-¿Y si vemos mejor una peli? -. Dije en un tono desesperado mientras alejaba sus toqueteos.
Cualquier excusa servía, con que no me toquen aquellas manos suyas haría lo que fuera.
Estaba encima mío invadiendo con sus feromonas mi cuerpo entero, en su ciclo parecía más salvaje, fuerte y miedoso. ¿Cuánto tiempo llevaba haciendo esto? Decir cualquier estupidez para salvarme. Sirvieron en los primeros días pero ahora sentía que él no aguantaría.-Arge -. Dijo en tono grave, refregando nuestros miembros y esparciendo besos por mi cuello. El calor subía y mi vista se nublaba. -No... -.
Se detuvo por un instante, pude alejarlo un poco mirando su rostro, aquellos cabellos y ojos negros como la noche misma, su delicada piel y antes de que pudiera preguntar algo, de un movimiento brusco me puso de espaldas, aplastando mi cabeza contra la cama, sus manos, una fuerza increíble... increíblemente bruta. Forcejee, palmando su brazo para que me dejara respirar pero su agarre se incrementó, escuché un gruñido, entendí que no lo dejaba desvestirse rápido. Sentía que me desmayaba, me faltaba el aire, el calor subía y sus feromonas me aturdían. Cerré los ojos, si así fuera a partir de ahora, debía acostumbrarme.-¿Qué crees que haces? -.
Una risa salió de sus labios mientras agarro bruscamente mis cabellos tirando hacia arriba, levantando mi cabeza. Se acercó para verme, ver cómo tomaba bocanadas de aire desesperadas y rápidas. Sentí mis sentidos volver y luego me di cuenta del dolor que me provocaba.
-Aún no hemos empezado, no puedes desmayarte tan rápido -.
-Suéltame -. Apreté mis labios conteniendo un gemido. Su mano se deslizó, tocando mi cuerpo. Un calor inundaba mi ser y sentí la primera estocada. Impulsivamente intenté alejarme pero me agarró de ambas manos y me aprisionó con su cuerpo.
-No, claro que no te soltaré, me saliste caro solecito -. Una sonrisa dibujó su rostro y de forma lenta continuó. -Debo aprovecharte al máximo -.
Cada palabra era un asco. No podía pensar, me deje llevar por el único sentido que actuaba, placer.
-Bien... buen muchacho -.
Aquella noche no se detuvo hasta quedar satisfecho. Éramos solo los dos, con la luna llena y nuestros gemidos. Mi cabeza no funcionaba... y mis caderas tampoco.
Esto será así, me decía, debes acostumbrarte...
¡No! ¡No! Y ¡No!
Mi madre estaría de brazos cruzados mientras negaba con la cabeza, seguramente preguntándose qué hizo mal. No... claro que no. No me iba a dejar. Había que marcar el territorio... aunque él ya lo hizo.
Recuerdo que casi me desmayo al ver la marca en mi cuello. Mierda, pensé, ya cagué.
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𝕁𝕌𝕊𝕋 𝔸 𝕄𝔼𝕄𝕆ℝ𝕐
Historical FictionEl poder lo es todo en este mundo. Tener deudas no es una opción y más siendo una casta tan baja. Argentina, un país omega que fue vendido a una de las mayores potencias, China. Buscar la libertad, sus sueños y una promesa que cumplir no será un c...