CAPITULO 3

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YeonJun es un demonio. Para él los sentimientos, la moral y leyes humanas no tienen sentido. Son creaciones sociales que no tienen ni una influencia o poder en sus decisiones. Sobre todo, no afectan su accionar.

Sólo había algo que influenciaba sus acciones, y esa era la situación.

Y en ese instante, estaba furioso. Furioso por sentirse denigrado y usar métodos patéticos para ingresar al hogar de su invocador. Denigrado por ese sucio humano que cree que lo puede tener infinitamente amarrado a su conveniencia, como si fuera muy divertido para el demonio permanecer a su lado hasta que decidiera aceptar el pacto que él mismo invocó, en primer lugar.

¡Malditos humanos! ¡Tontos y estúpidos!

Creían que la invocación demoniaca era un juego.

"¡Uy!, que entretenido, invoquemos un demonio para ver que sucede"

¡Putos! ¿Creían que su tiempo y poderes eran un juego?

¿Qué sería todo bonito y romántico como esas estúpidas novelas que les gusta consumir por montones? ¡Mierda comercial e infantil!

¡Era un demonio, un alma nacida del infierno y merecía jodido respeto! No doblegarse a la voluntad de estúpidos humanos que ni siquiera sabían que significaba la muerte, pero les encantaba hablar de ella como si supieran o entendieran algo. Hablaban de fuerzas oscuras, cuando lo más oscuro que conocían era su habitación de noche y con solo eso, ya se meaban encima.

Lo peor es que existían excepciones. Humanos bastardos que habían dedicado su vida a estudiar profundamente los misterios del más allá y escribir libros guardando secretos de suma importancia. Sabios reales y no esos que se creen sabios por leer algunas páginas superfluas y banales de internet, que hojean un libro como quien hojea un diario en la mañana y que pasan con la cabeza metida en redes sociales, escribiendo y opinando sin argumentos. Ilusos que se creen con el poder de dominar el mundo y que su voz es ley solo por ser ellos.

¡Ja! Eran unos don nadie.

Lo peor, es que a veces esos cabeza hueca tenían suerte y se hacían de información importante, realmente valiosa, pero no sabían manejarla. Igual que un bebé que accidentalmente se encontró con el botón para lanzar una bomba atómica.

Idiotas e inconscientes.

Igual que el imbécil que ahora estaba desmayado en esa cama. YeonJun tuvo que abusar de su poder para transportarlo directamente ahí desde el pasillo, el humano sin soportar el viaje entre dimensiones, quedando igual que pescado muerto.

Suspiró irritado y se llevó los dedos al puente de la nariz.

¿Qué había hecho para merecer tal castigo?

Lo peor, es que no podía liberarse aún de su pacto. No con el sujeto inconsciente. Debía cumplir el deseo de su pactante estando despierto, sino no funcionaba.

¡Maldecía al humano que había descubierto siglos atrás, como amarrar a un demonio y más encima escribirlo en un puto libro!

¿Por qué nadie aún quemaba ese jodido libro?

- Calma, YeonJun. Calma. Solo debes despertar este miserable y cumplir tu parte. Luego, cuando seas libre, devoras su alma. – se dijo, una sonrisa perversa dibujándose en su rostro.

Si, no sonaba mal.

Triunfal, YeonJun se deslizó hasta quedar recostado al lado de ese humano que ni conocía su nombre, pero tampoco importaba. Tentador, fue recorriendo el cuerpo vestido con su mano, sus dedos deslizándose por cada botón, desabrochando lentamente la camisa antes de introducir de lleno su mano en esa piel albina.

Devil Never Mistake [YeonBin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora