EL MEJOR PADRE

484 73 45
                                    

Después del festival navideño del jardín de niños, Dazai había invitado a Chūya a almorzar con ellos en un restaurante cercano.

El niño quería simpatizar con el hombre del cabello pelirrojo, pero por alguna razón, ese hombre era de pocas palabras con él y le costaba socializar.

Habían llegado a un restaurante callejero dónde vendían de todo un poco y se podía respirar el aire natural.

—Chūya-san, ¿Tú qué vas a ordenar?—. Preguntó el menor, intentando entablar conversación con el pelirrojo.

—Pues... Una sopa de miso estaría bien. ¿Y tú,  pequeño Isamu?

Una hamburguesa. ¿Qué vas a ordenar, papi?

—Un okonomiyaki. Hace tiempo quiero comer uno, son deliciosos.

Al hablar del tiempo Chūya recordó que habían pasado cuatro años desde el nacimiento de Fumiya, por lo que pensó una cosa. No había visto a Dazai con nadie en todos esos años, ¿Será que nunca tuvo alguna pareja Omega o mujer?

—Oye, Dazai...—. Habló entre murmullos, acercándose al oído del castaño.

—Dime, Chūya.

—¿Acaso tú... Nunca estuviste con nadie después de mí? ¿Cómo es que siendo Alfa puedes contener tus necesidades?

Dazai sonrió.

—Es doloroso, Chūya. Pero al ser el responsable de un niño pequeño no debo distraerme en otras cosas sólo para mi beneficio, es él antes que todo. Además, estoy tomando un medicamento para controlar mis hormonas.

Chūya posó una de sus manos sobre una de las manos de Dazai, confundiéndolo un poco.

—Dazai, yo... Si quieres, puedo ayudarte con eso más tarde. Soy tu Omega marcado... Y claro, esta vez tomando precauciones...

Dazai se sonrojó con la propuesta, ambos lo hicieron. Aunque no se lo dijeran, estaban ansiosos de que llegara la noche para poder saciar sus necesidades de Alfa y Omega marcado, claro, una vez Fumiya se encuentre tranquilamente dormido.

—Gracias, Chūya. Eres el mejor amigo que pueda tener.

Minutos más tarde, caminaban dirigiéndose a casa, por las hermosas calles de la ciudad de Yokohama. Sin darse cuenta, sus manos chocaban entre sí, sin lograr unirse por pena. Había pétalos de flor de cerezo por doquier, cosa que llamaba la atención del más pequeño que se adelantaba al caminar.

—¡Mira, papi! ¡Ya están cayendo los Sakura! ¡Que bonitos!—. Daba saltitos de alegría, después de agacharse a recoger pétalos.

—¡Que lindos, Fumiya-kun! ¿Quieres llevar algunos para tu colección?

—¡Sí quiero! Chūya-san, ¿a tí también te gusta coleccionar sakuras?

—¿Eh? N-No, digo... Nunca hice una colección de algo. ¿Me enseñas tu colección cuando lleguemos a tu casa?

Papá, ¿puede Chūya-san quedarse a dormir con nosotros y hacer pijamas?

Propuso contento. Dazai y Chūya se miraron entre sí, recordando sus planes nocturnos.

—Hijo, Chūya y yo haremos pijamada contigo antes de dormir, pero no nos dormiremos muy noche ¿está bien? Hay cosas que tenemos que hacer.

Fumiya entristeció un poco, pero logró comprender. Si algo Dazai había hecho bien en su crianza siendo padre soltero de Fumiya en esos cuatro años, era inculcarle el respeto y diversos valores necesarios que pocos padres enseñaban a sus hijos. Fumiya nunca a fastidiado a Dazai por querer algún juguete o dulce, sabe que si su padre no le ha comprado algo es porque no tiene el dinero suficiente para hacerlo.

—Está bien, papi. ¿Podemos hacer onigiris para la pijamada? Ayer compraste para prepararlos.

Dazai se puso a su altura, apartó el flequillo frontal de Fumiya, y besó su frente, para luego abrazarlo con ternura, quedando frente a Chūya y sonriéndole.

Chūya, yo amo a este niño. Es el mejor regalo que cierta persona pudo darme pese a las circunstancias en las que llegó a nu... mi vida.

Chūya limpió un par de lágrimas que derramó por accidente, sonriendo a ambos.

—Ustedes parecen hermanos. Son tan parecidos y de hermoso corazón.

—Chūya-san, eres amigo de mi papá, ¿por qué no te casas con él y eres mi mamá?

—Vamos, Fumiya. Chūya se pondrá nervioso. Sólo somos amigos.

—Pero ustedes se quieren mucho.

UNA AVENTURA ENTRE AMIGOS [SKK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora