Abel.
–Apuesto a que quieres que yo castigue esa boca, esas tetas y ese coño– le dije, estaba perdiendo la cabeza. Deje libre su muñeca y empuje un dedo tan profundamente dentro de ella que mi nudillo me impidió ir más lejos. –¿Esto es lo que quieres,niña traviesa? ¿Que yo te castigue?– Ella soltó un suave gemido y encendió el fuego prohibido dentro de mi.
Si antes tenía alguna fuerza de voluntad para alejarme de esta atracción ilícita, ahora se había ido. Entre en ella, agregue un segundo dedo. Vi que sus ojos se volvieron pesados, los cerró por completo, sus dientes mordieron su labio inferior. Estaba perdiendome en su olor y sus gemidos. Empuje su pecho y tire de sus muslos, obligándola a recostarse contra mi escritorio. Incline mi cabeza y cubrí su coño, succionendola instantáneamente en mi boca. Cualquier pretensión de ser amable se había ido, pero esta niña no quería que lo fuera.
–¡SI¡– gimió.
Mordí el interior de su coño, enviándola de vuelta al escritorio.
–estás pidiendo esto. Te estás burlando de mi para que sea malo– mencioné empujando mi lengua dentro de ella, lo hacía adentro y hacia fuera en un solo ritmo. No me daba cuenta de lo hambriento que realmente había estado por su caño hasta que sentí su sabor en mi lengua. Era rudo y rápido, comiéndola sin piedad. Sus caderas se retorcieron bajo mi agarre, empujando su hinchado coño contra mi cara. Los gemidos brotaron de su boca cuando alcanzó la cima de su orgasmo. Luego la solté y me aparte. –Levántate– le ordené.
Pude ver fuego en sus ojos.
–Quiero su polla, señor Brown– dijo, mi polla se endureció más.
–No me digas señor Brown, dime Abel y tratame de tu– le dije –Si quieres mi polla entonces date la vuelta– le pedí. Cuando lo hizo levante su falda para tener una vista perfecta de su culo firme, su piel era suave como porcelana. Le di unas cuantas nalgadas, la adrenalina se disparó a través de mi mientras la azotaba, cada bofetada marcaba mi Palma en su piel desnuda. Ingresé mis dedos en su trasero. –¿Alguna vez te han jodido aquí?– le pregunté, mientras mi pulgar presionaba contra si agujero, ella se retorció, empujando su trasero hacia mi, lo que me indicaba que me daba la libertad de hacer lo que yo quisiera. Deje caer mi boca y gire mi lengua alrededor de su agujero.
–¡SI!– gimió de placer.
–Tu coño puede tomar mis dedos y mi lengua, pero mi polla va a arruinar tu pequeño coño apretado– le dije, con su agujero lubricado con mi lengua, empuje mi dedo dentro de su culo. Su gemido hizo que mi polla se hinchara, mi pre-semen saturando el interior de su muslo –Cometiste un error al entrar aquí y burlarse de mi ¿Crees que puedes manejar a un hombre como yo?– mormure.
–He estado fantaseando contigo durante mucho tiempo. No tengo miedo de lo que me puedas hacer. Tengo miedo de lo que no harás– respondió ella con mucha seguridad.
Empuje en ese momento mi dedo más profundo.
-Maldita sea, ella no debería querer esto. Ella debería estar asustada- dije mentalmente– Dime que pare– le dije.
Mi polla palpitaba por estar es su culo, en su boca y en su dulce y estrecho coño. Deslice mi dedo, levante la palma de la mano hacia atrás y le di una palmada en el culo. Ella miró hacia atrás, sus ojos en forma de gato mirándome desde debajo de sus espesas pestañas. Ella era tan jodidamente traviesa, sus labios entreabiertos, jadeando como un felino en celo. Tire de mi pulgar hacia atrás y rodee su abertura mientras alineaba mi polla hasta su coño, lo deslice hacia arriba y abajo por su raja cubriendome con su humedad. Un gruñido retumbó en mi pecho mientras se relajaba en la punta de mi polla, mientras cubría mi pulgar y empujando en su culo. Su ronroneo travieso era musica para mis oídos mientras se balanceaba contra mi, tratando de llevarme más profundo. Le di una palmada en el costado del culo mientras mi pulgar abría por completo su estrecho agujero y mi polla la llenaba hasta la empuñadura.
–¡Ahh!– gritó tratando de alejarse de la plenitud de mi polla, pero la jale hacia mi, bloqueándola en su lugar.
–Vas a tomar cada centímetro de mi polla exactamente como quiero que lo hagas. ¿Crees que puedes jugar con los grandes? Pruébalo– pronuncié. Salí y volví a golpearla.
–Mierda, tu polla es tan grande. Me encanta la forma en que me estás castigando– me contesto ella excitada.
Ingrese dentro de ella como loco, mis músculos estaban en llamas, una capa de sudor se acumuló en mi frente. Ella me llevaba más profundo cuando su apretado coño apretaba mi polla. Sus gemidos me llevaban al límite, me acerqué y frote su clítoris, su cuerpo sucumbió a cada uno de mis toques. Los malditos ruidos que hacía alimentaban a la bestia dentro de mi.
–Quiero que supliques. Ruega por mi polla– mencioné sacando mi polla de ella –Ponte de rodillas y ruega por chupármela. Si eres buena niña, te dejaré ver lo dulce que sabes en toda mi polla–
Ella ni siquiera lo dudo. Se deslizó de mi escritorio hasta ponerse de rodillas. Sus ojos sensuales se nublaron ante mi polla reluciente. Su sonrisa era malditamente pecaminosa.
–Por favor, quiero ahogarme con tu...
No deje que hablara más, meti mi polla en su boca, gemi ante el sonido de sus arcadas. Me agarró las pelotas y me las chupo mejor que cualquier mujer de mi edad. Mis manos se deslizaron hacia la parte posterior de su cabeza y empuje hacia adentro y hacia fuera. La saliva goteaba por su bonita barbilla. Estaba tentado a correrme en su boca solo para verla tragar hasta la última gota. Echando mi cabeza hacia atrás, empuje dos veces más, luego salí de su boca, como esperaba, ella gimió de decepción.
–Quitate la camisa, quieto ver tus tetas– ordene, acariciando mi polla mientras ella obedecía.
Levanto su camiseta por encima de su cabeza, la dejó caer al suelo, sus pechos desnudos rebotaron con el movimiento. Me acerqué he hice un circulo con mi pulgar sobre su pezón, ella gimió aún más. La tomé de la cintura y la levanté sobre mi escritorio, separando sus rodillas. Mi polla palpitaba mientras lo conducía hacia su coño hinchado y resbaladizo. La penetre de golpe, mis movimientos en ese momento eran rápidos y profundos ella jadeaba exquisitamente. El golpe de piel con piel resonó en mi oficina. Mis brazos y piernas estaban en llamas. Una gota de sudor se deslizó por un lado de mi cara. Deje que sus manos subieran por mi pecho, rasgando mi camisa. Sus labios se extendieron a lo largo de mis pectorales, hundiendome más en la locura. Quería follarla hasta el olvido.
Robándole la oportunidad de salir de esta habitación. sus ojos se cerraron y su boca se abrió en un grito silencioso mientras se apretaba a mi alrededor, su orgasmo robó mi resolución y me envió al límite.
–Mierda– exclame, mis bolas golpeaban su trasero mientras me perdía, mi polla tenía espasmos. Saque mi polla para bombearla sobre ella, derramando mi semen sobre su estómago y tetas.
Una sonrisa se deslizó por su rostro y bajo la cabeza, admirando mi obra de arte. Ella hizo girar la punta de su dedo índice en mi semen, luego se lo llevó a la boca y lo probó.
–Delicioso– pronunció con lujuria, ella era ardiente.
Di un paso atrás, mientras miraba como se deslizaba fuera de mi escritorio como si no me la hubiera follado duro y sucio.
Ella se inclinó y mi semen aún goteaba entre sus tetas, levantó su camiseta, sin mostrar una pizca de timidez o culpa mientras se la colocaba de nuevo.
La realidad me golpeó en ese momento como en trance de carga, mientras ella se bajaba la falda por sus caderas. Joder, ¿qué acabo de hacer? Luciana todavía estaba disfrutando del resplandor de lo que acabábamos de hacer. Pero mi sangre se enfrió rápidamente, reconociendo mi error. Me apresure y meti mi polla en mi pantalón tratando de averiguar que hacer o decir a continuación.
–No tienes que decir nada, si tu quieres seguir con esto, entonces puede ser nuestro pequeño secreto– pronunció de repente. Quisas había visto arrepentimiento en mi –Piénsalo– agrego saliendo de mi oficina.
‐¿Pero que demonios acababa de pasar?– me pregunté –¿Debería realmente aceptar su propuesta de tener un especie de aventura en secreto? Y si lo acepto ¿Ella podría seguirme el ritmo de mis fantasías oscuras?– mencioné, aunque con lo que acababa de hacer me mostraba que si sería capaz de hacer más que otras mujeres de mi edad. Tendría que pensarlo bien antes de continuar con esto.

ESTÁS LEYENDO
Ardiente Deseo
RomanceSu amor es prohibido, pero la pasión que sienten es difícil de ocultar Sin embargo, ambos no pueden seguir fingiendo, desatando asi: un ardiente Deceo. Pero, ¿ qué pasará cuando todo salga a la luz? Esta historia es de @Evelyn Romero. Pueden encontr...