Volvimos a su hogar y no quise cenar, sentía un nudo en la garganta pero sabía que era otra cosa aquel sentimiento que me inundaba. Se transformaba en decepción, recuerdos nostálgicos o simplemente irá.
Di un suspiro e inunde mi rostro en la almohada.
-Tan cómodo... -. Dije a lo bajo.
Giré mi rostro y me acomodé mejor en aquellas sábanas. Era increíble mi cuarto, nunca había tenido uno con ventanas altas hasta el techo o con mi propio baño, pero lo que realmente llegaba a disfrutar demasiado era la cama. Carajo. Eso sí que era la cosa más grande y suave del mundo, podía dormir días enteros con sus mantas que siempre estaban recién lavadas o los cómodos almohadones que tenía.
Sonreí y cerré los ojos, era la única cosa que últimamente me gustaba hacer allí, la única posibilidad de escapar era durmiendo. La oscuridad se apoderaba de la habitación y comenzó a llover. Unos truenos y las gotas chocaban contra el vidrio haciendo más relajante el momento, me deje llevar por mi sueño, comenzó a relajar mi cuerpo y...
Un calor en mi espalda y el colchón moviéndose me puso en alerta. Abrí mis ojos y ahí estaba, como siempre, a mi lado. ¿Cuándo llegó?, no tenía idea, debí sentir la puerta o sus pasos pero al parecer estaba más concentrado en mí.
-Desde... qué... ¿Cuándo llegaste ahí? -. Tartamudee del miedo. Aún no nos conocíamos del todo, él sabía que no lo quería, es más, lo odiaba. Pero ahí estaba viéndome apoyado en su brazo. Sentí mi cuerpo tensarse al verlo, la única luz eran los truenos de aquella noche lluviosa de verano.
-A mi padre no le gustaba que hiciera ruido, aprendí por las malas -. Su voz era profunda en la habitación. Cada palabra, bien elegida y dicha con fuerza, como si nadie pudiera corregir o cambiarla. Era China, ¿Qué esperaba?
Suspiré y lo ví, nuestras miradas en una cálida noche se encontraron, sentí un frío recorrer mi cuerpo y volví a girarme y cerrar mis ojos.
-Estoy cansado -.
-Yo no -.
Su mano acariciaba mi pierna sobre la fina sábana de verano. Sentí sus frías manos atravesar y llegar a mi piel. Me achique en mi lugar.
-Mañana... ahora no -.
No lo ví, pero sentí su mirada en mi cuerpo.
Paro de tocarme y se calló, dejando un silencio dónde la lluvia y los truenos se oyeran por la habitación.Sentí la cama más liviana y una puerta abrirse. Te obedeció. Pensé. No, era imposible que me hiciera caso y me confíe tanto que cerré de vuelta los ojos, creyendo que no volvería, pero... nunca debes ignorar tu intuición.
La puerta se abrió y cerró rápidamente, me levanté de golpe notando su presencia, un trueno sonó y lo pude ver, tenía algo en la mano.
Me asusté, me iba a golpear, algo iba hacerme. Le grité que se alejara, que no me tocará pero se fue a la esquina del colchón hasta donde estaba y tiró de mi pie hacia él. Lo pateé e intenté llegar hasta la parte contraria de la cama y lo escuché gruñir, lo había enojado, de forma más violenta tiro otra vez de mi tobillo y sentí un peso encima en mi espalda. Otro trueno sonó y observé sobre mi hombro el hombre encima mío, levantó su mano en la oscuridad y mi unas tiras largas con una bola en el medio, cerré los ojos esperando un golpe y... solo rió.-Jajaja... -. Pasó su mano por su cara, secando sus lágrimas de la risa. -No pensé que fueras tan miedoso, espera, ¿Cómo lo dices tú?, ¿Cagón? Jajaja -.
Tiró mis cabellos hacia atrás levantando mi rostro hasta él, encorvado mi espalda. Una de mis manos iba hasta su brazo, pidiendo que me soltará y la otra buscaba equilibrio en aquella posición. Puso aquel objeto en mi boca y un gemido se escapó al sentir el tirón del cuero en mi rostro hasta detrás de mi cabeza.
Me preguntaba si siempre fue así de bruto.
»»————- ————-««
ESTÁS LEYENDO
𝕁𝕌𝕊𝕋 𝔸 𝕄𝔼𝕄𝕆ℝ𝕐
Historical FictionEl poder lo es todo en este mundo. Tener deudas no es una opción y más siendo una casta tan baja. Argentina, un país omega que fue vendido a una de las mayores potencias, China. Buscar la libertad, sus sueños y una promesa que cumplir no será un c...