Igual que roza el agua tu piel

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No tardamos ni un minuto en ponernos al lío porque nos moríamos de ganas; en cuanto llegamos al piano tocamos un par de veces la parte de la composición que ya llevábamos hecha.

Habíamos centrado la letra en nosotras dentro del concurso, en estar juntas y en qué pasaría si nos separáramos antes de tiempo.

Nada que pudiera llevar a confusión o a malinterpretarse.

O eso pensaba yo.

Violeta iba cantando la primera parte de la letra que yo había propuesto, hasta que se detuvo de repente.

- ¿Y esto? -  me dijo sorprendida.

La frase decía «Se alza el viento si no oigo tu voz, siento contigo más calor que bajo el sol», la leí para mí y miré a Violeta, intentando no reírme.

- Ah bueno, sí - traté de disimular - la podemos quitar porque es muy mala.

- Sí, súper mala.

Violeta continuó cantando lo que teníamos escrito mientras yo tocaba los acordes a piano.

Y, de nuevo, paró en seco.

   - ¿Qué ocurre?

   - Kiki... - volvió a señalar la libreta.

En esta ocasión la frase decía «No me quiero contener, quiero tocarte igual que roza el agua tu piel»

Traté de girar la libreta para que no se viese en cámara, pero como en realidad no era consciente de la cámara que nos grababa, lo que hice fue directamente pasar de página.

Violeta se quedó mirándome y me sonrió, de nuevo con esos hoyuelos que tantas veces me habían vuelto loca. A mí me costaba disimular porque lo único que quería era reírme, pero intenté mantener la compostura y mostrarme seria.

   - ¿Por qué me miras así? - le dije - sólo es una frase mala, hacemos más.

   - No, por nada - dijo sonrojada - dale, continúa.

 No tardó ni tres acordes más en volver a coger la libreta a toda prisa para tapar lo que estaba escrito. Esta vez, sin embargo, con una visible cara de sorpresa.

Sin mencionar palabra, tapó la libreta con el cuerpo y señaló una parte de la hoja.

«Cada línea de tu piel es un regalo, salta conmigo y ríe, porque cuando te tenga debajo sólo quedará el resquicio de tu aliento en un gemido al viento »

   - Vale - cerré el cuaderno - creo que mejor cambio todas esas frases malas luego, ¿quieres tocar Rihanna?

Violeta me sonrió y se colocó las gafas de sol.

   - Dale.

Me la había jugado un poco, y eso que sólo había visto las frases más inocentes, pero es que a veces esas cosas me salen sin pensar. 

...

   - Oye - me dijo completamente seria mientras se llevaba la última cucharada de sopa a la boca - eso del agua que has escrito, ¿era real? 

Al principio me quedé totalmente ida porque no recordaba la frase exacta. Después la reproduje en mi mente palabra por palabra, «No me quiero contener, quiero tocarte igual que roza el agua tu piel».

   - Sí, muy real - contesté intentando mantener la compostura - ya sabes que siempre se me ocurren buenas ideas en la ducha.

   - Es verdad, pero no me las cuentas - Violeta estaba tan acostumbrada a que tuviéramos este tipo de conversaciones en clave que no movía un sólo músculo de la cara.

EL PACTO - Violeta y Chiara (OT) Kivi - KikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora