Abel.
La lleve hasta mi baño y luego gire la bombilla de la ducha. Había emoción mezclada con furia corriendo por mis venas, luego la empujé a mi ducha. ¿Como se atrevió a entrar a mi habitación privada y seducirme?
Ella debería tenerme miedo y de las consecuencias de las acciones que había hecho hace rato en mi oficina, acciones de las que amaba cada maldita parte.
Ella ingresó al agua en el segundo en que abrió sus muslos, ofreciéndome su coño rosado e hinchado.
Fui a ese lugar oscuro dentro de mi cabeza, un lugar al que solo iba cuando estaba en mi club privado. Ella provocaba el sádico en mi.
Me había enojado tanto por su descarado intento por dar en mi debilidad, que casi fui a buscarla para castigarla. Ella pensaba que yo no era malo, pero le probaré que sus palabras no eran ciertas.
Sus labios todavía estaban hinchados y sus pezones estaban duros bajo el agua.
—Vamos a aclarar algunas cosas— comencé hablando, luego ingresé a la ducha, pude ver nerviosismo mientras se mordía el labio inferior —Yo hago las reglas. Yo tomo las decisiones. ¿Quieres ser mi niña traviesa? entonces tienes que escucharme y obedécerme— le dije dándole la vuelta para azotarle el culo, frote mi polla ya dura por su piel.
La empuje contra la pared de la ducha y clave mis dedos en su coño, no dejaba de fantasear con follar su culo. Podría apostar a que gritaria de placer si lo hiciera.
—¡Si!— gimió en el segundo en que mi Palma abierta golpeo su trasero regordete de nuevo. Mi polla se sacudió y estaba tentado de empujarlo por su culo.
—Eres mi sucio secreto, lo que significa que te quedarás callada a menos que te diga que hables— le reproche —¿Te gusta cuando te follo así, niña sucia?— le dije —¿Crees que te voy a dejar entrar a mi cama de nuevo?
—Si, quiero eso— murmuró
Joder, yo también quería eso. He tenido muchos juguetes en mi cama. Mujeres de todas formas, tamaños y edades. Pero ella... Ella era como un regalo especial, una fruta prohibida y ahora iba a arruinar cada parte de ella.
—Apuesto a que sí. Pero tienes que ganarte ese lugar— le dije. Ella abrió la boca para responder, pero le volví a azotar por desobedecer— Niña mala. Desafiarme es un No— dije, su coño estaba empapada. Queria follarla hasta el olvido, pero quería tomarme mi tiempo y disfrutar cada parte de ella primero —Ponte de rodillas que quiero verte chuparme la polla— le ordené.
Luego sentí su boca alrededor de mi polla. Ella era como un ángel llevándome hasta el fondo se su garganta.
Luciana era complaciente, me agarró como un felino hambriento, envolviendo sus labios alrededor de mi punta. No pude evitar meterme en su boca más profundamente haciéndola sentir arcadas.
Joder, ese sonido era musica para mis oídos. Ella me chupo más profundo. Empuje con enojo en su boca, y ella se vio obligada a agarrarse de mi gruesos muslos para mantenerse erguida.
Estaba a punto de soplar su pequeña garganta, pero no estaba listo para que terminara. Así que salí de ella, su mirada estaba nublada por la lujuria, alimentando mi oscuridad.
—Levantate– le pedí. Ella lo hizo de inmediato, y le di vuelta, la penetre de golpe, mi polla dentro de ella se sentía muy bien, la empuje más contra la pared —¿Es esto lo que quieres?– agregue penetrandola con una fuerza brutal.
—¡Si!– gritó con fuerza.
—Estas tan apretada, niña traviesa– exclame —Dime ¿Tu amigo Edwin ha estado dentro de este estrecho coño?– interrogue, los celos instantáneos me hicieron empujar demasiado fuerte, haciéndola gimotear. Ella no respondió agarre su coño y pellizque con fuerza –Respóndeme– le ordené.
–¡No, no lo ha hecho. Solo tu!— contesto.
Esa era la respuesta que quería escuchar.
—Eres mi juguete Luciana ¿Me escuchas?.
–Si– respondió, sus gemidos eran como droga.
—Soy un hombre egoísta, Luciana. Yo no comparto, eres mía o no eres de nadie— le expresé.
—Soy solo tuya, Abel– contesto, el sonido de mi nombre en sus labios era fascinante.
Le azotaba el culo mientras la embestia, mis bolas se tensaron hasta en nivel de dolor. Sus paredes se contrajeron a mi alrededor mientras se desmoronaba.
Un gruñido feroz salió de mis pulmones. Entre en ella dos veces más, luego salí gruñendo.
—De rodillas– le ordené. Cuando lo hizo jale mi polla, mi propio orgasmo me atravesó y vi con completa satisfacción como mi semen pintaba su cara.
Esto apenas comienza, ella no tiene idea de las cosas que le podía hacer.
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Cortito pero bueno☆
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Ardiente Deseo
RomanceSu amor es prohibido, pero la pasión que sienten es difícil de ocultar Sin embargo, ambos no pueden seguir fingiendo, desatando asi: un ardiente Deceo. Pero, ¿ qué pasará cuando todo salga a la luz? Esta historia es de @Evelyn Romero. Pueden encontr...