peligro.

—Eso ya lo veremos, no se llevarán a Percy a ningún lado y si eso quieren... Tendrán que pasar por mi cadáver. —Annabeth se colocó al lado de Percy y asintió.

Ninguno iba a dejar que nadie les hiciese daño. Nadie.

—¿Qué vamos hacer, Percy? —pregunté en voz baja.

Pues tenía al frente a ambos y James y Natalie estaban detrás mio esperando una orden. Percy sin moverse y voltearse a verme, habló.

—Ustedes no hagan nada por el momento, trataremos de acabar con ellos, pero si no podemos... Tendrán que correr muy lejos de aquí.

Eso me parecía muy buena idea, pues no tendríamos que correr peligro y escapar de monstruos que quieran matarme. Pero no pensaba dejarlos a ellos solos, no podría.

—Lo haremos juntos. Nos están buscando a nosotros y no se para que y por el momento no me importa, lo que me importa ahora mismo es salir de aquí con vida con todos ustedes, nadie se queda atrás. —dije con firmeza.

Annabeth y Percy se miraron sorprendidos y sonrieron.

—Bueno, si eso es así... Supongo que podemos hacer fila para acabar con los monstruos, ¿no?

Annabeth se rió.

—Eso está claro. Vamos acabar con ellos, juntos.

—¡¿Qué tanto cuchichean entre ustedes?! —gritó la dracaenae sin paciencia.

—¡Pensando en cómo acabar con ustedes! —gritó Percy.

Annabeth se giró y me miró.

—Agarren algún arma y sigan lo que hago. Nadie se queda atrás.

—Lo haremos, Annabeth.

Ella asintió con una sonrisa en su rostro y se volteó a ver a los monstruos qué se acercaban a nosotros.

Caminé despacio hacia donde estaban James y Natalie.

—Chicos, tenemos que hacer lo que ellos digan, ¿de acuerdo?

Natalie asintió sin decir nada, pues estaba aterrada.

—¿Confiamos en ellos de verdad para que nos ayuden? —preguntó James nervioso.

Tenía razón. Pero era nuestra única salida para salir con vida. Yo también tenia miedo de lo que pudiera pasar, pero se que si creo en mi mismo, podré hacer lo que sea.

La gran Profecía: Los Semidioses Prohibidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora