Of course, darling

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Violeta deambulaba por la casa como alma en pena; ataviada con ropa ancha y gafas de sol, con la cara más triste que le había visto nunca y sin decir ni una sola palabra.

Un espectáculo digno de una persona nominada por culpa de una canción preciosa.

Da igual en cuántas ocasiones había intentado hablar con ella, da igual todas las veces que alguien nos había dicho que la actuación había sido genial; ella sólo esbozaba una media sonrisa, daba las gracias y luego volvía automáticamente a su desolador estado anímico.

   - Violeta.

Ella, de manera automática, levantó despacio la cabeza y me sonrió.

   - Hola Kiki.

   - ¿Cuánto rato llevas aquí sentada tú sola?

   - No lo sé, toda una vida.

 Al menos no perdía el sentido del humor. 

En la terraza entraba muchísimo sol y la luz que se colaba por las ventanas hacía que todo se viera precioso. La academia estaba muy tranquila ese día y aún nos quedaba un rato largo para el siguiente reparto de temas.

 Cogí la guitarra que siempre deambulaba por allí y me senté delante de Violeta.

   - ¿Quieres que hablemos? - le dije.

   - ¿De qué?

   - De cómo estás.

   - Estoy bien - de nuevo otro intento fallido de sonrisa.

   - Bueno, no te voy a obligar - continué - pero si quieres hablar conmigo ya sabes dónde estoy.

   - Gracias, Kiki.

Canté el comienzo de un par de canciones que sabía que le gustaban para ver si se animaba, pero ella se limitaba a mirarme de vez en cuando y a fijar la vista en la nada. Por lo que decidí que lo mejor era acercarme a ella e intentar mantener contacto. Igual simplemente necesitaba estar en silencio.

Cogí la manta más cercana, la tapé con suavidad y me acurruqué a su lado.

En cuanto me cubrí también con la manta noté que se ponía tensa, que su cuerpo se volvía rígido.

No quise decir nada en voz alta, ya habíamos hablado de no comentar en público nada que nos involucrara a las dos, pero era innegable que lo que acababa de hacer había generado una sensación negativa.

Y yo no entendía nada.

La miré extrañada, tratando de buscar una respuesta o un mínimo de complicidad. 

Ella, como segundo movimiento, apartó el cuerpo sutilmente. Una forma leve de crear distancia que sólo era apreciable para mí.

Pero es que yo seguía sin entender nada.

Me senté totalmente rígida y dejé un poco de espacio entre las dos. Igual estaba incómoda, igual simplemente no quería estar cerca de nadie.

   - Voy a ver si me cambio de ropa para el reparto de temas - me dijo mientras se destapaba.

   - ¿Quieres que te acompañe? 

   - No hace falta, no te preocupes.

Violeta me dio un beso en la frente, se levantó del sofá y caminó atareada para salir de la terraza. No miró hacia atrás, no dijo ni una sola palabra más, simplemente evitó estar allí conmigo.

¿Qué había cambiado tanto de ayer a hoy?

No podía ser la nominación. No sólo eso, al menos.

Me quedé sentada entre las mantas durante un rato más y comencé a hacer memoria, paso a paso, de todo lo que había pasado desde nuestra conversación. Había seguido sus pautas al pie de la letra y no recordaba haber hecho nada malo. Al menos, nada de lo que yo fuera consciente, porque su actitud de hoy me hacía dudar de todo.

Sin embargo, intenté repetirme a mí misma que Violeta estaba enfadada con la situación y con el hastío que se debe sentir cuando ves que tu trabajo no es recompensado como a ti te gustaría.

Lo repetí mentalmente varias veces; yo no tenía la culpa de nada.

Me tapé la cabeza completamente con la manta y, en cuanto noté que se iba acabando el oxígeno, me levanté de un salto y caminé directa a las duchas.

. . .

¿«Perreo bonito»?  Ni Alex, ni Lucas ni yo la habíamos escuchado nunca. No entendía esta canción despúes de IKAG pero, lejos de molestarme, quise mostrar toda la positividad que era capaz de producir. 

Crucé varias palabras de afecto con ambos y juntos fuimos camino a ver a Manu para la toma de tonos. 

De camino me crucé a Violeta y Denna, que salían de la sala.

   - ¡Chicas! - grité emocionada - qué ganas tengo de ver vuestras canciones.

Ambas caminaron hacia mí, así que abracé primero a Denna.

   - Ay, Kiki - me dijo inquieta mientras me devolvía el abrazo - estoy de los nervios, quiero empezar a ensayar ya.

   - No te preocupes que lo vas a hacer genial - dije mientras me giraba hacia Violeta.

Quería tratar de descifrar qué se le pasaba por la cabeza antes de hacer ningún movimiento.

Ella me miró, esbozó una leve sonrisa y me abrazó también despacio.

   - Quiero que veas mi canción y que me ayudes con una cosa - me dijo casi en un susurro - ¿me acompañarías después de la toma de tonos?.

   - Of course, darling, en cuanto salga.

Oí como Lucas me gritaba desde la sala, así que les apreté la mano a ambas en señal de afecto y salí corriendo.

Pasé toda la clase de Manu desconcentrada, completamente ida. La canción no era de mi estilo pero podía seguir el ritmo y encajar la voz casi sin prestar atención, por lo que apenas notaron que en realidad estaba pensando en que Violeta me había pedido ayuda.

O eso quise creer yo.

   - Chiara, ¿te parece bien? - Manu me miraba fijamente

  - Sí, - reaccioné de repente - me parece genial.

  - Y ¿qué es exactamente lo que te parece bien?

Miré a Lucas y a Alex de manera intermitente, que se reían en voz alta.

  - Comenzar en La menor y dividir así las letras.

  - Pero eso lo hemos dicho hace 30 minutos.

   - Ya, pero...

   - Anda - me interrumpió Manu señalando con la mano hacia la puerta - salid ya y procurad memorizar bien las armonías, por favor, no quiero ni una sola voz por encima de otra.

Cogí mi carpeta, me despedí efusivamente de los tres y salí corriendo para buscar a Violeta.

¿De verdad ya no estaba enfadada? De hecho, ¿se había enfadado realmente en algún momento?

EL PACTO - Violeta y Chiara (OT) Kivi - KikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora