Pensando bien que palabras decir, abrió la puerta del cuarto de la menor
—Asha...— habló casi como un susurro.
Vio a su hija sentarse a la orilla de la cama con una mirada vacía e inexpresiva pero que al mismo tiempo denotaba tristeza. Suspiró profundo y fue a sentarse a un lado suyo.
—Lo siento mamá...— expresó Asha con pesar.
—No es conmigo con quien te tienes que disculpar.
—¡Lo sé, lo sé!— se apresuró a decir yendo a sentarse en el asiento de su ventana —No sé que me pasó es solo-
—Los deseos.— interrumpió la mayor —Quieres tener los deseos.
No se veía sorprendida, más bien decepcionada.
Asha pudo verlo en su expresión, solo se limitó a evadir la mirada.
—Asha, la magia es algo con lo que no se juega,— explicó con la voz calmada, a diferencia de hace una hora y se sentó a su lado — no es algo que solo puedes tener y ya. Por favor, no me digas que expresaste ese sentimiento con el rey.
Asha juntó los dientes y desvió la mirada mientras juntaba las manos.
—¡Ay dios mio! ¡ASHA!
—¡Solo se me salió un comentario de que era lo único que importaban!
—¡PUES SOLO ESO!— echó su cabello hacia atrás, respiró profundo y bajó la voz —Asha,— tomó el mentón de la menor y la miró a los ojos —¿Si sabes del rumor sobre los aprendices descartados?
Asha negó con la cabeza.
—El rey siempre dice que cuando algún aprendiz mete la pata de una forma increíblemente tonta lo destierra, a ellos solos. El problema es que nunca se han visto a ningún barco zarpar. Se dice que el rey se enoja tanto con los aprendices que los condena a vivir en el calabozo de por vida, dejándolos en condiciones tan deplorables y torturándolos de una forma horrible cambiando sus articulaciones y volviéndolos unos horribles monstruos oscuros que solo sirven para servir a alguien. Les extirpa la capacidad de pensar por ellos mismos o si quiera tratar de escapar.
La joven estaba en shock por lo antes contada, consternada y confundida. Recordando inmediatamente como el rey la hizo sentirse amenazada mientras cerraba toda las ventanas, como la habitación se tornó de color rojo.
—Pero- —salió de sus recuerdos, tenía que saber de donde sacaban eso —¿Cómo saben eso?
—Varios trabajadores del castillo han llegado a mencionar que tienen sumamente prohibido bajar hacia el calabozo, y los que se han acercado han dicho que juran oír gritos de agonía además de percibir un horrible olor a putrefacción. Una vez alguien se atrevió a abrir la puerta, llegando a ver criaturas pequeñas y oscuras agonizando de dolor. A ese guardia nunca más se le volvió a ver pero pudo alcanzar a contarle a varios de sus compañeros, los cuales se encargaron de esparcir el rumor a voces.
Asha se quedó helada por un rato. Acaba de caer en cuenta de lo afortunada que había sido al salir con viva de la habitación donde todo sucedió... Intentó controlar su forma de actuar pero sus manos empezaron a darle comezón por lo que empezó a sobarles de una manera discreta, aunque no fue ignorado por su madre, la cual acercó sus manos a las suyas y las tomó para resguardarlas en las suyas.
Asha la miró con ojos inquietos pero su madre solo continuaba mirando sus manos, recordando cuando una vez las miró tan pequeñas. La primera vez que las vio tan indefensas y necesitadas de cariño.
—Con eso solo me alegra tenerte ahora con vida...— confensó, haciendo que el corazón frio de Asha se llenara del cálido amor maternal que nunca le había faltado, teniendo la necesidad de recostarse en su hombro —Sabes que es lo único que me importa... que sigas con vida...
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Estrella del Atardecer
FanfikcePor una ligera confusión, cuando Asha pide un deseo tan poderoso es respondido por una entidad cósmica, la primera estrella que surge cuando el atardecer llega que esta dispuesta a confiar ciegamente en su nueva amiga. Dispuestos a enfrentar a un la...