Mente en declive

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—¿Qué hora es?

Miro a mi alrededor, todo esta oscuro. Entrecierro mis ojos para ver mejor. Sé que estoy en mi casa, el camino aquí es borroso y confuso. Me levanto. ¿De verdad me dormí en el piso? Mientras camino a la cocina aún adormilada los recuerdos de lo sucedido antes de que cayera invaden mi mente.

De la alacena tomo un vaso que lleno con agua. Aún me siento mareada.

Fijo mi vista en el reloj que hay en la cocina, son las 8 de la mañana.

—Estúpida muñeca. —balbuceo.

Recuerdo que llegué en la madrugada y luego esa muñeca comenzo a gritarme, por lo que comienzo a buscar a los malditos demonios con los que vivo, o al menos muñequita lo es, para que me digan que pasó.

No sé por cuanto tiempo busco a los dos muñecos, mi departamento no es grande, es bastante pequeño, no tengo idea de en donde pueden estar.

Tocan a la puerta ¿quién puede ser? Más vale que sea comida.

Me dirijo hacia la puerta, no tengo ganas de abrir pero lo hago, de mala gana.

Fijo mi vista en aquella persona, mis ojos se abren en su totalidad por la sorpresa.

—¿G-Gl-len?

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—¿G-Gl-len?

—Tn, no sabes cuanto me asustaste. —Glen se abalanza contra mi rodeandome en sus brazos. Sigo siendo más alta por lo que se levanta de puntas.

Estoy atónita. No me esperaba que Glen estuviera aquí, tengo mil preguntas que hacerle y supongo que a mi igual, hace al menos dos años que no lo veo.

—Pasa, cariño. —digo suavemente.

Glen obedece.

—¿Cómo sabes dónde vivo?

—Me mandaste tu ubicación. ¿No lo recuerdas?

No puedo lidiar con esta conversasión ahora o con esta situación, tengo resaca y nunca he sido buena para ocultar lo que pasa.

Glen husmea por toda mi casa, no estoy segura de si busca algo, no sé que paso después de ue caí casi inconsiente. No conozco bien a muñequita pero se que es parte de mi y temo de lo que es capaz de hacer. Mis pasos son torpes y lentos, apenas puedo seguirle el paso.

—Glen basta —susurro tan bajo que no creo que me haya escuchado. Sostengo mi cabeza, mi departamento me da vueltas.

Estoy a un metro de Glen, estiro mi brazo para atraerlo hacia mi, quiero hablarle en la sala o en la cocina. —Glen. No, mierda, no entres ahí. —todo mi estado de ebriedad se va al ver a Glen sujetar la perilla de mi habitación. Entra y yo caigo al suelo.

Hay un momento de silencio, supongo que observa el panorama, el desastre que es mi habitación, ropa fuera de su lugar, mi cama destendida, papeles en el suelo y por toda la habitación, además de las botetellas de licor vacías.

Confusión (Chucky x Tn) [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora