Capitulo 2.- Parte 2
— Bueno, sentí necesidad de hacer algo para ayudar. — Miró el cuarto, pues no deseaba que sus miradas volvieran a encontrarse. Había estantes con libros debajo de las ventanas. Un libro de tapas plateadas le llamó la atención. — ¿Ése es el libro de Harry Harrison? — le preguntó, señalando el estante más alto.
— Sí, es uno de la serie ―Edén. ¿Te gusta leer ciencia ficción?
Jungkook se dirigió de inmediato hacia los estantes. Ese movimiento fue un pretexto para hacer algo, lo liberó de la obligación de mirarlo. — Solía leer mucho más que ahora — contestó, mientras tomaba el libro. La tapa estaba arrugada y algunas páginas tenían las puntas dobladas; parecía bien leído y muy amado. De pronto recordó cuánto placer sentía el a leer. — Pero ahora estoy tan ocupado que prácticamente no tengo tiempo.
— Oh, sí, con tantas horas de trabajo como voluntario —Acentuó la palabra con sarcasmo. — Debe de ser muy difícil.
Jungkook alzó la mirada.
— ¿Cómo tengo que interpretar eso?
Jimin sonrió y su cara delgada se transformó. En sus ojos brilló un destello de picardía.
— Significa que termines de una vez con la patraña. Todo el mundo sabe que no estás aquí por la generosidad de tu corazón, sino porque te arrestaron y fuiste condenado a brindar servicios a la comunidad.
— Lo que no implica que mi trabajo sea malo. — se defendió.
Él se encogió de hombros, como si le hubiera dado igual una cosa o la otra.
— ¿Por qué te arrestaron?
— Por robar. — Dejó el libro. — Pero en realidad, no estaba robando. Sólo fue una travesura.
— Sí, un par de amigos míos hicieron una travesura parecida — replicó con sorna —, con la diferencia de que para la policía fue robo de autos. También los obligaron a servir a la comunidad.
— Un reloj ni se comparan con un auto — protestó
— Pero ellos no habían robado el auto. Sólo estaban manejándolo para divertirse. Claro que eran pobres y latinos; no ricos ni blancos.
— Es un comentario muy ruin — gruñó jungkook. Luego se tapó la boca, arrepentido. Demonios. Ese chico se estaba muriendo y el ni siquiera sabía qué le pasaba. Lo mejor era que no volviera a abrir esa bocota suya, por pesado que jimin se pusiera. No quería irritarlo ni que se pusiera de rodillas a sus pies.
— A menudo la verdad es ruin — dijo —, en especial con mis amigos. A ellos les dieron dos años; a ti, trescientas horas.
Un cóctel de emociones se anudó en su estómago. Estaba furioso por la actitud de jimin, avergonzado y humillado. ¿Qué pretendía que hiciera, que se disculpara por no haber ido a la cárcel?
— Será mejor que me vaya a ayudar con las bandejas para la cena.
En el descanso del primer piso se topó con Polly.
— ¿Ya terminaste? — le preguntó, mientras sacaba una pila de toallas de un carro.
— Creo que estaba cansando — mintió — ¿Qué es lo que tiene?
— Anda mal del corazón — respondió Polly.
— ¿Problemas cardíacos? — jungkook frunció el entrecejo. — ¿No es posible un trasplante en su caso?
Polly meneó la cabeza.
— jimin tuvo una grave infección virósica, que complicó el estado de las válvulas o algo similar. Sea lo que fuere, no está apto para ser trasplantado. Siempre y cuando tuviéramos la suerte de conseguir un donante, claro. Lo dudo, por el tiempo que le queda.
— ¿Cuántos años tiene?
— Dieciocho. — Polly sonrió con amargura.
Jungkook no hizo más preguntas, pues, en realidad, no deseaba conocer las respuestas. Si bien no era la persona más agradable que había conocido, tampoco quería pensar en lo que tenía que enfrentar.
Dios, qué pesado era ese chico. ¡Pero sólo tenía dieciocho años! Pasó media hora colaborando con Polly en la tarea de cambiar toallas sucias por limpias y conocer a la mayoría de los residentes. Había doce internos en total, en Lavander House, y todos ellos tenían algo en común; se estaban muriendo. Polly lo llevó abajo, asomó la cabeza en el despacho de la señora Duran y le informó que presentaría a jungkook a la enfermera. Lavander House contaba con una enfermera matriculada durante las veinticuatro horas del día. Tenía que haber una persona que se encargara del suministro de medicamentos, que no eran drogas convencionales, de las que mejoran a la gente, sino aquellas sirven para ayudarlos a soportar el dolor.
Después de eso, jungkook armó las bandejas para la cena con la señora Thomas. Durante la tarea, se enteró de que la cocinera tenía dos hijos grandes. La hija estudiaba abogacía, y el hijo, ingeniería electrónica. El tiempo pasó tan rápido que Polly tuvo que entrar en la cocina y recordarle que ya era hora de irse. Jungkook recogió de inmediato sus cosas y corrió hacia la parada de autobús.
Durante el trayecto de regreso a casa, Apoyó la cabeza contra la ventanilla del autobús. La noche se cernía rápidamente sobre la ciudad. Las luces ya se habían encendido y el tráfico estaba pesado.
Bajó donde correspondía y fue corriendo hasta su casa.
Apartó el arroz y los langostinos hacia el borde del plato. No porque no le gustaran — ¡le encantaban! —, sino porque quería que sus padres notaran un deterioro en su apetito.
— Será mejor que te apures, jungkook— sugirió su madre, mientras se servía otro pancito —, Tienes tarea que hacer.— Ya terminé. — Corrió la silla hacia atrás y se puso de pie.
— No has comido mucho — señaló el padre, que levantó la vista de su plato para mirar el de el —Mira cuánto desperdicio. ¿Comiste alguna cosa que te echó a perder el apetito?
— No, no probé bocado desde el almuerzo, salvo una gaseosa. Simplemente, no tengo hambre contestó, cuidándose muy bien de mantener su postura indiferente.
— No te preocupes por el — dijo la madre. Dirigió una mira de exasperación a su marido. — Tiene una salud de hierro.
— ¿Qué tal el geriátrico? — preguntó su padre con aire cordial.
Jungkook se encogió de hombros. Tenía que ser muy, pero muy cauto en ese punto. Sus padres seguían muy enfadados con el. Si pretendía comprar su compasión y lograr que su padre moviera algunos hilos por el, tenía que interpretar su papel a la perfección.
— Bien. — Le obsequió una cálida sonrisa — Es un poco triste. — Los hogares para ancianos por lo general son así — comentó él abiertamente.
Jungkook vaciló. Tuvo el presentimiento de que no era el momento indicado para informarles que Lavander House no era un hogar para ancianos, en realidad. Con el humor que tenían en esos momentos, lo más probable era que pensaran que cumplir los servicios comunitarios en un hogar para enfermos terminales era justamente lo que el se merecía. No. Se aguardaría ese as del triunfo bajo la manga para cuando estuvieran de mejor talante.
Jungkook siguió jugueteando unos minutos más con la comida y su frustración se intensificó. Los padres charlaban de sus cosas, al parecer, indiferentes a la tristeza y depresión que el estaba viviendo. Demonios. Bueno… tendría que afinar la puntería.
— ¿No te conviene empezar con la tarea? — preguntó la madre, mirando su reloj.
Por fin, jungkook bajó los brazos. Estaba convencido de que, aunque el Ángel de la muerte estuviera sentado sobre su hombro en esos momentos, ellos se mantendrían firmes en su postura indiferente. Caramba que estaban enojados. Tal vez lo mejor fuera darles unos pocos días más. Quizás una semana.
— Es cierto. Tengo un examen de Física mañana.
Al día siguiente tuvo que ir caminando a la escuela y por eso, llegó tarde. Cuando sonó el primer timbre, estaba subiendo las escaleras a toda velocidad. Hoseok no lo había llamado, llegaría tarde a su primera clase del día y tampoco había logrado borrar de su mente a jimin ni al resto de los internos de Lavender House.
Y su humor empeoró ante el anuncio del señor Campbell, su honorable profesor de inglés, respecto de que tendrían que entregar un resumen sobre un libro el lunes siguiente. No hubo quien no protestara en la clase, pero al viejo Campbell no se le movió un pelo.
— Ésta es una clase selecta — aclaró. Tomó un trozo de tiza y se acercó al pizarrón. — De modo que ninguno de ustedes debe tener problemas en terminar un libro.
— Pero ya estamos a mitad de semana — se quejó Kimberly Rand —. Sólo nos quedan unos días.
— Olvida el televisor — recomendó Campbell.
— ¿Podemos leer el libro que queramos? — preguntó algún alumno de atrás.
— Siempre que sea un libro de verdad, con palabras de verdad en lugar de fotografías, no tengo inconveniente. — Les sonrió de un modo casi imperceptible. — Y por favor, ahórrenme el disgusto de tener que verme en problemas con el Consejo de Educación. Catcher in the Rye está permitido, pero Henry Miller y Terry Southern quedan totalmente fuera de discusión. Traten de elegir libros que estén en la biblioteca del colegio.
Jungkook suspiró. El Distrito Escolar Federal no era famoso por sus ideas liberales respecto de los libros que se consideraban adecuados para los estudiantes secundarios. La elección sería muy difícil. Fue entonces cuando recordó que había conseguido el primer libro de la serie ―Edén‖ en la biblioteca de la escuela. Al demonio, pensó. Si se sentía presionado, podía escribir un resumen sobre esa historia.
No vio a hoseok en todo el día, pero se encontró con yoongi a la salida de la biblioteca.
— Hola — le dijo —. ¿Cómo estás?
— Bien.
—Me alegro, nos vemos después. — yoongi lo saludó y se encaminó hacia el sitio donde estaba el equipo.
Jungkook se quedó de pie durante un rato, pensando Un montón de tonterías daban vueltas en su mente. Taehyung, Polly, los pacientes del Hogar, jimin y sus comentarios sarcásticos. Por un momento, se sintió raro. Se mordió el labio. Quería borrar esa sensación. Pero no pudo. Se dio por vencido y se dirigió a su próxima clase.
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▪︎Nunca me olvides▪︎ [Terminada]
Romance•••Sinopsis••• [Actualizacion de Twitter] @JeonJungkook ¿Por qué la vida es tan difícil? Cuando me sorprendieron robando, creí que el mundo se acababa para mi. Fue una estúpida travesura, pero eso no fue lo peor: la jueza me impuso una pena de tre...