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Capitulo 3.- [Parte III]
― Pero comió poco ― protestó jungkook. No tenía la menor idea de por qué se preocupaba tanto por jimin.

Si era tan ocurrente como para hacer ciertos comentarios, bien podía cuidar de su propio cuerpo.

La señora Meeker sonrió con amargura.

― Lo sé. Nunca come mucho. Jungkook, escucha mi consejo. Esta gente se está muriendo. Por más que les des toda la comida y el descanso del mundo, no evitarás ese final. Por lo tanto, no extremes esfuerzos para salvarlos. No puedes. Si tomas las cosas demasiado a pecho, lo único que conseguirás es una úlcera.

― ¿Pero cómo hace usted para no preocuparse por ellos? ― preguntó. ¡Demonios! ¿Qué le estaba pasando? Apenas diez segundos antes había llegado a la conclusión de que jimin  podía cuidarse solo, y sin embargo insistía en preocuparse porque no había terminado de comer los malditos spaghetti. Como si él fuera a agradecerle su preocupación. Pero, por lo visto, no podía evitarlo.

― Les doy lo mejor de mí ― contestó la enfermera ―. Trato de hacerles la vida lo más placentera y cómoda posible. Siempre estoy al lado de ellos, incluso en las ocasiones en que lo único que quieren es que me siente en silencio junto a su cama. A veces es todo lo que puedes hacer.

Jungkook perdió el autobús de las siete y tuvo que tomar el de las siete y veinte. Masticando insultos por lo bajo, se subió y ocupó el primer asiento libre que vio. Llegaría tarde a cenar. Estaba muerto de hambre y afuera había comenzado a caer la noche. Dios, tenía que irse de Lavender House con la luz del día. La idea de regresar a su casa en autobús, en plena oscuridad, superaba los límites de lo tolerable para el.

Entró a toda prisa en un almacén antes de ir a su casa y se equipó con bastantes provisiones: una bolsa de pretzels, algunas papitas y una barra de chocolate.

― Hola, jungkook― lo saludó su madre desde el comedor ―. Llegas tarde.

Jungkook dejó su mochila sobre la mesa del vestíbulo y fabricó una expresión de tristeza y melancolía en el rostro. Se dio cuenta de que no tendría que esforzarse demasiado para que su aspecto fuera lamentable. Lo único que debía hacer era recordar a Jamie y a jimin. Tomó su lugar en la mesa del comedor. Su padre lo miró por encima de sus elegantes anteojos y le sonrió.

― Hola. ¿Por qué llegaste tan tarde?

Jungkook abrió el fuego.

― Perdí el autobús. Tuve que ayudar a la señora Thomas con algunas cenas que se demoraron. Algunos pacientes son muy lentos, es decir, tardan mucho en comer. No puedo apurarlos. No sería justo. Están en una situación tan… penosa.

Su madre miró a su esposo y luego a jungkook

― De todas maneras, es importante que llegues a tiempo a casa ― señaló, tajante. Todavía tienes que hacer tu tarea. Date prisa y come.

Jungkook miró la fuente de pollo que estaba en el centro de la mesa. Se le hizo agua la boca. Las ventanas de su nariz aletearon ante el tentador aroma. En ese momento, los pretzels, uno de sus bocadillos favoritos, perdieron todo su atractivo para el. Pero sólo Dios sabía cuánto deseaba no tener que volver más a ese lugar.

Segundo disparo.

― Hablando de tareas ― comenzó. Retiró la silla y se puso de pie. ― Será mejor que empiece ya. Mañana tengo prueba de francés.

― Pero no has probado bocado ― protestó la madre ―. Sé que la tarea es importante, pero también lo es tu salud.

Jungkook sintió el llamado de su conciencia, pero logró ignorarlo. Quería ― no, necesitaba ― conseguir la preocupación de sus padres.

― Mi salud es perfecta, créeme. Después de trabajar en Lavender House, esa idea se te graba muy bien en la cabeza. Simplemente, no tengo apetito.

― Sin embargo, tendrías que tener hambre ― contravino -. Esta mañana tampoco  desayunaste y anoche apenas picaste algo de la cena. ― Entrecerró los ojos, pensativa. ― No estarás padeciendo uno de esos desórdenes de la alimentación, ¿verdad?

De modo que había estado atenta nomás, pensó jungkook, triunfante.

― No soy anoréxico ― se defendió. Lo único que le faltaba era que sus padres también lo fastidiaran por eso. ― Es sólo que no tengo mucho apetito.

― Tienes que comer algo ― recomendó su padre. Se lo veía preocupado.

Jungkook se encogió de hombros.

― Papá, estoy inapetente, tengo una pila de tarea para hacer y un cansancio que me mata. Quiero dormir un poco esta noche.

▪︎Nunca me olvides▪︎ [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora