IKAG

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No podía esconderlo y no quería esconderme; estaba más nerviosa y más emocionada que ningún otro día en esta academia. 

Qué ganas tenía de cantar I kissed a girl.

     - ¡Ay! - suspiré - que llegue ya.

Salí de la cocina convencida de hacer un ensayo más y deseando meterme otra vez en esos primeros acordes, pero no conseguía encontrar a Violeta por ninguna parte.

Al fin y al cabo  no había nada más que ensayar ya, nos sabíamos el número entero mejor que nuestros nombre, lo mío era sólo por diversión.

Me recorrí la terraza, todos y cada uno de los boxes, los baños y hasta las habitaciones, pero no fui capaz de encontrarla.

Así que, con el fin de no perder el tiempo la última hora que quedaba, fui a la sala de ensayo aprovechando el único momento de la tarde en el que estaba vacía, puse nuestra canción y comencé a bailar.

Era raro hacer sola toda la coreografía, pero tenía los pasos tan interiorizados que prácticamente me salían solos, a tiempo y con una coordinación que hasta ese momento no sabía que tenía.

Volví a ponerla desde el principio un par de veces más y, a mitad de la tercera vez, como de si de un reclamo se tratase, vi cómo Violeta aparecía por la puerta.

     - ¡Hola! - le dije sin parar de bailar - ¿Quieres que la ponga desde el principio?

Ella no sólo no dijo nada sino que vino directa hacia mí y se unió a la coreografía como si de una bailarina profesional se tratase.

Lo teníamos todo controladísimo.

Al terminar la canción, en el último 'I liked it' Violeta se quedó mirándome, respirando en mi boca como había ocurrido todas las últimas veces.

Yo no podía acercarme a ella sin su permiso, por lo que me mantuve completamente inmóvil mientras ella se limitaba a sonreír. 

Unos segundos más tarde oímos varias voces que nos avisaban para ir bajando; la hora había llegado y teníamos que estar preparadas para ir a plató a grabar la gala.

   . . .

Fui contentísima todo el viaje en autobús; riendo, saltando y saliendo feliz en todas las fotos que nos quisieron hacer.

Sin embargo, notaba una tensión con Violeta que no había tenido hasta ese día. ¿En qué habíamos quedado finalmente? ¿Cómo debía proceder?

Todos los pensamientos intrusivos que había tenido durante toda la mañana estaban volviendo a mi cabeza; si de verdad no quería que nadie supiera nada sobre lo nuestro, ¿por qué era ella la que había propuesto que nos besáramos?

En cuanto llegamos a plató, intenté aprovechar el único momento de calma que íbamos a tener para preguntarle cómo íbamos a proceder. Porque daban igual los ensayos, las veces que hubiéramos estado en practicando en plató y todo lo que nos hubiera ocurrido. ¿Qué iba a pasar ese día?

Pero no hubo manera, en el paso de la Green Room al directo con Chenoa no tuvimos ni 3 segundos en los que pudiéramos hablar las dos solas.

Así que yo iba a la aventura.

Y la aventura, por supuesto, me devolvió lo que iba buscando.

Tuvimos una actuación de 10, un momento de éxtasis en el que yo sólo podía agradecerle al universo todo lo que estaba haciendo por mí.

Pero es que, además, besarnos nos salió completamente natural en cuanto terminamos la última frase.

Y eso me asustaba.

Sí, habíamos estado ensayando y era parte de todo. Y sí, sabíamos que estábamos actuando. Pero no fue el beso que le das a tu amiga un día de bares que llevas una ronda de más, fue un beso de verdad. De los de abrir la boca. De los de sentir.

Al terminar la actuación nos miramos fijamente durante todos los segundos que se nos permitió. Da igual la cantidad de gente, de ruido y de gritos que hubiera a nuestro alrededor porque yo sólo podía verla a ella.

Yo sólo quería besarla otra vez.

De repente, Violeta tiró de mí para que volviéramos al lado de Chenoa y el programa pudiese continuar. Poco a poco comenzaron a llegarme los gritos, las personas de realización dándonos indicaciones, el tacto de la mano de Violeta y Chenoa gritando «¡Que se han morreao!»

Necesitaba decir algo para calmar el ambiente, algo para que Violeta pudiera estar tranquila y que, por consiguiente, me hiciera estar tranquila a mí. Y lo primero que se me ocurrió fue referirme a ella como mi hermana mayor. Crear una barrera haciendo ver que todo estaba en orden.

Sin embargo, nada estaba en orden. Toda la energía, el éxtasis y las cosas buenas que nos habían pasado esa semana se truncaron en pocos minutos.

Violeta nominada.

Yo no he estado nominada ningún día pero puedo ser consciente de lo que se siente, de lo que te planteas. Lo más parecido a recuperar una asignatura o a defender un proyecto que corre mucho peligro, algo que te hace sentir como que estás una semana entera pendiente de un hilo.

Y así es como estaba Violeta; completamente destrozada.

Da igual lo que yo le dijera, lo que yo pudiera transmitirle o compartir; nuestra actuación idílica se había visto truncada y yo ya no sabía qué hacer.

     .  .  . 

Una vez en las habitaciones, después de todo el trasiego de personas y de situación, yo estaba tumbada en la cama. Casi todos estaban completamente relajados, algunos hablando bajito y otros intentando dormir.

Violeta se acercó despacio a darme un abrazo como cada noche. Notar su calor durante esos segundos después de lo fría que había estado la situación durante toda la noche era algo que me estaba devolviendo años de vida.

     - ¿Duermes conmigo? - le pregunté con un hilo de voz antes de separarnos.

     -  No, Kiki, hoy prefiero dormir sola.

En silencio y totalmente rota, miré cómo me daba un beso en la mano y se alejaba despacio hacia su cama.



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Perdonad por el capítulo tan corto y tan acelerado pero era una transición necesaria, paciencia que se viene fuerte. El siguiente capítulo será larguito para que podamos disfrutar más de la convivencia de las chicas.

¡Mil millones de gracias por seguir por aquí! :D

EL PACTO - Violeta y Chiara (OT) Kivi - KikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora