Capítulo 8

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Luciana.

Estaba en las nubes. Me dolía todo el cuerpo, pero nunca me había sentido mejor. Abel ha sido el hombre más intenso con el que había estado. En fuerza y poder, su boca sucia hacia que me sometiera a todas sus demandas. Era despiadado, violento, indigno en la forma en que me hablaba, Y nunca me había excitado tanto en mi vida. Convertirme en su juguete fue fascinante. Tampoco me importaba si era degradante. Vendería mi alma al diablo por un minuto más con él. Me tenía completamente bajo su hechizo.

Después de que terminamos en la ducha, me follo contra el tocador. Luego me inclino sobre la bañera y me cogio allí. Luego expuso las reglas.

–Si quieres seguir teniendo mi polla debes seguir y jugar mis reglas y para ello debes conocer mi otro mundo, uno que he mantenido oculto de mi hija– Expuso.

Sus palabras me dieron curiosidad.

–¿De que se trata?– quise saber.

–Tengo un negocio extra, se trata de un club privado donde la gente llega a tener sexo o verlo si ese es su gusto– Comenzó hablando, lo cual realmente me sorprendió.

–Entoces es un club de sexo– Dije en voz alta.

–Así es, mi mejor amigo Alexis me ayuda administrarlo, él es mi socio. En ocasiones tengo mucho trabajo en mi despacho de abogado y él también por ser uno de los mejores arquitectos del país, pero ambos buscamos la manera de tener tiempo para el club– Respondio –Dentro de este club mi personalidad es otra, una muy oscura, Luciana. Si tú decides seguir con este sucio secreto entre nosotros debes de estar segura en donde y con quien estás follando. – mencionó –Te preguntaré de nuevo, ¿Estas segura de seguir con esto? – interrogó mientras su pulgar se deslizaba sobre mi labio inferior.

Estaba dispuesta a cualquier cosa por estar con él, mi cuerpo lo deseaba y no me importaba que fantasías oscuras podría tener.

–Estoy completamente segura de seguir– conteste.

Él sonrió con mi respuesta.

–Perfecto. – dijo – Otra cosa, lo del club debe ser un secreto, ¿entendido?

–Tu secreto está a salvo conmigo – le asegure. Estaba completamente agotada, mental y físicamente, pero no podía imaginarme no tener su polla una y otra vez. – No diré una palabra – agregue.

En sus labios se formó una sonrisa pecaminosa.

–Muy bien, te llamaré para vernos, solo debes ser cuidadosa para que Ericka no se entere o sospeche por tus salidas repentinas. – comentó, él tenía razón, la ventaja era que podía escaparme del campus, en cualquier momento, ya que este quedaba a solo treinta minutos, además Ericka y yo solo estábamos juntas en dos clases y esa era otra ventaja para desaparecerme –Bien. Ahora, te sugiero que salgas antes de que mi hija se levante y fingir que has dormido como una niña buena – pidió, solo asentí y me gire para alejarme, sin saber que más decir –Luciana – grito, mire de nuevo habia él –Fuistes una agradable sorpresa. Estoy deseando poseer más de ti – añadió en un tono lujurioso.

Sonreí ante sus palabras, pero por dentro estaba saltando de alegría.

Salí de su habitación justo a tiempo por que Ericka se despertó momentos después. Continuamos nuestro día disfrutando del sol y su gigantesca piscina.

Mi corazón martilleaba en mi pecho cada vez que Abel hacia pequeñas apariciones, preguntándonos si habíamos comido e informándonos que se iría por algún tiempo para trabajar, se fue, dejándome nerviosa y ansiosa por recibir más atención.

Ericka no tenía idea de lo que había pasado entre nosotros. Me sentí una mierda por eso, pero ninguna cantidad de culpa me detendría de perseguir esto. Abel era todo lo que quería y de alguna extraña forma sexual, creo que también era eso para él.

El domingo llegó rápidamente y estamos empacando nuestras cosas para regresar al Campus. No había tenido de nuevo la oportunidad de hablar en privado con él.

La despedida fue fría, sabia que no podía ser de otra manera, debíamos tener distancia y no mostrar lo que nuestros cuerpos sentían.

☆☆☆

La primera mitad de la semana pasó literalmente volando, no había recibido ninguna llamada o mensaje de su parte. Empezaba a dudar de que lo que compartimos no había sido nada más que un acostón.

Quería llamarlo, pero temía que me rechazara, él tenía mi número y yo el suyo desde hace mucho tiempo, siendo mejor amiga de su hija era necesario tener un número adicional para llamar y contactarlo por si se emborrachaba o le pasara algo.

Nuestra clase de psicología termino y Ericka y yo recogimos nuestras cosas. Nos acercábamos a la salida cuando Edwin me hizo una señal.

–Oye, Luciana. ¿Tienes un segundo? – preguntó.

Tuve que detenerme. Lo había evitado un par de días y esperaba hacer lo mismo hoy. Hablar con él me traía de vuelta al comentario de Abel acerca de que yo solo le pertenecía a él.

–Dime, ¿qué pasa? – le pregunté.

Su sonrisa fue genuina, pero no la sonrisa que hacía que mi sangre bombeara de excitación.

–Esperaba que tal vez pudiera hacer realidad esa salida pendiente en algún momento – comentó – Pero me preocupaba que me estuvieras evitando – añadió.

–No claro que no, no te he estado Evitando – le dije con mi mejor sonrisa.

–Genial – contestó feliz – Entoces, ¿quieres tomar una copa o algún café? – preguntó – Podría ser fuera del campus, pero ¿por qué no me das tu número y podemos establecer una hora y lugar más tarde? – interrogó. No me atrevía a hacerlo, pero Ericka me dio un codazo, sin saber que no era una buena idea. Pero la presión de mi amiga hizo que se lo diera. –Bueno... genial. Te llamaré. Debo llegar a mi próxima clase – respondió Edwin, luego se fue.

Luego de salir, recibí un mensaje, en la pantalla se reflejó el nombre "Señor Brown" así lo tenía agendado de una manera formal, era mejor así para evitar sospechas.

Cuendo leí el mensaje tuve que evitar gritar de alegría ya que mi amiga estaba a mi lado. En este decía: Te espero el viernes por la noche en el club, solo dile al guardia que eres Soledad y que vienes a verme, ese es el nombre que he elegido para ti, para no levantar sospechas. Además mis clientes son de un círculo político social muy alto y algunos utilizan un sobrenombre. Esta es la dirección y por favor se puntual.

No pude evitar sentir adrenalina, jamás había estado en un club privado de ese tipo, no pude evitar preguntarme que acciones vería estando ahí, pero sobre todo, que cosas me haría Abel una vez que su bestia se liberará en su lugar favorito.

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Siento la tardanza =)

Ardiente DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora