PAPI Y YO

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Dazai regresaba de su trabajo de medio turno, agotado y sin fuerzas. Cargaba cajas con productos muy pesados para su edad, y los subía a tráilers de traslado.

Se recostó en el sofá y cerró sus ojos. Era evidente que requería de un descanso después de una jornada larga y agotadora. 

Mientras tanto, Chūya arrullaba al bebé que no había dejado de llorar durante varios minutos, situación que comenzaba a preocuparlo y a hacerlo llorar también.

— Oh, llegaste. El niño ha estado llorando desde hace rato, no sé qué hacer. Tiene el pañal limpio y ya lo alimenté. ¿Quieres cuidarlo un momento mientras me doy un baño?

Se acercó Chūya, con un ruidoso bebé castaño que se arqueaba hacia atrás para llorar a puños cerrados. Dazai suspiró con cansancio.

— Estoy cansado, Chūya. Cargué más de cincuenta cajas pesadas y las subí a un tráiler. Me siento agotado. Pero está bien, dame al niño.

El bebé pasó de las brazos de Chūya a los de Osamu, quien lo arrullaba aún teniendo dolores en sus brazos.

— Ve a darte un baño, Chūya. Cuidaré bien a Isamu Fumiya.

El pelirrojo dió media vuelta y se quedó en silencio unos segundos, dejando salir sus lágrimas.

— ¿Chūya?

— No es nada, es sólo que... Esto de ser padre es muy difícil, Dazai... ¿Crees que nosotros logremos tener al bebé con vida por muchos años? Me dí cuenta de que somos inexpertos en la paternidad y muy jóvenes... Estoy asustado... Sentí miedo cuando no dejaba de llorar.

Dazai sonrió con ternura y besó la frente del bebé una vez dejó de llorar.

— Es normal estar asustado. Pero ya estoy aquí contigo y sentiremos miedo juntos si hay que sentirlo. El pequeño ya no llora y ahora me observa con sus hermosos ojitos azules.

— Gracias por no abandonarme con la gran carga de un hijo, Dazai.

Sin más, salió de la sala para ir al cuarto de baño, llevando su ropa para vestirse.

I-sa-mu Fu-mi-ya-kun, eres hermoso. Yo soy tu papá. Por favor, no hagas llorar a mami Chūya, él sólo quiere verte bien y tranquilo.

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Un mes después...

Dazai se alistaba para ir al Instituto, teniendo en mente de que Chūya ya podría ir con él. Estaba feliz y emocionado de que su compañero al fin pudiera estar en clases, y recuperar de alguna manera todo lo que los demás aprendieron.

Chūya había puesto ropa limpia a Isamu y tenía acomodada ma carreola para poderlo llevar a la escuela. Se sentía algo inseguro de salir a la calle con un bebé. Por alguna razón, le daba miedo exponer a su hijo, y su mayor pena era regresar al Instituto después de la situación tan incómoda e inhumana que lo hizo pasar su profesora de clase.

— Vamos, Chūya. Nadie sabrá que Isamu es mi hijo también.

— No es eso, Dazai, es sólo que... Me da vergüenza que todos me vean. Quizá... Ya se olvidaron de mí.

El pelirrojo colgaba su sombrero en un estante en la entrada de la casa. Estaba decidiendo quedarse y no ir a tomar sus clases, después de todo sus ganas de estudiar disminuían conforme pasaba el tiempo.

— La sensei estuvo mal en lo que hizo, Chūya. Pero debes terminar tus estudios, ambos debemos. Por el bien de nuestro bebé. Él nos necesita y...

Chūya golpeó una pared con uno de sus puños, sin voltear a ver y tratando de contener sus lágrimas.

— Lo siento, Dazai. Pero yo... Siento repugno hacia el bebé. Me molesta sólo tenerlo cerca... No es algo que quiera sentir, odio sentirme de esta manera, es mi hijo pero... No puedo continuar así o me volveré loco. Necesito volver con mamá y papá y estudiar en otra escuela. Pero tengo que...

Dazai lo abrazó, palmeando su espalda y acariciando parte de su cabeza. Comprendía a Chūya, después de todo, era Chūya quien se quedaba con el niño incluso por las tardes, el día entero. A su edad, y por las circunstancias en las que lo dió a luz, ¿cómo no iba a sentir algo de rechazo hacia el niño?

— Tranquilo, Chūya. Eres mi mejor amigo y te entiendo perfectamente. Te convertiste en mi Omega marcado, por lo que no tendrás problemas con otros Alfas. Puedes regresar con tus padres y continuar tus estudios en otro Instituto donde nadie conozca sobre tí. Yo... Estaré bien. Cuidaré de Fumi y si algún día te sientes seguro para regresar, te esperaremos con los brazos abiertos.

— G-Gracias... Y perdón a los dos.

Dazai besó una de las mejillas de Chūya haciendo que se ruborizara.

— Tu salud mental es primero.

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Cuatro años después...

Dazai había terminado su jornada escolar en la Universidad de Criminalística. Caminaba con destino al jardín de niños, lugar donde su pequeño lo esperaba ansioso y con una invitación para él.

Después de recorrer varias calles, finalmente llegó a su destino.

— Fumiya-kun, tu padre está aquí.

Avisó la profesora que cuidaba la puerta y la salida de los niños. Isamu corrió hacia el exterior, siendo levantado en brazos por Dazai quien besó una de sus mejillas con cariño y ternura.

— ¡Papi! ¡Mañana tengo un festival!

— ¿Ah sí? ¡Que emocionante, Fumiya-kun! ¿Quieres que invitemos a un amigo especial? Estoy seguro de que te agradará mucho.

— Hmm... ¿Un amigo tuyo, papá?

— Así es. Él me llamó hace un rato y quiere verte. ¿Te gustaría conocerlo?

— ¡Sí!

Dió saltitos de alegría, sin imaginar que no era un simple amigo, sino, la persona que le dió la vida.

UNA AVENTURA ENTRE AMIGOS [SKK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora