3. Hombre lobo.

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Severus al día siguiente se encontró con la Ravenclaw, quien lo esperaba a la orilla del lago.

-Hola Grace, ¿Querías hablar? -Sev fue dulce, fuera o no una mentira su trato, él la consideraba una buena amiga. Dudaba de ella por las tontas palabras de Pettigrew pero ella había estado junto a él desde el inicio del año escolar, no podía ser por una apuesta.

-Sí... -Parecía nerviosa, -¿Es un bonito día cierto?

-Sí... -La miró extrañado. Ella soltó el aire que parecía retener.

-Seré directa, se que no te gustan los rodeos. -Él asintió. Ella continuó. -Hoy es mi cumpleaños y... Quisiera que me des un regalo. -Aclaró nerviosa: -¡No es nada costoso! De hecho es... Es una tontería, mejor olvídalo. -Se desanimó.

-Primero, ¡Feliz cumpleaños! Segundo, un deseo no es una tontería, no me importaría cumplirlo si está a mi alcance, tercero, no se cumplen años todos los días. -Ante sus palabras, ella se puso roja.

-Yo... Me gustaría que me regales... Un beso. -Aunque lo intentó, no pudo terminar la oración viéndole a la cara.

Severus se quedó de piedra, ¿Un beso? ¿Grace quería un beso de él? Eso no se lo esperaba. Estaba encantado, pero su emoción se esfumó tan rápido como llegó cuando recordó a Black. Si tan solo no se lo hubiese topado ayer, su primer beso pudo haber sido la bella chica frente a él.

Estaba enojado, pero Grace no tenía la culpa.

Tomó las mejillas de la chica levantando su rostro, conectaron una mirada, él dulce y ella llena de sentimientos, y tomando su valor y lo que logró aprender de Black ayer, juntó sus labios con los de ella.

Moviéndose delicado le quiso expresar el cariño que le tenía, pero el recuerdo de Black le inundó. Ésto no se parecía al roce de él, no sabía igual y no le ofrecía la misma satisfacción. Se recriminó por compararla inconscientemente con Black, pero no podía evitarlo, él fue su primer beso.

Severus deseaba éste contacto, pero no fue lo que esperaba; quizá Black dejó la vara muy alta, o quizá se debía al revoltijo de emociones y sentimientos que cargaba.

Sentía lo que Grace le ofrecía en ese beso, y recibía más de lo que daba. Ella expresaba un cariño puro, pero no lo podía corresponder. Hasta que las palabras de Black llegaron a su mente y entendió por qué no podía hacerlo. Él no deseaba verlos juntos, y no podía ir en contra de sus deseos.

Cuando se separaron, los ojos de la Ravenclaw desprendían felicidad, los de el Slytherin ternura.

-¡Feliz cumpleaños, Grace! -Le susurró confidente, quitó un mechón de su sonrojado rostro y lo colocó tras su oreja.

-¡Gracias Severus! -Le respondió en el mismo tono.

Caminaron de regreso al castillo, él la dejó en su clase y se fue a la suya.

El resto del día no pudo volver a verla.

–Irás conmigo a mi casa en pascua, –Le dijo Sirius a Severus en un salón desocupado, después de la comida.

–Pero las vacaciones empiezan mañana.

–Te recomiendo que entonces corras a la lechuzería a avisarle a tu familia que te invitaron a pasar las vacaciones en la casa de un amigo. –Sirius no le estaba pidiendo, le estaba ordenando. –Ya mi familia aceptó y te está esperando ansiosamente.

–Black, no quiero... –Severus no pudo terminar porque fue interrumpido por Black.

–No me importa lo que quieras, bebé. Tu me vas a obedecer. –Sirius estaba molesto.

Solo un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora