7. Mentiroso.

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Severus sacó su teléfono y esperó la llamada de su tío, a los cinco minutos sonó el aparato. Su tío le dijo que lo iría a buscar y lo dejaría con sus padres, en la noche volvería por él y entonces pasarían todas las vacaciones juntos. A Sev no le gustó mucho la idea pero no podía hacer nada al respecto.

Había subido la capucha del suéter que llevaba y el cabello también le ayudaba a cubrir su rostro. Como sus senos eran pequeños, no se notaban debajo de su ropa grande, tampoco las pequeñas curvas.

Fácilmente podía pasar por un chico emo.

Tuvo suerte de que en el colegio sus amigos respetaran que estaba junto a los merodeadores y no se acercaran.

Cuando su tío le avisó que estaba afuera esperando, tomó aire profundamente y salió a su encuentro.

Su voz también había cambiado, era un poco más aguda. Tuvo que tomar previsiones y escribirle a su tío por mensajes, diciendo que no le podría hablar porque le dolía muchísimo la garganta y tenía inflamadas las cuerdas bucales y las amígdalas.

Su tío cuando lo vió lo abrazó con fuerza, trató de ver su rostro, pero el menor no lo dejó; respetando su espacio, lo hizo pasar al auto. Sev se montó y volteó el rostro hacia la ventana haciendo ademán de dormir.

-Tobi, -Comenzó el mayor. -Si quieres, puedes descansar, te despertaré cuando lleguemos a tu casa.

Sev asintió. Fue el viaje más silencioso que había tenido con su tío. Se sentía miserable, ¿cómo le explicaba a su madre que ahora era una chica por tiempo indefinido, peor aún, a su padre?

¿Y su tío? ¿Él lo odiaría tanto como lo hace su padre? No quería arriesgarse a descubrirlo, no se creía capaz de soportar saber que era una desilusión para él también.

El llamado de su tío lo trajo a la realidad con un respingo.

-Tobi, ya llegamos. -Le dijo Gregor.

Severus sentía la boca seca con solo ver la puerta de su casa, rogaba internamente porque estuviera vacía.

Su tío bajó su equipaje y luego él se dignó a salir del auto. Abrió la puerta, su tío metió el equipaje y se despidió hasta la noche.

Sev solo asintió.

Cuando cerró la puerta, se halló solo. Aún así, subió despacio las escaleras y tenía cuidado hasta de respirar fuerte. El uniforme que tenía en la maleta era el mismo que se llevaría el año siguiente a clases. Tomó la ropa que usaría en las vacaciones y la metió en un bolso, la maleta del colegio la encogió para guardarla también allí.

Se sentó en el borde de la cama y no se movió hasta que escuchó la puerta de la entrada y las risas provenientes de sus padres.

Estaban de buen humor y el se los arruinaría con su apariencia.

Comenzó a temblar, ya se imaginaba lo que dirían al verlo así.

-¡Severus! -Escuchó a su padre gritar su nombre un largo rato después. No quería bajar.

Se levantó y vió la hora, eran las siete y media de la tarde.

Su cuerpo no había dejado de temblar y así abrió la puerta de su habitación y bajó las escaleras.

-¿Estás listo para irte con tu tío? -Preguntó su madre.

Él asintió.

-¿Por qué estás vestido así, ya te da pena mostrar tu rostro? -Su papá fue quien habló esta vez.

El chico volvió a asentir. Estaba nervioso.

Eileen y Tobías se vieron entre ellos.

-Descubrete la cara Severus. -Habló su padre.

Solo un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora