Solo un beso

8. Soledad.

Severus se levantó más temprano que de costumbre el día que debía volver a Hogwarts, esa noche durmió menos.

De frente al espejo se mentalizó: éste año debía complacer en todo a los merodeadores, no debe protestar aunque le desagrade algo, debe decir todo lo que ellos desean oír, tendrá que fingir tranquilidad a su lado y que es felíz, que ha superado todo lo sucedido en la sala de los menesteres..., hacerles creer a todo el mundo que realmente los ama. Aunque no estuviese muy lejos de la realidad y se odiase por ello.

Bajó, desayunó con su tío, se fué a la estación, se encontró con los merodeadores, se despidió de su tío y se perdió con los chicos en el andén nueve y tres cuartos.

En el expreso, Peter no dejaba de ver a Sev y reírse bajito. Hasta que soltó un comentario que hizo molestar a sus tres amigos.

-Cuervito, ¿cómo crees que sería un hijo tuyo si hubieses sido mujer?

La primera reacción de Severus fue tensarse, ¿acaso Peter sabía algo? No, no era posible, nadie escuchó la conversación que tuvo aquel día con las tres mujeres.

Una vez que se calmó, frunció el ceño en señal de molestia consigo mismo, fue una aberración haber estado embarazada.

En ningún momento apartó la mirada de la ventana. Se quedó pensando. Lo más seguro es que esa criatura fue engendrada el mismo día que abusaron de él, ya sea durante ese acto, o durante el siguiente, cuando lo tuvo que aceptar. Sea cual sea el momento, lo importante es que no hubiese sido deseado.

Con todo lo que hicieron ese día ni siquiera tenía la seguridad de que el feto se formaría sano. Además, él no es una mujer, no podía realmente dejarlo nacer, era obvio que la poción perdería efecto en algún momento y él volvería a la normalidad, era obvio que esa criatura no tenía futuro.

De todas formas..., fue mujer por un mes, lo tuvo en su vientre, ¿tenía que sentir pesar de haberlo perdido, tenía que sentirse mal por pensar tan fríamente sobre el asunto? No lo sabía, no entendía si estaba bien o mal, no sabía si debía sentir al menos un mínimo de instinto maternal. Severus estaba demasiado confundido, solo se podía sentir...

-Como un monstruo. -Fue lo que pensó, sin darse cuenta que también lo dijo en voz alta.

-Cuervito, -Peter llamó su atención. -¿Estás diciendo que los hijos de James, Sirius y Remus, serían monstruos?

Severus se asustó, abrió los ojos con terror.

-¡No! ¡No, yo no dije eso! -Severus veía a los otros tres buscando que le creyeran. ¡No me atrevería ni a pensar algo así! ¡Sus hijos seguramente saldrán hermosos!

-¿Entonces por qué dijiste "como un monstruo"? -Peter metía cizaña.

-¡No estaba pensando en ellos! Pensaba en..., -se le aguaron los ojos, se estaba humillando de nuevo. -Pensaba en mí.

-¡Ah! Bueno, razón no te falta. -Terminó Peter con una sonrisa.

Severus bajó la vista. No se fijó que a sus novios les molestaron las palabras de Peter.

Severus llevó su mano derecha al antebrazo contrario, buscando seguridad de manera inconsciente.

Metió la mano debajo de las mangas y se rascó en el mismo sitio por un largo rato, con fuerza y de forma constante.

Fue detenido por Remus a su lado, cuando éste sintió un olor a sangre. En seguida le subió la manga y vieron los rasguños que se acababa de hacer y el enorme rosetón que tenía alrededor.

-Me picó un mosquito. -Se defendió Sev ante la mirada de los tres.

-Trata de no rascar tan fuerte, mi ángel, te vas a lastimar.