Momo Yaoyorozu perdió su casa, su Familia, su Honor y su apellido. Desesperación, miedo y tristeza la azotaron con tanta fuerza que cuando terminó de asimilarlo ya era demasiado tarde.
Al perderlo todo o al menos gran parte de su vida, se undió en u...
Departamento de la familia Midoriya... Sábado 4 de Noviembre, 8:56 AM
La mañana había comenzado de manera tranquila y con ello podemos ver como la puerta principal en el departamento de la familia Midoriya comenzaba a abrirse lentamente, permitiendo el acceso a un pequeño grupo de siluetas femeninas, tres para ser exactos.
La primera silueta se retiró sus zapatos y se puso unas pantuflas para después ingresar rápidamente a la sala de estar, donde tomó asiento en uno de los sillones, acto seguido tomó el control remoto y encendió el televisor, para comenzar a ver algunas series animadas.
- Eri-chan ¿Le pediste a Mamá Inko permiso para ver su televisor? –Preguntó una voz joven y femenina, mientras que la atención caía en una niña de cabellera plateada atada en una coleta. Su ropa constaba de un suéter marrón algo grande que le funcionaba como vestido, llevaba puestas unas medias negras y unas pantuflas de Gatito.
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- No pasa nada querida, déjala ver la televisión –Mencionó una voz femenina que provenía de una segunda silueta, su tono de voz era un tanto más maduro, esta demostraba felicidad pero al mismo tiempo un poco de cansancio. Ahora nos podemos enfocar en una adorable mujer de corta estatura y cuerpo rellenito, la cual tenía una cabellera verde con algunas canas y unas arrugas apenas perceptibles, dejándose ver que estaba entrando en una nueva etapa. Su ropa constaba de un suéter vino que delineaba su redonda figura, el cual complementaba con una falda de color blanco.
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- Gracias Mamá Inko –Dijo la niña con una sonrisa, mientras que la tercera silueta femenina dirigía su atención al pasillo que daba acceso a las habitaciones, fue cuando pudo ver como una de las puertas estaba mal cerrada.
- Querida ¿Podrías ir a ver si mi hijo ya regresó al mundo de los vivos? –Preguntó curiosa la mujer, la cual comenzaba a llenar la cafetera de agua, para comenzar el día con un buen café.
- Claro Mamá –Respondió la joven caminando en dirección a dicha habitación.
Ahora mismo nos encontramos dentro de una recamara algo oscura, las persianas estaban cerradas evitando que los rayos de sol iluminaran por completo el interior de la habitación.
