PROLOGO

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Tembló. Un suspiro en medio de la noche, el vapor escapando de sus labios en volutas claras ante el frío nocturno. Sus ojos cayeron una vez más en esa figura tenebrosa en la ventana.

Cerrando los ojos, se dio media vuelta. Le importaba una mierda si había sido muy obvio, lo único que quería es que desapareciera.

El demonio en la ventana.

Ojos rojos sangre. Cuernos negros y retorcidos sobresaliendo de su cabeza igual que Maléfica. Y un aura tan oscura, que incluso contrastaba con la noche, la tenue luz de las farolas viéndose opacadas por su maldad.

¡Ah! ¡Y no olvidar sus dientes! Afilados y espeluznantes.

¡Así es como debería ser un demonio!

Pero lamentablemente para él, su imaginación no podía estar más lejos de la realidad. Un tío sexy y jodidamente caliente era quien se paraba fuera de su ventana cada noche, lo único cercano a su descripción siendo sus ojos demoniacos que parecían de otro mundo. ¡Ah! Y por supuesto, el estar fuera de su ventana levitando, su departamento estando en el tercer piso.

Lo peor de todo, es que no sabía cómo deshacerse de él.

Con sus veinticinco años, Choi SooBin no tenía idea de cómo sacar a un demonio de su departamento, o mejor dicho, sacarlo de su ventana y que lo dejara de acosar, porque a su departamento aún no entraba.

Quería deshacerse del demonio que él mismo había invocado – corrección-, que lo habían obligado a invocar.

Nunca debió aceptar hacer ese ritual extraño.

Todo comenzó con su compañero de trabajo y amigo, Huening Kai. Era unos años menor que él y hace unos meses atrás había ingresado a la misma compañía en la que él trabajaba, gracias a su recomendación, ya que se conocían de antes por un evento de anime al que fue años atrás. Desde ese evento que se volvieron cercanos y no era de extrañar que más de una vez SooBin lo invitara a su departamento para ver alguna serie nueva o jugar algún videojuego.

Como todos los viernes, Kai pasó por su departamento para el habitual encuentro, pero esta vez traía entre manos un viejo libro y una sonrisa que no aventuraba nada bueno. Según él, el dichoso libro lo había descubierto en internet mientras buscaba completar su colección del manga Natsume Yuujinchou. Desde hace un tiempo que Kai estaba atraído por historias de fantasías y demonios, así que no le extrañó que terminara adquiriendo algo de la zona esotérica.

"Es un libro sobre demonios", le dijo, rebosante de entusiasmo. SooBin en cambio, no compartió su entusiasmo. Es más, un escalofrío recorrió su cuerpo con solo escucharlo.

De todos modos, lo dejó pasar con el dichoso librito y lo acompañó comiendo frituras mientras el otro se dedicaba a revisar las páginas con traviesa curiosidad, dando un vistazo superficial hasta llegar casi al final. Una serie de párrafos se esparcían en las últimas páginas, captando la atención de Kai. Eso siendo la perdición de SooBin.

"Es un encantamiento de invocación", dijo extasiado. SooBin en cambio lo vio escéptico.

No estaba seguro qué se imaginó su amigo, pero SooBin definitivamente dudaba que algo bueno saldría de ello, especialmente si llegaba a funcionar. Estaba muy seguro que, si llegaba aparecer un demonio, este no sería igual a la bonita animación de Natsume. Incluso, la misma serie indicaba que los demonios no eran de fiar.

¿Acaso Kai, no había aprendido nada?

Parecía que no. Y tampoco él, SooBin aceptando invocar un jodido demonio con tal de no ver ese libro otra vez, esa siendo la condición para realizar tal locura.

"No quiero terminar con "El Libro de los Amigos" de Natsume, lleno de demonios", le dijo medio en broma, medio en serio. Si bien no deseaba creer que realmente algo iba a ocurrir, SooBin tampoco quería hacer de ese acto una costumbre.

Y fue así que lo intentaron. Limpiaron la pequeña mesa de su salita de estar, pusieron el libro al medio junto a dos velas que le habían quedado de su cumpleaños - si de esas pequeñas, que echan chispas tan pronto la enciendes- enterradas cada una en un trozo de queso para que no se cayeran, porque no encontró nada mejor. Consiguió un papel blanco y bolígrafo negro para que Kai dibujara los símbolos que ahí señalaban y cuando este le preguntó qué tipo de demonio quería invocar, SooBin le dijo que él eligiera.

Ahora que estaba debajo las mantas de su cama, SooBin maldecía por no haber sido más específico y tampoco haber prestado atención a las palabras que leyó bajo la influencia de Kai, porque ahora no tenía idea qué tipo de demonio tenía afuera de su ventana.

Tampoco sabía cómo deshacerse de él, porque Kai se había llevado el libro y le daba demasiada vergüenza decirle que su conjuro había funcionado.

En su defensa, cuando terminó de leer las oraciones, nada sucedió. Y a medida que pasaron los minutos, el entusiasmo de Kai decayó al notar que nada sucedería y que solo era un montón de palabras para ilusos como él.

"Al menos fue divertido", comentó volviendo a sonreír, ambos decidiendo limpiar todo eso y ver un episodio de la serie que seguían actualmente. No fue hasta que SooBin quedó solo de nuevo en su departamento y se fue a dormir, que percibió un cambio.

Al principio pensó que solo era el frío de una ventana abierta. El problema es que cuando fue a cerrarla, lo vio.

Al demonio fuera de la ventana.

Gritó y se alejó tan pronto lo vio.

Su trasero terminó en el piso y sus ojos turbados, fijos en la ventana. Vio una sonrisa glacial un segundo, antes de que desapareciera y SooBin creyó que solo fue una alucinación. Su mente sobre estimulada por los sucesos de esa tarde, creando una ilusión momentánea.

Lástima que volvió aparecer la noche siguiente. Y la siguiente.

En cada una SooBin cerró los ojos con fuerza y se obligó a pensar que era parte de su imaginación, aunque ni una vez se atrevió a abrir los ojos de nuevo, para comprobar que el demonio había desaparecido.

Alguien normal diría que debería cerrar la cortina y así no lo vería. Excepto, que él no tenía cortinas. Nunca las necesitó. Los vidrios eran polarizados así nadie podía ver el interior; y en cuanto a la noche, estaba acostumbrado a la penumbra media iluminada por la luz de las farolas. No le gustaba la completa oscuridad.

Pero después de una semana con el asunto, se preguntó si era hora de comprar unas cortinas.

O mejor, hablar con Kai para que le diera ese libro del demonio y así deshacerse de esa visión.

Negó ante lo último. No estaba tan loco. O no lo suficiente para aceptar en voz alta que veía un demonio en su ventana cada noche.

No aún.

Con eso en mente, se obligó a dormir una vez más.

Devil Never Mistake [YeonBin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora