02. La aprendiz del rey

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Toda su cara le era conocida, y más esa mirada genuina...

Era idéntica a su madre...

Tomó una bocanada de aire y suspiró, tranquilizó sus nervios y regresó su mirada honesta frente a la menor.

—El rey te está esperando, Asha.

El cambio de actitud de la reina confundió a los menores ahí presentes pero obviamente no podían demostrárselo, sobre todo Asha que prefirió ignorarlo a ojos de la reina pero guardándolo para sus adentros.

—¿Ahora? ¿Llegué tarde?— preguntó mostrando preocupación cuando en realidad seguía confundida por su actitud.

—No, solo que la entrevista...— en eso un hombre abrió la puerta llorando y gritando que nunca tendría el puesto, parecía estar destrozado. La reina solo lo ignoró —terminó antes. Ven conmigo.— empezó a avanzar poco a poco dejando a Asha espacio para respirar.

—¡Oh, okey!— respondió con una sonrisa —¡Estoy lista!— se volteó hacia Dahlia cambiando su expresión a una preocupada —Todavía no estoy lista.— susurró.

—Estarás bien,— completó con calma —solo no toques nada, no olvides la reverencia, y dile que lo amo— lo último lo dijo demasiado rápido, aunque Asha si logró entenderla causándole nauseas de nuevo.

—¿Qué?

—Es broma, ¡Eso no se lo digas!— reafirmó seria.

Asha sonrió y cruzando los dedos se alejó de sus amigos para empezar a seguir a la reina, ignorando el comentario de Gabo y su mala actitud.

Ponía atención a cada una de las indicaciones de la reina. Realmente quería ese puesto y planeaba obtenerlo a cualquier costo.

—El aprendiz debe saber encender el fuego porque al rey le gusta su té caliente, también le gusta hablar, y muuuchooo— alargó y recalcó esa palabra rodando los ojos.

—Soy muy buena escuchando.— comentó entusiasta.

—Algunos objetos te parecerán extraños pero por que un hechicero necesita lo que necesita es algo que no te concierne.

—Entiendo.— comentó apartando los ojos.

—Y lo más importante: No esperes ver los deseo, ni preguntes.

—Si majestad.

Llegaron a la puerta y frenaron un momento, la reina se dio la vuelta hacia Asha, observando de nuevo cada detalle sobre ella, no cabía duda que era una replica exacta de sus padres.

—Quiero que sepas que cuentas con mi apoyo, Asha.— mencionó tomando desprevenida a la menor.

—¿De verdad?— preguntó ocultando su alegría, la reina asintió, "Puedo usarlo a mi favor", sacudió su cabeza —Gracias, majestad... pero...— acarició su cabello con confusión —¿por qué?

—Porque veo como cuidas de otras personas, se ve que de verdad amas a este reino... y a su gente.

Su expresión se enfrió un poco al escucha lo último, pero volvió a comportarse como tal.

—Pues si,— sonó evasiva —los amó.

Inclinó un poco la cabeza observando ese brillo peculiar en la menor, sonriendo más al notarlo.

—¿Sabes? Te pareces mucho a tu madre...— mencionó, Asha no se confundió, su madre le contó que los reyes fueron invitados de honor a su boda pero evitó cruzar palabra nuevamente después de que su padre falleciera, aunque nunca supo porque —tu generosidad, tu amor por las personas...— vio como su expresión se apagaba nuevamente —pero, tienes la mirada y la iniciativa de tu padre...— Asha nuevamente volvió a sonreír —¿Aaron, cierto?

Estrella del AtardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora