Mis valijas estaban cerca de mi puerta. Dentro de poco debía irme, él estaría en un avión, esperándome.
Salí por el balcón, buscando relajarme luego de sentir que todo se venía abajo.Vi las noticias, como mi pueblo salió a protestar, gritaban o simplemente expresaban su descontento con la situación. Sabía que no sería fácil de aceptar.
Apoye las manos en el barandal de lo que era La Casa Rosada, si que iba a extrañar mi casa.
-Dios -. Dije cerrando mis ojos -¿Cómo acabe así? -.
Mis manos taparon mis ojos buscando no volver a llorar. Salí hacia la puerta dispuesto a bajar y...
-Justo a tiempo -. Su gran figura estaba de espaldas con su celular, seguramente para llamarme pero al ver que salí solo me vio con una sonrisa. -Debemos irnos -.
-Si... tengo mis cosas aquí no son much- -. Él interrumpió mi habla y con disgusto se dirigió hacía mi.
-¿Perdón?, pero ¿Qué tienes para llevar de relevante? No es como si tuvieras mucho de valor que digamos -.
Aquellas palabras se sintieron como una burla. No podía hacer nada, pero aquellas remeras de mis clubes, fotografías familiares y libros son algo que realmente me alejaría de esta realidad al tenerlos a mi lado, solo quería llevarme algo conmigo, que me recordara quién era si me olvidará.
-Son cosas realmente importantes... me hacen sentir en casa -.
-Pff, no te harán falta, creeme -.
Desvíe la mirada, apreté con fuerza mis labios y la maleta. Insistí. A ver si así podía. Y si, al final se rindió, no porque quisiera, sino porque tenía trabajo y le quitaba tiempo. Tuve que quitar varias cosas ya que le parecían bastante.
Sus guardias llevaron mis cosas y por aquellas escaleras fuimos hasta fuera.
Antes de subir a su auto ví todo, las calles, mi gente y mi hogar, tal vez iba a volver... tal vez.
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-Tengo el culo cuadrado... -. Dije por lo bajo, las horas de viaje me habían destruido, pero ya estábamos en su territorio, salí en busca de aire para respirar y admiré la ciudad de Pekín. Los edificios eran enormes, había pantallas por dónde fuera y gente elegante paseando.
Él agarró mi cintura y lo ví a los ojos.
-Bienvenido a mi país, lindura. -.
Sus labios rozaron los míos y sorprendido intenté apartarme, claramente fallando. Su rostro se acercó a mi oído y su agarre se hizo más fuerte, lastimando aquella parte.
-Espero que te hayas despedido bien porque... nunca más regresarás -.
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𝕁𝕌𝕊𝕋 𝔸 𝕄𝔼𝕄𝕆ℝ𝕐
Historical FictionEl poder lo es todo en este mundo. Tener deudas no es una opción y más siendo una casta tan baja. Argentina, un país omega que fue vendido a una de las mayores potencias, China. Buscar la libertad, sus sueños y una promesa que cumplir no será un c...