Jesús, Kiki

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Me puse el pijama, me lavé los dientes y me metí en la habitación.

En realidad no se nos permitía entrar allí hasta la hora de dormir, pues la habitación estaba cerrada con llave hasta por la noche. Sin embargo, el universo (o más bien, alguien de producción) había decidido que yo podía resguardarme allí durante un rato.

No recuerdo cuánto tiempo estuve tumbada, mirando al techo en completo silencio pero, en algún punto, oí que la puerta se abría muy despacio y un hilo de luz iba poco a poco iluminando toda la habitación.

   - Kiki, ¿estás aquí? He revisado toda la academia.

  - No.

Oí cómo se acercaba a la litera y cómo subía despacio las escaleras, tal como hacía todas las noches.

   - Aquí estás, bichito - me dijo.

Yo no la veía, pues estaba tumbada mirando hacia la pared. Ella seguía subida a la escalera y apoyó los codos en el colchón.

   - Are you mad at me? - insistió.

No contesté, quería que hablara primero ella.

   - Venga bebé, sé que estás despierta - me dio con el dedo en las lumbares para hacerme cosquillas - y quiero disculparme.

Me estremecí inconscientemente al notar las cosquillas. También quise mostrar mi interés ante su disculpa, por lo que giré levemente la cabeza hacia ella para que percibiera mi atención.

   - Perdón Kiki - continuó - he tenido un día horrible y lo he pagado contigo.

Me di la vuelta por completo.

   - ¿Por qué has tenido un día horrible?

   - ¿No quieres saber por qué lo he pagado contigo?

   - No, primero quiero saber por qué estás mal.

Violeta sonrió y me acarició la mejilla.

   - Kiki, eres un amor.

Subió del todo a la cama, se tumbó a mi lado y me llenó la cara de besos.

Intenté oponer algo de resistencia pero las ondas púrpura me lo impidieron. Después, nos tumbamos las dos boca arriba.

   - Estoy muy triste, Kiki - Violeta giró la cara hacia mí - porque sé que el jurado tiene razón; no estoy dando todo lo que puedo dar, tengo miedo de estar desaprovechando el tiempo en la academia y de no estar formándome por completo.

Le cogí la mano.

   - Además - continuó - no he sabido gestionar bien la nominación y he estado todo el día mal con todo el mundo, no me estoy justificando porque sé que lo he hecho mal, pero quiero disculparme.

   - Violeta eres una artista increíble y ayer hicimos una actuación de 10, no pienses ni de broma que no estás aprovechando tu tiempo aquí - apreté un poco con la mano para que pudiera sentirme - porque vas a hacer una actuación genial y todo será por lo que has aprendido.

   - Pero ¿y si nadie entiende lo que quiero transmitir?

   - Tú sabes lo que quieres transmitir, tú te conoces de sobra, y con eso eres capaz de que todos lo vean también - hice una pausa - además, te he escuchado cantar esta canción y te aseguro que vas a hacer que todo el mundo se quede hipnotizado.

Violeta me miró y sonrió.

   - Gracias, Kiki.

Sonreí y nos quedamos unos segundos en silencio.

   - ¿Por eso llevas todo el día tratándome así?

Violeta giró todo el cuerpo hacia mí y me abrazó.

   - Perdón, - apretó el abrazo todo cuanto pudo - lo siento, es en parte por la nominación y en parte porque la actuación de anoche fue muy fuerte y hoy he querido poner un poco de distancia.

Me quedé pensativa. ¿Esa era la manera más idónea de gestionar nuestra situación?

   - Entiendo, - le dije finalmente - pero avísame, la próxima vez dime que hagamos eso y así no estaré preocupada.

   - ¿Estabas preocupada? - me dio un beso en la cara.

   - Claro que lo estaba, Vio, te has apartado de mí en la terraza y me has tratado mal en la cocina - me crucé de brazos - ¡y todo sin venir a cuento!

   - Tienes razón - acurrucó la cabeza en mi cuello - lo siento, te prometo que no volveré a hacerlo, ha sido un día horrible y además tenía que haber hablado contigo primero.

De primeras no le contesté, le apreté el brazo en señal de comprensión y apoyé mi cabeza contra la suya.

   - ¿Me perdonas? - me dijo - no volverá a pasar.

   - Sólo si hacemos una cosa.

Violeta se rió, me acarició el estómago y me pasó el dedo índice por la cintura del pantalón.

   - ¿Qué cosa?

Yo también me reí.

   - ¡Casi no hemos hablado de I Kiss A Girl! - le dije ilusionada -.

   - ¡Jesús, Kiki! ¡Qué beso me diste!.

   - ¡Pero si me besaste tú! - sabía que me estaba vacilando, pero no pude evitar hacerme la sorprendida.

   - No, tú te acercaste primero - se incorporó un poco para estar por encima mía y me señaló con el dedo -.

   - Bueno, yo terminé de bailar contigo y tú me besaste - le cogí el dedo con la mano - ¡si hasta abriste la boca!

   - ¿Ah sí? - acercó su cara a la mía - ¿Y cómo abrí la boca?

Hice el gesto para imitarla, ella se rió y me pidió que lo repitiera. Mientras lo hacía otra vez se acercó y aprovechó el movimiento para besarme. Despacio. Con un beso de esos en los que notas que se te estremecen todas las partes del cuerpo.

   - ¿Así? - me dijo, parando unos segundos.

   - Sí - le contesté con un susurro - así.

   - And I liked it...

Continuamos el beso de la misma manera en la que lo habíamos dejado. Yo me estremecía a cada segundo y notaba la humedad de sus labios cada vez con mayor intensidad.

Me puso la mano en la cintura y la subió hacia arriba apretando a su paso. Si desde hacía un rato yo no sabía ni dónde estaba, notar el tacto de su piel por encima de la ropa me estaba volviendo completamente loca.

Volvió a bajar la mano y la metió despacio por debajo de la camiseta.

En cuanto noté el roce de sus dedos con mi piel, la luz se encendió.

   - Chicas, parad un segundo que ya son las 00:00 - Álvaro entraba como un torbellino y, detrás de él, todos los demás.

Violeta sacó la mano de debajo de mi camiseta y siguió besándome unos instantes más antes de terminar.

Nos miramos a los ojos, respiró profundamente y me dio un pico rápido.

   - A mí no deja de llamarme la atención que nadie se sorprenda cuando nos ve así - le dije extrañada.

   - ¿Y a ti te sorprendería?

   - Supongo que no.

Violeta me miró y levantó los hombros.

   - Voy a ponerme el pijama - me dijo - no te duermas.

Me dio un último beso y saltó al suelo con energía. Yo me acurruqué, risueña, y sonreí.

EL PACTO - Violeta y Chiara (OT) Kivi - KikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora